Calmitoso partido del Cartaya
● Ocasiones de todos los colores en la primera parte, no marca, y luego se diluye en medio de un galimatías
Resulta difícil ser duro en estos momentos porque el Cartaya ya tiene suficiente dureza como para añadirle más. El caso es que el empate a cero ante el Coria puede estar entre las decepciones más dolorosas en la historia del conjunto rojinegro. Así de simple.
El equipo de Juanma Rodríguez, sin fútbol desde hace mucho, se medía a un rival ya descendido y dependía de él salir del descenso, después del tropiezo del Ayamonte en Ceuta. Y a ello se fue el Cartaya, más que a través del fútbol, por medio del empuje, encabezado por Fran Palma, que presionó, corrió y tuvo las mejores, ese tipo de ocasiones que es imposible fallar. De ahí que al término de la decepción, el futbolista cayó al suelo desconsolado.
Todo lo que tuvo el partido ocurrió en la primera parte, con una retahíla de ocasiones que a esta hora son difíciles de digerir que no acabaran en gol. El portero Isco salió declarado héroe del partido, de igual forma que los delanteros del Cartaya salieron en todas las fotos pero para mal. Del fútbol generado ni hablamos, cero.
Así las cosas y con el Coria en medio de la dignidad, como tiene que ser, solo quedaba un golpe de fortuna o de épica para sostenerse en las ilusiones. Ni una cosa ni la otra. El paso de los minutos fue suponiendo una losa para los locales, a los que les faltó temple para dar la lectura correcta y lo cierto es que el banquillo, la dirección, también superados por la impotencia, no alcanzó a temporizar las situaciones. Todo fue como si no hubiera un mañana pero sin plan, es decir, lo que ha sido toda la temporada. Ilusos de nosotros, que pensamos que sería diferente con la oportunidad, que ni pintada. El partido fue lo que toda la temporada, una barbaridad, un despropósito, sin un mapa, sin un GPS, sin nada, todo al empujón, balones largos y punto, al que le dé que perdone
Así acabo el último partido del
Cartaya en casa, en medio de la pena. Resta una jornada y el Ayamonte tiene la palabra. Si gana al Coria, adiós a Tercera para el Cartaya. Y si pierde y el Cartaya no gana en Sevilla, pañuelo blanco.
No hay más. Parió de nalgas y eso se ha extendido toda la Liga. Queda rezar. Aunque el que no conoce a Dios le reza a cualquier santo. Y eso es una temeridad.