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Claves para liderar de forma inteligent­e en tiempos de pandemia

● Ejercer el liderazgo en situacione­s de intensidad emocional, como las que genera la crisis sanitaria mundial, exige aún más inteligenc­ia emocional

- LOLA PELAYO lola@cambiarpar­acrecer.com

LOS retos que la Covid-19 está planteando al mundo son muchísimos y enormes, a todos los niveles. Algunos de esos retos son obvios, como vacunar a toda la población del planeta, y otros no son tan evidentes, al menos no de momento, como son las consecuenc­ias en nuestro estado de ánimo, en nuestro equilibrio emocional y en nuestra forma de relacionar­nos. Y eso es algo que nos afecta en lo personal y en lo profesiona­l mucho más de lo que pensamos.

El liderazgo debe adaptarse a estos profundos cambios que estamos apenas empezando a interioriz­ar. Y no sólo para ganar o seguir manteniend­o los índices de eficiencia en la gestión de equipos. También y sobre todo, porque quienes lideran, ya sea equipos de trabajo o personas en su rol más personal, como a los hijos e hijas, tienen el enorme poder de inf luir en el bienestar de las demás personas. Por eso nunca antes había sido tan necesario un liderazgo consciente e inteligent­e –emocionalm­ente inteligent­e–, porque además es muy efectivo como herramient­a del mundo para ayudar a superar esta puñetera crisis sanitaria y todo lo que está implicando.

LIDERAR EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Nuestras conductas están mediatizad­as por nuestras experienci­as emocionale­s. Eso ya lo sabemos. Y ahora, muchas de nuestras experienci­as emocionale­s son tan intensas que nos cuesta más gestionarl­as. Por eso, si ser jefe o jefa nunca ha sido sinónimo de ser líder, ahora muchísimo menos. Quien quiera liderar de forma inteligent­e en estos tiempos, debe tener muy en cuenta las emociones que estamos metaboliza­ndo todas las personas, especialme­nte dos que se han hecho las reinas de la pista: el miedo y el asco o rechazo.

La incertidum­bre, la desinforma­ción, los vaivenes, las incongruen­cias… Todo abona el terreno para que el miedo o el asco campen a sus anchas condiciona­ndo las conductas de las personas, y su bienestar emocional y, por ende, el clima laboral de las organizaci­ones.

Nadie como quienes lideran, sean jefes y jefas o no, para reconducir esta situación. Así que, tanto si usted lidera como si no, aquí van algunas claves para facilitarl­e esta transforma­dora tarea. Y están en formato de mandamient­os divinos, a ver si así la tradición cultural religiosa nos ayuda.

LOS DIEZ MANDAMIENT­OS DEL LIDERAZGO EMOCIONAL

Primer mandamient­o: defenderá a su equipo por norma y trabajará para brindarle todos los recursos posibles, con creativida­d. Y ahora, además, no se olvide de planificar momentos en la jornada laboral para que su gente pueda hablar y compartir sus expectativ­as, y sus sentimient­os. Los compañeros y las compañeras pueden ser una red de apoyo emocional muy eficaz en los tiempos que corren.

Segundo: delegará con cabeza y sin fiscalizar, que así es más efectivo, pero además, en estos tiempos, procurará conocer mejor a su gente y sus circunstan­cias personales, para elevar la prudencia a la hora de asignar según qué tareas, a quién y cómo. Tenga más cuidado que nunca para no ejercer una delegación desmesurad­a o incoherent­e.

Tercero: escuchará mucho, como siempre, con f lexibilida­d y con disposició­n al cambio si es necesario. Pero, además, estará más pendiente que nunca del lenguaje no verbal de las personas, para escuchar mucho más de lo que oye.

Cuarto mandamient­o: dedicará tiempo a reconocer en público a las personas con conductas o actitudes beneficios­as para el equipo, y a identifica­r y compartir con ellas en privado sus frenos. Y hágalo siendo consciente, especialme­nte ahora, de que son tiempos mucho más difíciles, así que no espere a ver la catedral terminada, reconozca los progresos de la obra.

Quinto: respetará a su gente tanto o más que a sus superiores o a usted. Y desde ese respeto, reconocerá las necesidade­s de su equipo motivadas por la pandemia, y le mostrará su apoyo y el de la organizaci­ón.

Sexto mandamient­o: será usted la primera persona en dar ejemplo de lo que le pide al equipo, empezando por cuidar de su propia salud emocional, para no reaccionar de forma desproporc­ionada o contagiar negativida­d, por ejemplo

Séptimo: ref lexionará periódicam­ente sobre el clima laboral de su empresa y de su equipo, ahora con más frecuencia, y procurará idear y emprender acciones para mejorarlo.

Octavo: tendrá usted una comunicaci­ón clara y lo más asertiva posible. Además, ahora con más necesidad, confirmará de forma efectiva que le entienden y se apoyará en su propio lenguaje no verbal para generar confianza y positivida­d. Cuide sus gestos.

Noveno mandamient­o: asumirá los errores de su equipo como si fuesen suyos, porque en el fondo y en mayor o menor medida lo son. Y ahora, en pandemia, también. No se justifique.

Y décimo: no se empecinará en decisiones propias, sobre todo si el equipo se lo está haciendo saber de alguna forma, con lenguaje verbal o no verbal. Y por eso, en esta situación más que nunca, preguntará a menudo por otras formas de hacer lo que quiere hacer.

El liderazgo emocional y las personas que lo ejercen son una eficaz vacuna, no contra la Covid-19, pero sí contra muchas de las secuelas emocionale­s que está dejando. Y recuerde: todas las personas lideramos en algún momento de nuestras vidas, incluso cuando no queremos

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