La Guardia Civil se incauta de 35.000 kilos de picadura de tabaco
● La operación se salda con siete detenidos y cinco registros en viviendas y naves donde almacenaban la mercancía de contrabando
La Guardia Civil, dentro de la operación denominada Mutig, ha intervenido 34.800 kilos de tabaco de contrabando picado y listo para su distribución, y ha procedido a la detención de siete personas integrantes de una organización delictiva como presuntos autores de un delito de contrabando. Además a cuatro de ellos se les imputa un delito de pertenencia a organización criminal. Asimismo, se han efectuado cinco registros en distintas viviendas y naves industriales en las que almacenaban el tabaco y la maquinaria para su procesamiento, así como productos para darle distintos aromas y sabores.
La investigación se inició en enero, cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de la incautación de más de 4.000 kilos de tabaco picado de contrabando. Los investigadores, al tener sospechas de que los responsables tratarían de recuperar el dinero centraron su atención en una nave industrial en Aznalcázar (Sevilla), en la que había habido un negocio de lavado y engrase para vehículos y en la que se apreciaba una actividad inusual de personas y vehículos a pesar de carecer el recinto de actividad legal conocida.
Continuando con las investigaciones, los agentes pudieron constatar la existencia de una red que contaba con una estructura tipo empresarial, donde cada miembro tenía un cometido específico, ya que la logística era asimilable a la de un gran comercio y la facturación ascendía a cientos de miles de euros. El tabaco lo distribuían en diversas naves industriales repartidas por la provincia de Sevilla, garantizándose de esta forma, el abastecimiento en caso de que una de esas naves fuese detectada policialmente.
Para el transporte del tabaco hasta la principal nave, en donde se procesaba la hoja de tabaco y tenía en funcionamiento hasta cinco picadoras industriales a la vez, se valían de un camión rotulado con el logotipo de una popular marca de cerveza, para pasar desapercibidos ante la presencia policial. La nave-fábrica contaba 8 trabajadores el interior, en jornadas laborales de 8-10 horas, de lunes a viernes, durante las que se dedicaban al picado de la hoja de tabaco, su aromatización con productos que le daban un sabor similar a las principales marcas de tabaco consumidas en España y su posterior envasado en paquetes herméticos de un kilogramo.
Estos paquetes eran embalados en cajas de empresas de mensajería y posteriormente eran llevados diariamente en furgonetas. Durante los transportes utilizaban grandes medidas de seguridad, llegando a emplear hasta dos vehículos más a modo de lanzadera con el fin de adelantarse al transporte y advertir de cualquier tipo de control policial.
La organización distribuía el tabaco por toda la geografía española en pequeños pedidos de entre 1 y 10 kilogramos cada uno, previamente adquiridos por terceros, vía telefónica o internet. Esto les permitía pasar inadvertidos como remitidos por supuestas empresas de boutiques, peluquerías o productos de alimentación, resultando todas ficticias. No obstante, los agentes de la Guardia Civil han llegado a detectar hasta un total de 50 envíos de paquetes de 250 kilogramos en un solo día.