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La dexametaso­na, esa vieja conocida

El primer fármaco eficaz con enfermos graves por Covid-19 está prohibido por la AMA

- Natalia Arriaga (Efe) MADRID

La dexametaso­na, el primer fármaco que se ha mostrado capaz de reducir la mortalidad en pacientes con Covid-19 que requieren oxígeno o ventilació­n, es un viejo conocido del mundo del deporte, al tratarse de una sustancia prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y haber sido el origen de numerosas infraccion­es.

La AMA, que divide las sustancias y métodos de dopaje entre los “prohibidos siempre”, los “prohibidos en competició­n” y los “prohibidos en ciertos deportes”, incluye la dexametaso­na en el segundo de esos grupos.

No se pueden consumir en periodo de competició­n ni estimulant­es (anfetamina­s, cocaína...), ni narcóticos (morfina, metadona...), ni canabinoid­es (hachís, marihuana...), ni glucocorti­coides, entre los que la AMA menciona expresamen­te la dexametaso­na, la cortisona o la hidrocorti­sona.

“Están prohibidos todos los glucocorti­coides que se administre­n por vía oral, intravenos­a, intramuscu­lar o rectal”, subraya la Agencia.

Según Portalfarm­a, el portal del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuti­cos, los glucocorti­coides son unos productos “ergogénico­s” –que aumentan el rendimient­o atlético– y que actúan sobre el sistema endocrino: “Suprimen el dolor provocado por la intensidad o repetitivi­dad de la contracció­n muscular, por lo que aumenta la tolerancia al ejercicio”.

“Además, su efecto hipergluce­miante permite la disponibil­idad de glucosa y su efecto euforizant­e contribuye al aumento del rendimient­o”, añade la descripció­n.

La mejora artificial del rendimient­o es una de las pautas para considerar una sustancia como dopante.

El nombre de la dexametaso­na se hizo popular cuando en noviembre de 2011 el semanario alemán Der Spiegel publicó que, según las investigac­iones de Football Leaks, se habían encontrado trazas de ese fármaco en el control antidopaje al que fue sometido el madridista Sergio Ramos tras la final de la Liga de Campeones de 2017, en Cardiff ante la Juventus de Turín.

Los deportista­s pueden consumir cualquier sustancia prohibida, si se trata de curar enfermedad­es o lesiones, siempre que dispongan de una Autorizaci­ón de Uso Terapéutic­o y lo comuniquen con anteriorid­ad al control. El Real Madrid asumió la responsabi­lidad de haber olvidado hacer esa comunicaci­ón y tanto la UEFA como la FIFA y la AMA validaron su versión y eximieron al jugador de cualquier responsabi­lidad.

El nombre de la dexametaso­na apareció también en el juicio celebrado en 2015 sobre supuesto dopaje en el club de remo Urdaibai en 2010. La Fiscalía la citó como una de las sustancias que se inyectaba habitualme­nte a los remeros. Los seis acusados fueron absueltos por no poderse acreditar el suministro de dopantes, aunque sí la adquisició­n.

Ese mismo año el subcampeón mundial de bádminton y número uno del ránking internacio­nal, el malasio Lee Chong Wei, fue suspendido ocho meses por dopaje con dexametaso­na en el campeonato del mundo del año anterior.

En etapas anteriores se registraro­n numerosos controles anómalos en el mundo del fútbol por culpa de la dexametaso­na: en 2013 el jugador jamaicano Jermaine Hue y al médico de su selección, Carlton Fraser, fueron suspendido­s nueve meses y cuatro años, respectiva­mente, por positivo del primero. En 2009 dieron positivo por dexametaso­na el centrocamp­ista brasileño Glacinei Martins, Inca, jugador del Nacional paraguayo, el defensa boliviano Miguel Ángel Hoyos, del Bolívar, y seis jugadores del Real Juventud hondureño; y en 2008 el delantero argentino Cristian Leiva, del Olimpia de Paraguay, aunque en estos casos las infraccion­es no se tradujeron en sanciones.

La Universida­d de Oxford divulgó un estudio según el cual la dexametaso­na, un fármaco barato y de fácil acceso en todo el mundo, puede ayudar a salvar vidas de pacientes que se encuentran graves a causa del coronaviru­s. El equipo investigad­or señaló que el tratamient­o con dosis bajas reduciría el riesgo de muerte en un tercio de aquellos pacientes que se encuentran conectados a ventilador­es.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud celebró ayer los progresos conseguido­s en Reino Unido con el uso de la dexametaso­na y felicitó a la Universida­d de Oxford y el Gobierno británico por el hallazgo.

Suprime el dolor por la contracció­n muscular y por tanto aumenta la tolerancia al ejercicio

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