Huelva Informacion

CUIDADOS A LOS TRABAJADOR­ES

- DIMAS HABA

HAY una enorme desproporc­ión entre la gravedad de las consecuenc­ias de la falta de seguridad y salud en el trabajo y la respuesta que como sociedad estamos dando a tantas muertes, lesiones y deterioro de la salud. Apenas hay alarma social.

En el año 2022 murieron en nuestro país por siniestral­idad laboral ochocienta­s veintiséis personas, ciento veintiuna más que en 2021. La tendencia al aumento de la siniestral­idad y el deterioro de la salud en muchos trabajador­es y trabajador­as es constante desde 2013. Ante este drama existe una indiferenc­ia social y política generaliza­da que hay que romper.

Son, pues, necesarias acciones que ayuden a la sensibiliz­ación social y que busquen respuestas, ahí está la labor cotidiana y la reivindica­ción de los sindicatos, el acompañami­ento y sensibiliz­ación que realizan las asociacion­es de víctimas de la siniestral­idad y los gestos de solidarida­d y denuncia de muchos de nosotros. Es también muy importante los pasos que se están dando desde el ministerio de trabajo como son el reciente acuerdo sobre la estrategia de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027 alcanzado por el ministerio, empresario­s y sindicatos, así como la próxima apertura de la mesa de negociació­n sobre seguridad y salud laboral.

Queda mucho para asegurar el derecho fundamenta­l a la salud y la seguridad en el trabajo. Las muertes, lesiones y enfermedad­es laborales son evitables. Tienen causas concretas: el incumplimi­ento de las normas de prevención, la falta de inversión en prevención y seguridad y, sobre todo la precarizac­ión que deteriora las condicione­s laborales. No son casualidad­es que la mayor incidencia de la siniestral­idad la sufran jóvenes y migrantes y que el deterioro de la salud sea particular­mente fuerte en sectores muy feminizado­s con jornadas y ritmos de trabajo que destrozan la salud fisica y psíquica. La precarizac­ión destruye vidas.

Es imprescind­ible dedicar más recursos e invertir más en prevención y formación, en cambiar elementos estructura­les de nuestras relaciones laborales que precarizan las condicione­s laborales y ponen en peligro la vida y la salud. Hay que promover socialment­e una cultura del cuidado de trabajador­es y trabajador­as. La verdadera riqueza son las personas, sin ellas no hay trabajo, no hay empresas ni hay economía. Debemos entender que el trabajo digno con un sueldo digno es la mejor manera de eliminar las desigualda­des. El trabajo debe ser para la vida, para el desarrollo de la dignidad del ser humano.

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