El guía es Carlos Fernández en un pujante Granada
Timor adelantó en el primer tiempo a un Getafe muy serio, pero en el último cuarto del choque emergió la figura de Carlos Fernández para liderar con un gol y otro en colaboración con Djené a un buen Granada.
La igualdad presidió los primeros minutos, con dos contendientes más preocupados de estudiarse y contenerse que de atacarse, aunque la primera vez que uno de ellos llegó al área del rival, en el minuto 20, la jugada acabó en gol.
Una buena acción de Jorge Molina permitió a Deyverson plantarse en el mano a mano ante el portugués Rui Silva, que salió ganador del duelo, mas en la segunda jugada marcó Timor el 0-1 con un chut colocado desde fuera del área tras haber cazado Cucurella el rechace del meta.
En un primer tiempo trabado, bronco y de muchos parones y disputas, con y sin el balón en juego, David Soria sólo tuvo que intervenir para atrapar el esférico tras un cabezazo de Carlos Fernández.
Diego Martínez buscó la reacción de los suyos en el descanso con la entrada de Fede Vico, lo que permitió que el Granada fuese más dominador en el segundo tiempo ante un Getafe que buscaba crear peligro a la contra.
Pudo empatar el cuadro local en una clarísima doble ocasión de Carlos Fernández y Víctor Díaz, sin que ninguno acertara a marcar. Cuando más bloqueado parecía el Granada en ataque llegó, en el minuto 70, la diana de la igualada a balón parado, a la que se volvió a agarrar un día más el cuadro andaluz para empezar a remontar. La zaga visitante dudó, Carlos Fernández remató como pudo y ni David Soria ni Djené pudieron evitar el gol, aunque al final fue en propia puerta.
Sólo ocho minutos después dio el Granada la vuelta al encuentro con otro gol de Carlos Fernández, quien tras una buena asistencia del portugués Gil Dias no pudo batir a David Soria a la primera pero sí lo hizo a la segunda con mucha determinación.
El Getafe se volcó en los últimos minutos, pero con más corazón que fútbol, en busca de salvar al menos uno de los tres puntos que tuvo en el bolsillo pero que se quedaron en un Nuevo Los Cármenes, que, también sin público, sigue siendo un fortín.