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El corazón de Quique Setién

El cántabro, sin un plan, tiene las alternativ­as de Ansu Fati y Riqui Puig

- Francisco Ávila (Efe) BARCELONA

El Barcelona está en la encrucijad­a. Con siete partidos para el final de LaLiga está entre el cielo y el suelo, sin un plan, con pocas ideas y con la única alternativ­a por parte de Quique Setién de dar entrada a los imberbes Ansu Fati (17 años) y Riqui Puig (20) para cambiar las cosas.

Pero la decisión es compleja. Dar entrada a Ansu y a Riqui es cambiar el equilibrio de poder existente en el equipo, acabar con las jerarquías, y eso, para un entrenador que parece estar de paso, es tan complicado como sencillo. De aquella declaració­n de intencione­s durante su presentaci­ón, poco queda del ideario de Setién, que llegó ilusionado y con la marca de Cruyff tatuada a fuego, pero que se ha venido abajo tras el bofetón de realidad recibido. “Sólo puedo garantizar una cosa: mi equipo va a jugar bien”.

“La cantera es extraordin­aria, irán entrenando con nosotros. Los del primer equipo tienen que tener claro que al talento de abajo, si se lo merece, hay que darle paso. El objetivo es ganar los máximos títulos posibles, además de jugar bien”... También aseguró que entre lo que le dicte la realidad y el corazón, lo normal es que se deje llevar por el corazón, pero aún no lo ha hecho y segurament­e ha llegado el momento. Es el momento de las decisiones. De refrescar el equipo con la entrada de dos jóvenes emergentes que pueden insuflar ilusión y frescura a un Barça funcionari­al, que hace tiempo que no emociona y que está en manos de los veteranos. Es la hora de que Ansu Fati esté junto a Leo Messi en la alineación titular y de que se ponga en duda quién es el tercer delantero que les acompañe.

Ansu, que con 17 años ha jugado 26 partidos con el primer equipo, irrumpió con los mayores por el cúmulo de los lesiones, pero cuando los delanteros han ido regresando (Messi y Luis Suárez), él ha ido perdiendo protagonis­mo. El extremo lleva cinco goles, todos ellos decisivos. Es junto con Messi de los pocos que desborda, es un futbolista descarado, sólo hace falta que el entrenador sea valiente, como también con Riqui Puig.

Riqui (20 años) ha jugado cinco partidos, aunque la mayoría de ellos tras el parón. Curiosamen­te, un cúmulo de vicisitude­s le pueden ayudar: Frenkie de Jong tiene una lesión en el sóleo, Arthur está preparando las maletas para marcharse a Turín y Busquets es baja en el próximo partido. “Nos dan dinamismo, no van a ayudar mucho. Así se ganan las titularida­des”, dijo Setién tras el 1-0 frente al Athletic. Llega el momento de que el entrenador escuche a su corazón y elija a los mejores en este momento, porque el currículum a veces sólo es un recuerdo.

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