El botiquín de Europa
● La Comisión Europea lanza una estrategia farmacéutica comunitaria que garantice el acceso a fármacos innovadores a precios asequibles
El coronavirus ha despertado ref lexiones sobre las distintas perspectivas en que lo local tiene efectos en lo global y viceversa. La necesidad de no depender de mercados que alimentan ya la farmacia mundial, como China o India, y cierta inseguridad que despiertan los pocos pero existentes casos de desabastecimiento de medicamentos o útiles sanitarios, como EPIS o mascarillas, ha evidenciado las carencias de sociedades que se creen autosuficientes. La industria farmacéutica se ha significado como el principal promotor de la I+D en Europa (37.500 millones según datos de Farmaindustria) y los sistemas sanitarios quieren incorporar cuanto antes las novedades terapéuticas a precios asequibles, que permitan la sostenibilidad del sistema y que puedan llegar al máximo número de personas posibles.
Esta semana la Comisión Europea ha dado un paso importante para armonizar este ámbito, adoptando la Estrategia Farmacéutica para Europa, cuyo objetivo es “garantizar que los pacientes tengan acceso a medicamentos innovadores y asequibles, así como para fomentar la competitividad, la capacidad innovadora y la sostenibilidad de la industria farmacéutica de la Unión Europea”.
Según explica la Comisión en un comunicado, esta estrategia permitirá a Europa cubrir sus necesidades farmacéuticas, también en momentos de crisis, mediante cadenas de suministro sólidas. La Estrategia, las palabras de la presidenta Von der Leyen en su discurso sobre el estado de la Unión “constituye un componente clave de la construcción de una Unión Europea de la Salud más fuerte, contribuirá a establecer un sistema farmacéutico de la europeo con perspectivas de futuro y resistente a las crisis”. De momento es un documento. Su implementación incluye un ambicioso programa de medidas legislativas y no legislativas que se pondrá en marcha a lo largo de los próximos años.
El documento plantea cuatro objetivos. El primero alude a garantizar el acceso de los pacientes a medicamentos asequibles y abordar necesidades médicas no satisfechas (por ejemplo, en los ámbitos de la resistencia a los antimicrobianos, el cáncer y las enfermedades raras).
En segundo lugar, aspira a fomentar la competitividad, la innovación y la sostenibilidad de la industria farmacéutica de la UE y el desarrollo de medicamentos de alta calidad, seguros, eficaces y más ecológicos. Asimismo, pretende mejorar los mecanismos de preparación y respuesta ante las crisis y abordar la seguridad del suministro. Y, por último, “velar por una voz firme de la UE en el mundo promoviendo unos altos estándares de calidad, eficacia y seguridad”.
Respecto a las coyunturas planteadas por la crisis del coronavirus, la estrategia presenta medidas concretas para garantizar la accesibilidad. Además, fomenta unas cadenas de suministro diversificadas y seguras, que garanticen la autonomía estratégica abierta de la UE en el mundo y promueve productos farmacéuticos medioambientalmente sostenibles.
Entre las acciones destacadas, la estrategia promueve una revisión de la legislación farmacéutica básica, cuya fecha límite para presentar una propuesta es 2022, con vistas a dotar a este marco de perspectivas de futuro y hacerlo favorable a la I+D. Además, propone medidas concretas, como una revisión de los reglamentos sobre medicamentos para niños y para enfermedades raras, o el inicio de un diálogo estructurado con la industria y las autoridades públicas para detectar las vulnerabilidades de la cadena mundial de suministro de medicamentos esenciales y configurar opciones políticas para reforzar la continuidad y la seguridad del suministro en la UE.
Por último, entre otros puntos aparecen necesidades terapéuticas concretas, como acciones para promover enfoques innovadores en materia de investigación, desarrollo y contratación pública en relación con los antimicrobianos y sus alternativas, así como medidas para restringir y optimizar su uso. La necesidad de nuevos antibióticos, por la aparición de resistencias, es un reto clave planteado desde años por los expertos en patologías infecciosas.
El plan aspira a garantizar cadenas de suministro sólidas para momentos de crisis