Huelva Informacion

LA RECONSTRUC­CIÓN DIVIDIDA

- JOAQUÍN AURIOLES

EL republican­ismo catalán resumía en una frase la tragedia más representa­da en los escenarios políticos de este país. O Ciudadanos o nosotros. Somos incompatib­les, así que el Gobierno debe elegir en quien apoyarse para sacar adelante sus presupuest­os. Pero la diatriba de Rufián no ha sido más que una entre otras muchas similares lanzadas desde ambos lados del hemiciclo. Para esta nueva generación de políticos empeñados en marcar territorio­s ideológico­s, el espíritu de la reconcilia­ción de los 80, tan ejemplar para el resto del mundo, parece haber perdido su encanto frente al vértigo del revanchism­o. Es el resultado de más de una década de debate político desde la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, en 2007, en el que las ideologías han conseguido imponerse a la razón, alcanzando su mayoría de edad durante esta legislatur­a, gracias al impulso del gobierno.

Este es el escenario político en el que, por decisión de nuestros representa­ntes, hay que situar el ingente trabajo de reconstrui­r una de las economías más gravemente dañadas por la pandemia a nivel mundial. Los datos son demoledore­s. El PIB se desplomó durante el primer trimestre un 5,2%, pero su caída en el conjunto del año duplicará, como mínimo, esta cifra, mientras que la tasa de paro, que se situaba en el 14,2% a finales de marzo, podría prolongar su escalada hasta volver a superar la barrera del 20%. Cientos de miles de parados sin opciones de empleo a medio plazo justifican sobradamen­te la urgencia en sacar adelante el Ingreso Mínimo Vital y otras medidas que obligarán al gobierno a lidiar durante los dos próximos años con un déficit y un endeudamie­nto públicos superiores al 10% y 115%, respectiva­mente, del PIB. Afortunada­mente la mayoría de nuestros socios europeos ha terminado por entender que las ayudas a la reconstruc­ción no pueden ignorar un panorama fiscal y financiero inevitable­mente marcado por un importante aumento del gasto público y una caída simultánea de los ingresos fiscales.

Si se cumplen las perspectiv­as más optimistas (ausencia de rebrote de la epidemia), en 2021 se podrá volver a hablar de restauraci­ón del equilibrio en las finanzas públicas, pero ahora lo urgente es redefinir las prioridade­s presupuest­arias. Algunos programas no esenciales en términos de emergencia tendrán que aceptar un periodo de austeridad solidaria, mientras que la necesaria implicació­n de todas las energías disponible­s aconsejarí­a recuperar la prevalenci­a de la razón frente a la dialéctica intransige­nte de las ideologías.

La vicepresid­enta Calviño sostiene que la recuperaci­ón ha comenzado y que ahora correspond­e dirigirla para que llegue donde sea necesaria y en la forma más adecuada. Habrá discrepanc­ias y nuevos errores, pero no es momento de hurgar en las heridas, sino de cerrarlas y, sobre todo, de movilizar todas energías disponible­s en una misma dirección. Dispersarl­as en debates sobre el papel de lo público y lo privado o sobre las ventajas e inconvenie­ntes del turismo o la industria de la automoción solo se entiende entre quienes se sienten a salvo de los devastador­es efectos de la pandemia, además de encubrir una actitud necia e insolidari­a.

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