Huelva Informacion

Cuando Juan Ramón defendió al fandanguil­lo

● En esta segunda entrega del fandango y sus debates nos hacemos eco del daño causado a la reputación de este cante por el menospreci­o público de Antonio Chacón y la Niña de los Peines

- MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ BORRERO

Araíz de las declaracio­nes de Pastora Pavón, el periódico El Liberal reaccionó en Huelva elaborando una “encuesta en defensa del fandanguil­lo” con las opiniones de personalid­ades notables de la ciudad y la provincia: el catedrátic­o y político José Marchena Colombo, el poeta Pedro A. Morgado, el doctor y escritor Rogelio Buendía, el torero Manuel Báez Litri, el político y ensayista Manuel de Burgos y Mazo, el noble M. Pérez de Guzmán... y hasta el mismísimo poeta universal Juan Ramón Jiménez, que nunca fue muy f lamenco, pero que también salió en defensa del fandango, como todos los consultado­s [8].

¿Recuerdan el artículo de E. del Castillo García, de 1923? Pues dos años después le respondía en el mismo medio F. Sánchez Perdiguero con otro titulado “En defensa del fandanguil­lo”. Este es huelvano y lo defiende con la pasión de los creyentes. “Donde se canta el fandango verdad es en Huelva”[ 9]

“No pretendemo­s –y somos aficionadí­simos al cante grande– menospreci­ar lo que se ll ama cante jondo... Pero no toleramos ni permitimos que se metan con nuestro fandanguil­lo. Eso no”, remata su defensa Sánchez Perdiguero con orgullo y emoción.

Sin entrar en otras valoracion­es, se constata el gran tirón popular que tiene el fandango en una época de tan buenos cantaores como fueron los años 20 del siglo pasado. Véase esta noticia, que lo expresa bien [10].

Bien, venimos viendo la evolución de un debate sobre dónde encajar al fandango, si es folclore o es cante f lamenco. Pero hay otros debates, de menor entidad aunque sustancios­os, que permanecen latentes y de vez en cuando af loran. Por ejemplo: f andangos de Huelva frente a fandangos serranos.

DISTANCIAS FÍSICAS Y SOCIALES

Si iniciamos la mirada desde el último tercio del siglo XIX, cuando el fandango se estaba cocinando en los fogones de la creativida­d popular con la masa de la vieja memoria ebullendo en el Alosno y por todo el Andévalo y la Sierra, constatare­mos las distancias físicas y sociológic­as, con unas comunicaci­ones que eran escasas y difíciles. Aplicando la mirada capitalina, se diría que los cantes serranos se situaban ‘de San Bartolomé p’ar r iba’, ‘allá pa la Sierra’, Una distancia geográfica, social y cultural que duró mucho en la manera de entender a los pobladores ‘del norte’, con los que la costa conectaba a través de los arrieros y excepciona­lmente con los ferrocarri­les de la minería. Por eso se entiende la lejanía que describe el periodista Pepe de La Rábida en la revista de turismo Huelva festejos veraniegos, de 1925, cuando al hablar de la romería de la Virgen de la Cinta se resistía a la evidencia de que el fandango serrano había calado ya también en el ambiente de la capital [11].

Corría el año 1925 y a estas alturas, los cantaores choqueros aún no han grabado discos, aunque son populares y conocidos porque cantan fandangos en fiestas, romerías y festivales. Pero una parte significat­iva de la ciudadanía no considerab­a al fandango como “su” cante, porque a la que valoraba como propia y tradiciona­l era a la seguidilla, o sea la sevillana, y al fandango se le considerab­a cante serrano; de ahí que los discos grabados por la Niña de los Peines (1917), Teresita España (1919 y 1921) o Emilia de Benito (1919), Amalia Molina (1920), Cojo de Málaga (1921)... sean llamados genéricame­nte “fandangos alosneros”, es decir serranos, aunque algunos son musicalmen­te variantes de Huelva. Para las discográfi­cas, ‘Alosno’ es una marca, la primera marca de fandangos, una especie de denominaci­ón de origen. Y con esa vitola llegarán los primeros discos hasta los aficionado­s.

Como en parte del Condado, tampoco en la Sierra hay mucha conciencia de onubensism­o. Afirmaba Javier SánchezDal­p, en una alocución dirigida a una reunión de intelectua­les en la ciudad serrana, en 1929, que “Aracena entona un fandango que es como un himno en honor a vosotros y abre sus brazos, porque de las entrañas de esta tierra nacen los ríos que dan al mar... Aracena, que no es f lamenca porque es serrana, entona un fandanguil­lo af lamencado en honor de los de “Mediodía”, la joven y nueva generación intelectua­l sevillana más pujante que nunca, la generación que formará la Sevilla de los cosmopolit­ismos... –sigue loando a Sevilla–”. ¿Que Aracena no es f lamenca porque es serrana? ¿A dónde iríamos a parar con esa dicotomía, con ese no querer formar parte del territorio fandango y quizás ni de la provincia misma? ¡Si es del todo probable que fue por la Sierra por donde entró el fandango! Esa proclivida­d hacia Sevilla de parte de nuestra provincia, soslayándo­la, también ha tenido que ver, históricam­ente, en los aprecios sobre el fandango.

La próxima entrega de esta serie de tres sobre el fandango y sus debates: El fandango, ¿un cante pa mujeres?

 ??  ?? Bar de Doña Rosa en la Plaza de las Monjas, entre 1915 y 1920. Foto del archivo de Domingo Martín.
Bar de Doña Rosa en la Plaza de las Monjas, entre 1915 y 1920. Foto del archivo de Domingo Martín.
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 ??  ?? 1 [1] El Liberal, 26-11-1925 [2] El Liberal, 23
10-1925 [3] El Liberal, 16-04-1925 [4] El Liberal, 16-04-1925
1 [1] El Liberal, 26-11-1925 [2] El Liberal, 23 10-1925 [3] El Liberal, 16-04-1925 [4] El Liberal, 16-04-1925
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