VOS, CLAUDIO, Y LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ
ROBERT Graves dejó para la historia ‘ Yo, Claudio’, novela en la que el emperador cuenta cómo llegó a líder romano sin estar destinado a ello. Nos permitimos aquí un guiño para hablar de otro Claudio, el nuestro, y de las riendas que le han otorgado para reconstruir un equipo que parecía que, en lo deportivo, por fin renacía de sus cenizas. Campeón de grupo tras una temporada espectacular al poco de comenzar el siguiente curso desmoronó en un par de meses el gran sueño como Rufián destroza el sentido común en cuanto abre la boca. Ojalá el de Manises pueda contar orgulloso, allá por junio de 2021, cómo logró recomponer un plantel que vivió con la lógica exigencia de tener que llegar a alguna de las dos orillas buenas ofertadas. Sólo uno de los ocho entrenadores que le precedieron en este periplo por el abismo Challenger que es la Segunda B ha aguantado la guillotina, así que más vale que tenga grandes reflejos.
Fue demasiado lo que el viento se llevó (eterna Margaret Mitchell) el año pasado del Nuevo Colombino y creo que no enfadó tanto el fondo como la forma. “Bajamos los brazos demasiado pronto”, soltó un jugador para explicar el fiasco. Oiga, míster, salvo que le dé por jugar sin portero jamás me verá mirarle por encima del hombro ni indicarle la táctica ideal, pero no permita que se vuelva a repetir tal situación. Si algo no se merecen la afición y la ciudad que han salvado de la muerte al club más antiguo de España es que haya figuras que decidan no pelear al máximo cada segundo por un escudo que deberían venerar y defender hasta el límite cada vez que se lo enfundan.
Disculpen las alusiones a esas míticas obras al trazar mis dudas sobre esta decisiva y larguísima pre-pre-pre-temporada, pero ahora que emerge más fuerte que nunca el puritanismo arcaico, encarnado en peligrosos analfabetos históricos cuya máxima aspiración es erigirse en la nueva Inquisición, parecía adecuado el breve homenaje a las mismas antes de que la censura llegue hasta el último rincón. Ojo, que nuestro estadio evoca la gesta colombina y la corona de nuestro centenario escudo luce una sencilla cruz. Cuidado con mirar para otro lado cuando se acerca el extremismo. Que haya ignorantes que tergiversen, destrocen y desprecien la historia en la que Huelva es protagonista es justo lo que nos faltaba… aunque, en parte, lo tenemos bien merecido.