Tiene que llover a cántaros EASTER
Cuando asomo en las urbes, incomodo a mucha gente y me increpan con ardor; se han distanciado de la naturaleza, no me conocen. Mi paso engendra vida y crea belleza: limpio el aire de contaminación y patógenos, la tierra resplandece, el campo despliega su paleta de bellos tonos y los colores afloran con crudeza en todo su esplendor dejando un embriagador, suave y delicioso olor a tierra mojada. Mi cortina húmeda cae besando la polvorienta tierra, penetrando cada poro y profundizando en sus oscuros surcos hasta cicatrizar las abiertas heridas de muerte que ocasiona la sed en la campiña. En todo el proceso me acompaña un relajante repiqueteo al caer sobre prados, hojas, tejados... Soy fecunda y, cuando soy devastadora es, en la mayoría de las ocasiones, a causa de la emergencia climática que ha desencadenado el ser humano.
Así que la próxima vez que me vea, sienta o huela, alégrese; porque, aunque no puedo llover a gusto de todos, sí que, con seguridad, a todos beneficiará mi presencia.
Miguel Fernández-Palacios Gordon
(Correo)
TRABAJAR en un colegio a veces es un reto pero tiene sus ventajas. Una es la interrupción de la rutina escolar cada año entre marzo y abril para celebrar la Semana Santa. No era la primera Semana Santa que pasaba en España, pero hasta la semana pasada nunca había visto tanta gente llenando las calles con reverencia y júbilo por la ocasión. Las procesiones eran un espectáculo para la vista. Cuando me reuní con unos amigos para verlas desde un balcón, nos quedamos asombrados ante el barroquismo de los pasos, la dedicación de las hermandades y la magnífica música.
Aunque soy de Irlanda, donde se celebra la Semana Santa (¡con no una, sino dos semanas de vacaciones escolares!), no hacemos procesiones. No tiramos rosas a las imágenes. No nos ponemos capirotes ni llevamos incienso por las calles. Irlanda, como España, es un país mayoritariamente católico. Sean o no una práctica mayoritaria, en Irlanda y en España nuestras tradiciones se basan en el catolicismo. ¿Por qué, entonces, la festividad de Semana Santa aquí se siente tan distinta de las vacaciones de Pascua que pasé en Irlanda?
En Irlanda, nuestras celebraciones de Semana Santa son modestas. Nos centramos en la llegada de la primavera, en pasar tiempo con la familia y, con suerte, en recibir un huevo de chocolate. Para los que van a misa, la Pascua es
JOSÉ JOLY
El entusiasmo por las festividades demuestra que todavía hay un lugar para la tradición en la sociedad moderna