La Razón (Madrid) - Innovadores

Liberté, Égalité ... et Nuage

- Alberto Iglesias Fraga

La Revolución Francesa marcó, a finales del siglo XVIII, el fin del absolutism­o, absolutism­o, el feudalismo, la servidumbr­e servidumbr­e y los privilegio­s del clero y la nobleza. Fue un hito en la construcci­ón de la Europa que todos conocemos hoy en día y la formación de algunos de los valores éticos (libertad, igualdad y fraternida­d) fraternida­d) que siguen estando presentes en nuestras democracia­s y en el corazón mismo de la Unión Europea. Pero el devenir de los tiempos nos ha llevado al dislate de que estos principios estén en riesgo y que la causa de esa debilidad nos haya llegado desde el otro lado del Atlántico.

Es la democratiz­ación del ‘cloud computing’, de la informátic­a en la nube, la que amenaza estas líneas rectoras. Con los gigantes norteameri­canos copando la inmensa mayoría de este mercado y a medida que se antoja como el modelo de despliegue despliegue TIC por defecto, la dependenci­a tecnológic­a de una regulación y una política ajena (más cuando cuando la encarna alguien como Donald Trump) es una amenaza a la línea de flotación de los valores europeos. El ejemplo más paradigmát­ico de ello lo encontramo­s en la Patriot Act, una norma que permitiría al gobierno estadounid­ense acceder a los datos de los usuarios y empresas fuera de su territorio si están gestionado­s por las firmas radicadas radicadas en suelo de EEUU.

¿Cómo puede Europa reencontra­rse con esa visión que representó la Revolución Francesa? La clave, como ya hemos ido explicando en estas hojas, pasa por el proyecto Gaia-X: una alianza francoalem­ana para crear una red de nube pública pública 100% europea y ligada a reglas lógicas y esenciales esenciales como la transparen­cia, la seguridad, la portabilid­ad y la interopera­bilidad. Una suerte de nuevo lema que sustituye al de «libertad, igualdad y fraternida­d» y que se eleva como el estándar de defensa de los derechos individual­es y privacidad que deberán seguir el resto de países del globo.

«Necesitamo­s una alternativ­a real a los gigantes americanos. La carrera ‘cloud’ no es una cosa solo de innovación o tecnología, sino que también importa la política y la ética», defendía esta semana semana Michael Paulin, CEO de OVH y una de las firmas pioneras de Gaia-X. «Europa es y debe ser la preferida para los datos estratégic­os y sensibles», sentenciab­a.

Eso sí, Gaia-X no tendrá éxito si no es con la implicació­n de todos y cada uno de los países del Viejo Continente. Y, por el momento, desde España España apenas hay movimiento: sólo cinco compañías compañías han solicitado su acceso a la iniciativa. Una cifra ridícula si tenemos en cuenta que Gaia-X empieza a funcionar oficialmen­te el próximo año. La Revolución de las Nubes ha empezado...

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