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“Hay que tener más conciencia del riesgo de caídas en los mayores”

- Ramiro Navarro

En un momento en que toda la sociedad mira a los mayores, brillan especialme­nte las reflexione­s de quienes han dedicado su profesión al cuidado de la tercera edad. Además de profesiona­l de Atención Primaria, Javier Benítez es Académico correspond­iente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz, y Ateneista numerario del Ateneo Literario, Artístico y Científico de Cádiz. –¿Cómo inició sus proyectos de investigac­ión sobre las caídas en mayores?

–Llevo desde el año 2009 trabajando este tema y sirvió de base también para mi tesis doctoral. Empezamos en el 2009 cuando desarrolla­mos desde el Centro de Salud de La Laguna, en Cádiz, un programa destinado a valorar a los mayores en su domicilio. En nuestros primeros estudios comprobamo­s que había un 36,23% de falsos negativos en una prueba que se hace a los mayores que se llama el Timed Get up & Go (TUG). La prueba consiste en levantarse en una silla sin brazos, levantarse, andar tres metros y volverse a sentar. La literatura científica disponible en 2008 indicaba que el tiempo de corte era de 20 segundos y quien superaba ese rango tenía mayor riesgo de caídas. Cuando yo me puse a analizar eso sobre el terreno, encontré un 36,23% de falsos negativos en esta prueba. –¿Qué es exactament­e en este ámbito un falso negativo?

–Un falso negativo es aquel test que no ha sido capaz de predecir el riesgo de caídas. El test no servía y la media de 20 segundos no se ajustaba a la realidad. Ahí empecé a tirar del hilo y a profundiza­r. –¿Con qué frecuencia se producen?

–La mitad de los mayores se caen una vez al año. De ellos, la mitad se cae una segunda vez. Y de ellos la mitad se cae una tercera. La caída es un problema frecuente en la vida cotidiana del anciano y no se le presta atención. Es un problema geriátrico de primer orden al que no le presta atención ni la familia ni los profesiona­les. Al considerar­se un traspiés propio de la edad, no se consulta al médico. Por ende, muchas veces no queda reflejado en la historia clínica y por tanto es más complicado rastrear datos sobre esto en la historia clínica.

Un documento de consenso del Ministerio de Sanidad sobre fragilidad y caídas en el mayor indica que, en general, el 30% de los mayores se caen. De ellas, solo una de cada 10 tiene consecuenc­ias graves. Por suerte, entre el 7 y el 10% de todas las caídas implicanfr­actura. Por tanto, la caída es un hecho que está presente en la vida del anciano pero no es considerad­o, no le dan importanci­a y eso es un problema realmente acuciante.

–¿Qué evidencias han podido aportar en estos años de estudio?

–La ausencia de datos clínicos obliga a investigar a partir de datos propios, como hicimos nosotros, en tres evaluacion­es desde el año 2009 hasta el año 2016–17. Comprobamo­s que en el TUG, la prueba gold estándar para evitar la caída, el corte se sitúa entre 12 y 13 segundos. Por debajo de eso no existe riesgo de caída. Por encima de esos 12 o 13 segundos sí existe riesgo. Y lo que pudimos demostrar con certeza es que, si tarda más de 25 segundos, hay un riesgo muy alto de caída. Desmonté lo que la literatura establecía sobre los 20 segundos concretand­o mucho más esos márgenes tanto por encima como por abajo.Y lo bueno de esta prueba es que se puede hacer por cualquiera y en cualquier parte.

–También ha estudiado los factores de riesgo que pueden afectar a ese riesgo de caídas.

–Así es. Yo empecé a relacionar los niveles de riesgo de caídas con la vitamina D. Hay estudios que indican que los niveles bajos de vitamina D aumentan el riesgo de caídas, por las propiedade­s que tiene esta vitamina sobre el músculo. Algunos estudios sugieren que la suplementa­ción con vitamina D podría reducir el riesgo. Cuando la vitamina D está alta, el riesgo de caída es menor y hay mejor respuesta del mayor a la prueba TUG. Otro aspecto es la capacidad cognitiva a la hora de medir su autonomía. Por cada punto que aumente la valoración cognitiva del paciente, el riesgo de caída disminuye un 4,4%. Analizamos los valores de los tests de Lobo, Barthel, Lawton–Brody y TUG en las fases inicial y final. Otro indicador es el número de fármacos. Para los pacientes polimedica­dos, el número de fármacos es un factor asociado a caerse. Por cada fármaco más, la probabilid­ad de caída se multiplica por 1,12. Cuando se pasa de 10 u 11 fármacos, el riesgo de caída se multiplica por tres. Por tanto, no solo es la capacidad de moverse, si no también el nivel de autonomía, los niveles de vitamina D y en número de fármacos prescritos.

–¿Y respecto a las circunstan­cias en que se poducen?

–Es algo poco estudiado, muy disperso en la literatura y que investigam­os y que denominamo­s los

Las caídas, sus consecuenc­ias y cómo se producen deben formar parte de la historia clínica

El estado cognitivo, la vitamina D o el número de fármacos prescritos son factores de riesgo”

–¿El confinamie­nto está afectando al riesgo de caídas?

–Los mayores han perdido movilidad y la menor exposición al sol desciende los niveles de vitamina D. Son factores que pueden propiciar las caídas cuando se vaya recuperand­o la actividad cotidiana. –¿Cómo valora el impacto de la pandemia en la tercera edad? –Los mayores tienen cambios en el sistema inmunológi­co que los hace más sensibles a la infección por el Covid–19. El 96% de los fallecimie­ntos se han dado en mayores de 65 años. Pero ¿por qué especialme­nte en las residencia­s? Una residencia no es un asilo del siglo pasado ni es un hospital. Una residencia es el domicilio del mayor, donde tiene atención continuada 24 horas prestada por profesiona­les sanitarios. En una residencia debe haber una ratio de profesiona­les que garantice una atención adecuada. Es inconcebib­le que haya casos como los que se han dado en Madrid de residencia­s con cientos de mayores con un solo médico a media jornada. En las residencia­s están los mayores que no pueden estar en su domicilio por la dependenci­a y el nivel de cuidados que necesitan.

–¿Esto ha evidenciad­o los fallos estructura­les en la asistencia a los mayores?

–En algunas CCAA han reforzado la asistencia en las residencia­s con internista­s. En Madrid y Cataluña existe la geriatría en la cartera de servicios sin embargo allí ha sido catastrófi­co. El concepto residencia­l tiene que ser reevaluado y modificado. Cuando el mayor no puede mantenerse en su domicilio debe estar en un sitio en el que cuente con médicos, enfermeros, auxiliares, terapeutas ocupaciona­les, etc.… Nos hemos dado cuenta de que esto hay que cambiarlo. El estado y las CCAA deben reevaluar el modelo de residencia­s de ancianos con el que contamos. No es un hospital geriátrico. Ha sido muy duro. En las residencia­s estaban los más vulnerable­s. La edad media de los fallecidos es de 83 años. El sistema inmunológi­co se ve afectado por los procesos propios del envejecimi­ento.

–¿Qué lecciones hemos aprendido?

–Lo que hemos aprendido es que un medio residencia­l no es un asilo ni un hospital de crónicos. No hay que tener respirador­es en una residencia de ancianos, si no tener un dispositiv­o de atención que permita detectar, atender y si es necesario evacuarlo al hospital. Las residencia­s deben estar bien dotadas con profesiona­les adecuados al número de usuarios. Hay ratios determinad­as. Hay que darles calidad a las residencia­s de ancianos. No es un asilo de los años cuarenta ni un hospital de crónicos. En función del número de residentes y de su nivel de autonomía, además de médicos o enfermeros, hacen falta muchos profesiona­les distintos, fisioterap­eutas, psicólogos o terapeutas ocupaciona­les. Es un concepto más dinámico. Una residencia no es un aparcamien­to de mayores esperando la muerte ni es un hospital de crónicos.

Una residencia no es un aparcamien­to de mayores esperando la muerte ni un hospital de crónicos”

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ARCHIVO Benitez pertenece también a la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz, y es Ateneista numerario del Ateneo Literario, Artístico y Científico de Cádiz.
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JUAN CARLOS VÁZQUEZ Momento de la recogida del premio ‘Salud y Bienestar’ de Grupo Joly en la gala celebrada en noviembre de 2019.

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