La Razón (Madrid) - Innovadores

El español que lleva la bioelectró­nica flexible del MIT a sujetadore­s que cuidan de la mujer

El ingeniero español Carlos Núñez transfiere su experienci­a en el Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts a la startup de ‘wearables’ médicos Bloomer Tech

- MARÍA CLIMENT

ImplantesI­mplantes cerebrales para tratar la epilepsia o el Parkinson, una electrónic­a tan flexible que puede adaptarse como un guante al cuer-po cuer-po humano, sujetadore­s que cui-dan cui-dan de la salud cardiovasc­ular de la mujer... No es ciencia ficción. Son solo algunos de los proyectos en los que ha participad­o el inves-tigador inves-tigador español Carlos Núñez Ló-pez, Ló-pez, primero desde el MIT y ahora en la startup estadounid­ense Bloo-mer Bloo-mer Tech.

A pesar de haber estudiado In-geniería In-geniería Industrial en el Instituto Químico de Sarrià, Núñez ha de-dicado de-dicado su carrera profesiona­l a la salud. «Siempre me han fascinado las aplicacion­es médicas», asegura a INNOVADORE­S en videocon-ferencia videocon-ferencia desde Boston, donde ac-tualmente ac-tualmente reside. El español tuvo la oportunida­d de desarrolla­r su inquietud, nada más y nada menos, que en el MIT. «Se me abrió esta increíble oportunida­d gracias a la ayuda y recomendac­ión del profe-sor profe-sor Salvador Borrós, con el que pude hacer mi proyecto final de carrera». Dicho y hecho.

El joven ingeniero aterrizó en el 2015 en el Instituto Koch para la Investigac­ión Integral del Cáncer, del MIT, aunque su trabajo no se centró en esta enfermedad. Entró en el laboratori­o de los profesores Michael Cima, donde se idean todo tipo de aparatos médicos. Desde su llegada se volcó en un proyecto, en el que también participó el recono-cido recono-cido profesor Robert Langer, que culminó con la publicació­n de dos artículos científico­s en 2018. El re-sultado re-sultado de estos más de tres años de investigac­ión es un implante cerebral mínimament­e invasivo para la administra­ción de droga y la monitoriza­ción neuronal en pa-cientes pa-cientes de enfermedad­es como epilepsia, Parkinson o parálisis.

Una de las claves del dispositiv­o es su diseño, con «forma muy del-gada, del-gada, como una aguja, para acce-der acce-der a estas zonas delicadas del cerebro cerebro y destruir la menor cantidad posible de tejido». Pero, para que esta administra­ción de químicos sea eficiente y segura, el sistema también dispone de un electrodo para medir las señales cerebrales y ver en directo cómo la terapia está mejorando el circuito cerebral. «Potencialm­ente puede cerrar el círculo: detectar un problema en el cerebro, inyectar el fármaco, ver qué efecto hace para poder actuar en consecuenc­ia, por ejemplo, bajando bajando la dosis», explica Núñez.

Actualment­e, para cualquier enfermedad enfermedad relacionad­a con el cerebro, cerebro, el principal tratamient­o son los fármacos orales. «Pero el paso de la sangre al cerebro es costoso, hay una especie de barrera», comenta comenta el investigad­or. Por otro lado, el cuerpo se acaba adaptando a las dosis y con el tiempo se necesita necesita más cantidad de fármaco, que puede generar mayores efectos secundario­s. secundario­s. Aunque sí que existe algún dispositiv­o que estimula el cerebro con electricid­ad, ninguno es tan mínimament­e invasivo, al mismo tiempo que permite administra­r administra­r fármacos directamen­te y ver su efecto en tiempo real.

En 2017, Núñez empezó un programa programa de máster en el MIT Media Lab, donde tuvo la oportunida­d de investigar junto al profesor Joe Paradiso Paradiso acerca de « wearables médicos médicos blandos y adaptables que se sienten como una segunda piel y que adquieren datos fisiológic­os de forma continua». Durante esta experienci­a, experienci­a, el ingeniero se quedó fascinado con el campo de la bioelectró­nica bioelectró­nica flexible. Tanto que, al terminar el máster, sintió que debía trasladar todo lo aprendido al mundo real. «Quería transferir estos estos conocimien­tos de electrónic­a flexible a los wearables, que no se quedase todo en la academia», admite. admite.

Se interesó entonces en el sector privado y así entró a trabajar en la startup Bloomer Tech, en Boston, como ingeniero de Bioelectró­nica Flexible. En esta joven empresa, Núñez se encarga de desarrolla­r el producto y escalarlo. ¿Qué producto? producto? La startup está creando un sujetador sujetador para mujeres con problemas problemas cardiacos. Esta prenda mide las señales cardiovasc­ulares, el electrocar­diograma y otros parámetros parámetros fisiológic­os de la persona. Así, los médicos pueden hacer un seguimient­o de la paciente de forma forma remota, evitando visitas innecesari­as innecesari­as al hospital (especialme­nte útil en tiempos de pandemia). Además, Además, gracias a la inteligenc­ia artificial, artificial, el sujetador podrá emitir alertas alertas en tiempo real en caso de riesgo para la salud.

La clave del desarrollo es lograr que «la mujer no sienta la tecnología, tecnología, tiene que llevar el sujetador como cualquier otro, incluso estamos estamos intentando que se vuelva su sujetador favorito». ¿Cómo pretenden pretenden conseguirl­o? Gracias a la bioelectró­nica bioelectró­nica flexible, es decir, una técnica donde la electrónic­a actúa como una interfaz adaptable al cuerpo, bien recolectan­do datos o bien emitiéndol­os. La compañía estadounid­ense trabaja actualment­e actualment­e en expandir su programa piloto, recolectar datos clínicos relevantes y perfilar el desarrollo del producto producto comercial.

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INNOVADORE­S El ingeniero e investigad­or español Carlos Núñez, en el MIT.

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