DE UNA ERA DE CAMBIO A UN CAMBIO DE ERA
APROVECHANDO que hemos celebrado en el mes de noviembre un conjunto de eventos en torno a la Semana Europea de la Enseñanza Online y a Distancia vamos a reflexionar sobre la importancia de esta modalidad educativa y su impacto en las personas, en las instituciones y en los territorios.
La enseñanza a distancia es una realidad desde hace más de un siglo, y la modalidad online, desde hace más 4 décadas, nada nuevo, por lo tanto. Lo que sí lo es, es la masiva virtualización de este sistema de enseñanza por una parte muy importante de la población y en todos los niveles educativos a raíz del confinamiento de este año.
La pandemia del coronavirus ha supuesto un catalizador que ha acelerado la implantación de la enseñanza virtual. Casi de sopetón, millones de niños y jóvenes de todo el mundo se han tenido que pasar a la enseñanza online, y en general, lo han hecho de forma eficaz, tranquila y sin traumas ni extremísimos.
No ha ocurrido así con el teletrabajo para los adultos, que sí que ha causado numerosos problemas de aceptación de la nueva tecnología en la que se basa esta modalidad laboral. Es cierto que hay nativos digitales, nacidos todos en este siglo y personas que hemos de adaptarnos a este nuevo mundo ya que nosotros fuimos formados en un mundo analógico.
Las preguntas ahora son ¿qué va a pasar cuando se normalice la situación de la pandemia?, ¿volveremos a la situación anterior en el sistema educativo? La respuesta es clara, cuando se produce una “era de cambio” como la que estamos viviendo, el siguiente paso suele ser un “cambio de era”.
La enseñanza será o toda virtual o complementaria, online y presencial, ya casi nunca sólo presencial. Hoy día cuando hablamos de clases presenciales las llamamos también sistema experiencial. Los alumnos, de todos los niveles educativos, necesitan no sólo aprender conocimientos, sino obtener una experiencia vital, que, de momento, se adquiere mucho mejor en la enseñanza presencial.
Ahora hablamos de que la parte de los conocimientos suele hacerse a nivel online y la parte de educación, socialización y experiencial, va presencial. Por ello, quizás debamos ir adaptando nuestro sistema educativo a esta nueva dualidad si queremos seguir formando con éxito en el futuro.
No podemos renunciar, a ninguna de las dos modalidades, virtual y presencial, de forma que lo más sensato es ir diseñando la formación en su doble modalidad para obtener los mejores resultados.
Hay quien se rompe las vestiduras indicando que sólo se debe hacer enseñanza presencial, y, en el otro extremo, quien opina lo contrario, toda online. Lo prudente es aprovechar las ventajas de las dos modalidades.
En cuando a edades, parece claro que en los niños predomine más la presencial que la virtual, a pesar de que están más adaptados a la digitalización, mientras que cuanto más mayores, la tasa de virtualización se irá aumentando. En adultos la virtual va a ser la preponderante.
Además, como ya indicamos aquí en otro artículo de Tiempo de Academia (publicado el día 24 de marzo de 2018), La formación ya no es cuestión de dinero, ya que tendemos de forma acelerada hacia sistemas formativos globales en los que los cursos son gratuitos y si se cobra algo es por la certificación de haberlos superado. Los famosos MOOC (cursos masivos, online y abiertos) son ya una realidad que muchos utilizamos para formarnos. Es decir, en el ámbito de la formación y reciclaje para personas que ya están fuera del sistema educativo, la mejor modalidad es la online, que además suele ser normalmente gratuita y de calidad.
Ahora bien, ¿estamos los adultos preparados? Resulta contradictorio que aboguemos por la enseñanza mayoritariamente presencial para los niños que ya están psicológicamente capacitados para la online y que en los adultos que van más retrasados en la aceptación de esta modalidad formativa, aboguemos por la virtual de forma abrumadora.
El reto, pues, es empezar a pensar que se está produciendo un cambio de era en el sistema educativo, que la formación debemos hacerla a lo largo de toda la vida y que cuanto mayor seamos más alta tasa de virtualidad tendrá. Debemos prepararnos y aprovechar estas nuevas potencialidades, pues, en un mundo en cambio, siempre tendremos que aprender muchas cosas.
El reto es empezar a pensar que se está produciendo un cambio de era en el sistema educativo, que la formación debemos hacerla a lo largo de toda la vida