Huelva Informacion

Jaque al aburrimien­to

El proyecto ‘aulaDjaque’ lleva el ajedrez a la escuela convirtien­do el juego en una nueva y potente herramient­a educativa válida para casi cualquier materia

- Paco Muñoz

Igual no lo saben, pero, además de una serie de Netf lix sobre la vida de la huérfana y prodigio del ajedrez Beth Harmon, el gambito de dama es una apertura de ajedrez que se caracteriz­a por los movimiento­s 1.d4 d5 2.c4. Sí, ya. Suena a chino. Pero lo cierto es que una vez que se conocen los movimiento­s del noble juego, esta definición la puede entender hasta un niño. De eso se trata: de juegos y de niños. A decir verdad, a muchos de ellos, a sus padres o incluso a sus profesores, el ajedrez ni les iba ni les venía hasta que le dieron al play a la famosa serie de Netflix, que ha tenido (está teniendo) mucho que ver con el auge de un juego apasionant­e en toda España. Pero antes, mucho antes, el ajedrez ha demostrado su enorme potencial como instrument­o para desarrolla­r habilidade­s cognitivas y sociales. ¿Que no? Hay decenas de estudios muy concluyent­es sobre la relación entre el ajedrez y la mejora del rendimient­o académico del alumnado: mejora la memoria, la capacidad de concentrac­ión, la toma de decisiones y la aceptación ante el error, la atención y la ref lexión, la visión espacial de la realidad, la resolución de problemas, el razonamien­to matemático, el pensamient­o creativo, la autoestima, la capacidad crítica, la iniciativa o la empatía, entre otras muchas.

Esta vez ni siquiera las institucio­nes han dejado pasar el detalle. En marzo de 2012 el Parlamento Europeo tomó la decisión de recomendar la inclusión del ajedrez en el currículum educativo porque, es textual, “puede mejorar la concentrac­ión, paciencia y persistenc­ia, y puede ayudar a niños y niñas de cualquier edad a desarrolla­r el sentido de la creativida­d, la intuición, la memoria y las competenci­as”. Algo menos de un año después, en febrero de 2015, el Congreso de los Diputados español adoptó de forma unánime (sí, parece un milagro leer eso hoy en día) la resolución de recomendar el ajedrez como herramient­a pedagógica en todos los planes educativos del Estado. El turno del ajedrez educativo para Andalucía llegó en el curso 2017/2018, con la presentaci­ón del programa aulaDjaque, una iniciativa, enmarcada en el programa de In

novación Educativa de la Consejería, que nace con el objetivo de facilitar al profesorad­o andaluz un recurso pedagógico que convierta la clase en un espacio en el que los niños, incluso desde Educación Infantil, descubran el ajedrez desde un enfoque transversa­l y eminenteme­nte lúdico y creativo. No se trata de enseñar a jugar al ajedrez u organizar competicio­nes, que para eso están los clubes, sino de integrarlo como materia en el currículum educativo. “Hace unos años, el ajedrez en los colegios se limitaba a practicars­e como una actividad extraescol­ar, pero cada vez está aumentando más su uso dentro de las propias clases, o incluso como asignatura, por los beneficios que aporta al desarrollo del alumnado”, asegura José Carlos del Arco, monitor autonómico de ajedrez en centros escolares y campeón provincial. Confía en que el ajedrez educativo termine formando parte del día a día de todos los colegios: “aún no se ha visto todo su potencial, pero la forma en que se está implantand­o en los colegios ya hace suponer que está siendo muy bien acogido por los profesores, y eso es porque funciona”.

La creciente curiosidad por el ajedrez se está apreciando en los clubes de la provincia (hay siete, tres en la capital y cuatro en la provincia), pero también en las escuelas. En Huelva más de 6.100 alumnos se están benefician­do en este curso de las bondades del ajedrez educativo. 26 centros lo han incorporad­o ya como herramient­a transversa­l en sus aulas y más de 250 profesores onubenses lo utilizan en sus clases. La previsión es que esta presencia siga aumentando, a pesar de que este año se haya visto mermada por la omnipresen­te pandemia. Van cuatro cursos ya desde que aulaDjaque se pusiera en marcha. “El primer año ya arrancó muy bien, con mucho interés por parte de los centros, pero es que los dos siguientes el número de colegios participan­tes creció exponencia­lmente, y creo que seguirá haciéndolo”, explica José Antonio González Soriano, uno de los coordinado­res del proyecto en la provincia. No le faltan motivos para pensarlo. La experienci­a para los profesores “está siendo tremendame­nte positiva. Están muy contentos por disponer de nuevos materiales, nuevos instrument­os con los que han logrado recuperar el interés del alumnado en sus materias”, pero quizás sea más sorprenden­te la reacción de los niños: “El ajedrez está teniendo una aceptación fantástica. Podría pensarse que lo pueden ver como algo anticuado en comparació­n con los videojuego­s, difícil o raro, pero es al contrario: están encantados. No sé muy bien por qué, pero el ajedrez no solo gusta, sino que fascina a la inmensa mayoría del alumnado: la estrategia, las piezas, el tablero… Para ellos es muy divertido”.

Pero… ¿de verdad es tan útil para aprender? Quizás el uso de un tablero y unas piezas de ajedrez pueda parecer más verosímil en asignatura­s como las matemática­s, pero la realidad es que el potencial del juego es mucho mayor. “Hay mucha bibliograf­ía al respecto de las ventajas de usar el ajedrez en las aulas. Se ha demostrado que incluso mejora las capacidade­s lingüístic­as. La realidad es que es válido como herramient­a en todas las competenci­as educativas: las matemática­s, la lengua, las competenci­as sociales, cívicas e incluso las digitales, y de una forma mucho más atractiva”. Por ejemplo, José Antonio González, que es profesor de la Escuela de Arte León Ortega, utiliza el ajedrez en sus clases de Ciudadanía para educar en valores como el respeto al oponente, el diálogo, la empatía, aprender a ganar y a perder o la responsabi­lidad ante las decisiones que se toman: “cuando mueves una ficha ya no hay vuelta atrás y tienes que asumir las consecuenc­ias”. Existen “múltiples transversa­lidades” sobre temas que con el ajedrez “se plantean de una forma muchísimo más atractiva”. Atención a la diversidad, autoestima... En el uso de un tablero en la escuela hay un valor esencial que solo el ajedrez potencia hasta el límite, si lo tuviera: la creativida­d. El número de partidas distintas que puede darse en un tablero es de 10 elevado a 123 (un valor superior al número de átomos en el universo conocido. Poca cosa, vaya). Con este dato es fácil entender que incluir el ajedrez en el aula propicia de inmediato la creativida­d y el pensamient­o lateral del alumnado. Las posibilida­des del ajedrez educativo solo están limitadas por la imaginació­n del profesorad­o, y ni siquiera eso, ya que el programa dispone de una plataforma virtual en la que continuame­nte se van compartien­do ideas y experienci­as sobre cómo incorporar el ajedrez a las asignatura­s. AulaDjaque es una práctica docente innovadora, sí, pero pretende, en última instancia, lo de siempre: enseñar a pensar: “El ajedrez educativo promueve, entre otros muchos valores, la motivación, el afán de logro, el respeto, la autocrític­a, la responsabi­lidad y el autocontro­l”, explica González Soriano: “incide en el valor pedagógico que emana del proceso de la toma de decisiones y de sus efectos, algo que ocurre en cada jugada del tablero”. El programa se aprovecha, desde un punto de vista pedagógico, de un aspecto clave en el milenario juego: en el ajedrez no hay modo de buscar excusas que justifique­n una mala decisión, por lo que “el alumno o alumna debe aprender obligatori­amente a aceptar sus errores, a ser responsabl­e de sus actos (de cada una de sus jugadas) y a analizar las causas que han podido inf luir en su derrota”. Desde este ejercicio de autocrític­a “podrá buscar futuras soluciones a problemas parecidos que encontrará de nuevo en el tablero” y, por supuesto, a lo largo de su vida, cuando ya no sean niños sino personas adultas que, un día, tuvieron la suerte de toparse con el ajedrez.

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 ??  ?? Las aplicacion­es del ajedrez educativo son múltiples y están limitadas únicamente por la imaginació­n del profesorad­o. El juego y la competició­n pasan a un segundo plano en esta iniciativa innovadora.
Las aplicacion­es del ajedrez educativo son múltiples y están limitadas únicamente por la imaginació­n del profesorad­o. El juego y la competició­n pasan a un segundo plano en esta iniciativa innovadora.
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