La búsqueda de Anna continúa sin éxito en el lugar donde se halló a su hermana
● El buque ‘Ángeles Alvariño’ rastrea de forma ininterrumpida una zona de hasta 2.000 metros de profundidad ● Representantes de todas las instituciones claman contra este crimen
El buque oceanográfico Ángeles Alvariño continuó ayer la búsqueda en la zona donde el jueves fue hallado el cadáver de la pequeña Olivia, de 6 años, sin que hasta el momento se haya encontrado rastro de su hermana menor, Anna, de 1 año, o de su padre Tomás, que desapareció junto con las menores el pasado 27 de abril tras decidir no entregárselas a la madre.
Después de la confirmación judicial de que el cadáver encontrado el jueves era el de Olivia, los investigadores intentan ahora hallar algún rastro de Anna y de su padre y para ello el Ángeles Alvariño no dejó de rastrear ayer la zona donde el móvil de Tomás hizo su última conexión.
El buque, dotado de un sónar y un robot submarino, está de forma ininterrumpida rastreando una zona que tiene una profundidad de entre 1.000 y 2.000 metros y en principio continuará estos trabajos hasta el lunes aunque, según adelantó el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, la estancia se podría alargar unos días más en función de lo que se pueda encontrar.
Mientras que continúa la investigación supervisada por un juzgado de Güímar, municipio en el que apareció la lancha a la deriva del padre de las niñas, la sociedad canaria expresó ayer su indignación y tristeza por el hallazgo en el fondo del mar del cuerpo de Olivia y aguarda la expectativa de otras noticias que se anticipan también terribles.
Las concentraciones, condolencias, muestras de solidaridad y minutos de silencio se han hecho incontables en España y en Canarias, pero sobre todo en Tenerife, en cuya costa ya se ha hecho habitual ver al Ángeles Alvariño.
Representantes de todas las instituciones, como la reina Letizia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, clamaron ayer contra un crimen machista con el que un hombre ha procurado a su ex mujer el máximo dolor posible, un daño que sienten como propio millones de personas.
El hallazgo del cuerpo de Olivia a mil metros de profundidad, en una bolsa atada a un ancla, causó consternación en la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife que desde hace 45 días busca a las menores y a su padre.
Ya no solo parlamentos, gobiernos, ayuntamientos, cabildos o sindicatos guardaron un minuto de silencio por este crimen machista, sino que también todas las comisarías de la Policía Nacional apoyaron con su silencio a la familia y especialmente a la madre Beatriz, que siempre confió en que el secuestro de las pequeñas acabaría con su regreso sanas y salvas.
El Gobierno de Canarias recibió este crimen como “una muestra de la violencia más cruel y retorcida, la violencia vicaria, la
que ejerce un hombre sobre una mujer arrebatándole lo que más quiere: a sus hijas e hijos. Una violencia instrumental en la que se utiliza a menores para causar en la mujer un daño mayor que si la agrediera a ella directamente”.
Según la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, Olivia se suma a una larga lista de menores asesinados por sus padres o por las parejas de sus madres en el marco de la violencia machista: 39 desde 2013.