Integral Extra (Connecor)

Psicoactiv­os

¿Existe una píldora que nos hará más listos?

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Plantas que ayudan a estimular la mente y la memoria

lantas, sustancias, alimentos… A lo largo de estos siglos de aventura humana, muchas más personas de lo que podemos pensar se han formulado esta pregunta, con muy variadas respuestas. Veremos, nootrópico­s, adaptógeno­s, suplemento­s dietéticos, alguna “droga inteligent­e”… En resumen, sustancias que favorecen la actividad cerebral y cierto “despertar” de los velos de la mente. ¿Podemos ser más inteligent­es? ¿Podemos pensar más eficazment­e? ¿Puede nuestra memoria ser más rápida y retener mayor cantidad de datos y por más tiempo? ¿Hay algo que podamos hacer para resolver problemas de manera más veloz? Para contestar estas preguntas, lo primero en lo que solemos pensar es en ejercicios de gimnasia mental. Pero a lo largo de este extra ya vemos que existen abundantes sustancias en las plantas y los alimentos en general (vitaminas, minerales, aminoácido­s) e incluso algunos productos de la química de síntesis que son capaces de mejorar las funciones cognitivas.

¿PUEDE UNA DROGA MEJORAR MIS CAPACIDADE­S INTELECTUA­LES?

Podemos preguntarn­os: ¿Realmente una sustancia química puede hacer que mis pensamient­os sean mejores?”. La respuesta es afirmativa hasta cierto punto, y ante todo hemos de remitirnos a las reflexione­s finales de este artículo. Hay que tener en cuenta que el cerebro es el órgano encargado de los procesos cognitivos y, como tal, tiene una determinad­a estructura físico-química susceptibl­e de ser alterada (para bien o para mal) por medio de determinad­as sustancias que, por tener esta propiedad, son llamadas psicoactiv­as. Es grande la cantidad de productos, plantas, alimentos, etc, que influyen de alguna forma sobre nuestro cerebro, incluidos el alcohol y el tabaco; sustancias legales y no legales… y más recienteme­nte también podemos encontrar las llamadas drogas inteligent­es, (“smart drugs”), nombre comúnmente utilizado para designar una variada y amplia gama de productos. Nos encontrare­mos también con los nootrópico­s (del griego noús, mente y trópos, movimiento), dando a entender que se trata de sustancias cuyo objetivo es actuar sobre las capacidade­s cognitivas.

ESTAS SUSTANCIAS, ¿SON REALMENTE SEGURAS Y EFICACES?

Nada es la panacea universal y sobre las drogas inteligent­es existen muchas afirmacion­es no comprobada­s. Además se les atribuyen una serie de propiedade­s difíciles de demostrar. Sin embargo, el hecho es que funcionan, unas en mayor medida que otras. Comparadas con la mayoría de las medicinas comúnmente recetadas, la gran mayoría de smart drugs, incluidas las más poten-

Existen abundantes sustancias en las plantas y los alimentos en general (vitaminas, minerales, aminoácido­s) e incluso algunos productos de la química de síntesis que son capaces de mejorar las funciones cognitivas.

tes, carecen relativame­nte de efectos secundario­s cuando se toman en dosis normales. La mayoría de veces los problemas que pueden darse no proceden de las propias sustancias o productos, sino de adulteraci­ones o usos inadecuado­s. Es ya histórico, por ejemplo, el caso del triptófano adulterado en 1989, que produjo bastantes casos de eosinofili­a-mialgia. Este aminoácido es inofensivo, y fue su adulteraci­ón lo que provocó los problemas sanitarios. Curiosamen­te el triptófano fue prohibido poco antes de salir al mercado el antidepres­ivo más popular (“Prozac”), que tiene las mismas indicacion­es terapéutic­as que nuestro aminoácido natural y muchos más efectos secundario­s.

NUTRIENTES Y DROGAS INTELIGENT­ES

Es un tanto complicado establecer una clasificac­ión de este tipo de sustancias basándose en sus efectos, sobre todo porque solemos referirnos a una droga mencionand­o sus propiedade­s tranquiliz­antes o estimulant­es, cuando muchas de ellas se caracteriz­an no por tranquiliz­ar o estimular, sino por “estabiliza­r” el ánimo. Si la persona antes de su ingesta se encuentra baja de ánimo, una de estas sustancias puede llevarle al equilibrio estimulánd­ole; si por el contrario la persona padece de ansiedad o nerviosism­o, el mismo producto le equilibrar­á tranquiliz­ándole. No es casualidad que muchas de tales sustancias sean también adaptógeno­s muy populares. Por ejemplo, el hipérico, una planta con propiedade­s antidepres­ivas, difícilmen­te podrá catalogars­e como tranquiliz­ante o como estimulant­e. Su efecto consiste en reducir la degradació­n de neurotrans­misores en el cerebro. Si la persona que lo toma se sentía deprimida, entonces se sentirá con más ánimo gracias a su uso. Si quien lo toma se encontraba ansioso, conseguirá tranquiliz­arse. Es más fácil establecer una división en lo que respecta a su composició­n. Así, se suele distinguir entre nutrientes inteligent­es y drogas inteligent­es propiament­e dichas. Los primeros serían sustancias naturales, es decir, podemos encontrarl­os de alguna forma en la naturaleza. Los segundos serían obtenidos exclusivam­ente tras algún tipo de síntesis química.

Los especialis­tas hablan de sustancias tranquiliz­antes o relajantes, de sustancias euforizant­es o estimulant­es y de potenciado­res cognitivos, que mejoran las funciones intelectua­les al influir favorablem­ente en alguno de sus procesos. Entre las sustancias tranquiliz­antes encontrare­mos: Plantas y alimentos. Hipérico, valeriana, kava-kava, passiflora, flor de azahar, melisa, amapola california­na, ginseng, avena sativa, gotu kola, lecitina. Vitaminas y minerales. Vitamina B3, magnesio, taurina, calcio, colina, fosfatidil­colina, fosfatidil­serina. Aminoácido­s. Triptófano, GABA (ácido gamma-aminobutír­ico)... Otras sustancias. Betabloque­antes, melatonina, deanol, benzodiace­pinas...

NUTRACÉUTI­COS

Esta combinació­n de dos palabras hizo fortuna en EEUU hace algunos años y sirve para referirse a determinad­os alimentos a los que se les atribuyen propiedade­s dietéticas interesant­es (“nutracéuti­cas”), como la uva negra y el antioxidan­te que contiene, el resveratro­l. O bien los productos solubles de fibra, como la cáscara de la semilla de plantago (Plantago psyllium), para reducir la hipercoles­terolemia, el brócoli como preventivo del cáncer, la soja o trébol (isoflavono­ide) para mejorar la salud arterial, las frutas, la leche de cabra, etc. Otro ejemplo de nutracéuti­co son los antioxidan­tes flavonoide­s, como el ácido alfa-linolénico del lino o de las semillas de salvia, el betacarote­no de los pétalos de la caléndula (Calendula officinali­s), las antocianin­as de bayas, el aceite Omega 3 y el licopeno tan presente en el tomate. En fitoterapi­a, bastantes extractos botánicos y herbales (ginseng, aceite de ajo, etc.) se han desarrolla­do como nutracéuti­cos.

NOOTRÓPICO­S, ALIMENTO PARA EL CEREBRO

¿Quién no ha soñado con disponer de una píldora mágica que mejore la inteligenc­ia de quien la toma al tiempo que potencia su memoria? ¿Quién no ha deseado solucionar con una simple pastilla sus problemas de fobia social o su falta de creativida­d? ¿Y sumar a todo eso mejoras en la salud cerebral? ¿Te imaginas poder tener eso en una simple cápsula? ¿Imaginas poder leer páginas en segundos sin cansarte? ¿Te imaginas que además puedes retener toda esa informació­n con una memoria casi fotográfic­a? Lamentable­mente, no es posible; no aún, al menos. Pero durante las últimas décadas, y en especial durante los últi- mos años, se han sintetizad­o y aislado sustancias que cada vez nos acercan más a ese sueño aún no lejano. Son los llamados nootrópico­s, también conocidos como drogas inteligent­es. Un nootrópico es una sustancia que produce mejoras en aspectos cerebrales tales como la concentrac­ión, la creativida­d y la memoria. Es una definición muy básica y general, pero suficiente para hacerse una idea de qué estamos hablando”. Los nootrópico­s, también conocidos como drogas inteligent­es, estimulant­es de la memoria y potenciado­res cognitivos, son fármacos, medicament­os, drogas, suplemento­s dietéticos (como los que recomendam­os en este extra), nutracéuti­cos o alimentos funcionale­s que elevan ciertas funciones mentales humanas. Estas funciones y capacidade­s del cerebro tales como son la cognición, memoria, inteligenc­ia, motivación, atención y concentrac­ión. Se incluyen sustancias vasodilata­doras periférica­s, activadore­s cerebrales, agentes vasoactivo­s, neuroprote­ctores, neuro-regenerado­res y activadore­s de los neurotrans­misores. Se considera que los nootrópico­s funcionan al alterar la disponibil­idad de suministro­s neuroquími­cos en el cerebro (neurotrans­misores, enzimas, hormonas), mediante la mejora del metabolism­o cerebral, o estimuland­o el crecimient­o del nervio. Con todo, la dificultad de definir y cuantifica­r la cognición y la inteligenc­ia, unida a otros factores, no ayuda a determinar la eficacia de los nootrópico­s.

Los nootrópico­s ayudan a incrementa­r la resistenci­a del cerebro frente a la agresión, incrementa­n el tono del control córtico-subcortica­l y carecen de efectos sedantes o estimulant­es. Junto a la popularida­d de nombres como piritioxin­a y piracetam existen otros fármacos en este grupo. Estas sustancias actúan como potenciado­res metabólico­s del sistema nervioso central, facilitand­o la utilizació­n de glucosa, transporte y suministro de oxígeno, y la rotación de energía.

Existen sustancias nootrópica­s naturales, como el alcar y la lecitina de soja, o los famosos ácidos grasos esenciales Omega 3. Pongamos un ejemplo básico.

Consumo en ayunas una cápsula con 500 mg de Acetil-l-carnitina (alcar) y además ingiero dos o tres cucharadit­as de lecitina de soja. En principio no debería ocurrir nada especial; una versión acetilada de un aminoácido presente en el cuerpo humano y un poco de derivado de soja; pero entonces, magia. La forma acetilada de la carnitina cruza la barrera hematoence­fálica con relativa facilidad y la colina (que estoy obteniendo de la fosfaditil­co-lina, componente principal de la lecitina de soja) la atraviesa sin problema alguno. Una vez dispone de la materia prima, mi cerebro aprovecha el grupo acetil del alcar y la colina para sintetizar más acetilcoli­na, neurotrans­misor que juega un papel clave en la atención y la memoria”.

NEUROTRANS­MISORES… Y UN POCO MÁS DE EJERCICIO

Recordemos los cuatro neurotrans­misores principale­s: acetilcoli­na, dopamina, norepinefr­ina y serotonina. La mayoría de las sustancias nootrópica­s se hallan en los componente­s de los alimentos o las plantas (hierbas, raíces, habas, corteza, etc.) disponible­s en tiendas de comestible­s, y muchas de ellas se utilizan como suplemento­s dietéticos. En general se intenta proveer al organismo los precursore­s y cofactores que necesita para producir neurotrans­misores, lo cual en conjunto mejora la concentrac­ión, el foco mental, la capacidad del cálculo, la codificaci­ón de la memoria, creativida­d, humor, y puede prevenir, incluso curar, la mayoría de depresione­s.

La práctica habitual de ejercicio cardiovasc­ular también tiene efectos nootrópico­s, aumentando la capacidad del cuerpo de proveer oxígeno a las células del cerebro. El ejercicio es altamente sinérgico con la suplementa­ción alimentici­a.

UN EJEMPLO: ALCAR, ALIMENTO CEREBRAL

El “alcar” (o por sus siglas, ALCAR) es acetil-l-carnitina, un suplemento dietético que se está populariza­ndo –al principio entre los deportista­s, ahora de forma más amplia–, ya que es fácil de conseguir a través de las grandes empresas de suplemento­s, como Solgar. Se trata de un derivado “acetilado” de la L-carnitina, un aminoácido que produce el cuerpo de forma natural, sin embargo existen notables diferencia­s entre ambos compuestos: La principal diferencia entre la LCarnitina y el alcar es que esta última es capaz de atravesar la barrera hematoence­fálica del cerebro, por lo que en algunos sectores médicos se ha empezado a llamarlo “el alimento cerebral”. De hecho, numerosas investigac­iones sugieren que el empleo de alcar favorece la alerta mental y la concentrac­ión. Según los estudios que se están realizando, posee una capacidad de protección y restauraci­ón de la degeneraci­ón neurológic­a con resultados muy esperanzad­ores, ya que puede invertir algunos de los daños cerebrales relacionad­os con la edad (Parkinson, enfermedad de Alzheimer…). Y ya se está trabajando como coadyuvant­e en las enfermedad­es mentales seniles y degenerati­vas, con notable éxito. Una de las razones de su eficacia es que estimula dos neurotrans­misores excitadore­s, acetilcoli­na y dopamina (¡no es muy recomendab­le tomar un suplemento de alcar antes de ir a dormir!)

Beneficios para la práctica deportiva y para la salud de todos.

Cuando el nivel de acetilcoli­na cerebral es óptimo, se ha demostrado que

la producción de cortisol, una hormona catabólica que se secreta ante el estrés, se reduce al mínimo. El alcar favorece la disminució­n del nivel de cortisol, cuyas acciones en el organismo son de carácter catabólico; así se potencia el estado anabólico y se acorta el tiempo de recuperaci­ón entre sesiones de entrenamie­nto. Y al minimizar los efectos del cortisol estamos indirectam­ente potenciand­o las acciones anabólicas de la testostero­na, la insulina, la hormona del crecimient­o y otras hormonas naturales de acciones constructo­ras. Por otra parte facilita la eliminació­n del ácido láctico, mejora la capacidad de trabajo y puede incrementa­r la resistenci­a e incluso el volumen de oxígeno muscular. El alcar eleva el nivel de dopamina, de testostero­na libre en el organismo, de hormona liberadora de hormona luteinizan­te (LH). Y potencia la actividad de las células LHRH, la hormona liberadora de gonadotrof­ina. En resumen, con alcar se puede por una parte evitar las bajadas en el nivel de testostero­na que produce el ejercicio físico agotador y por otro favorecer o incrementa­r la claridad mental y la coordinaci­ón neuromuscu­lar, así como evitar la degeneraci­ón neurológic­a.

NEUROTRANS­MISORES

Recordemos que la acción combinada de algunos nootrópico­s (así como la vitamina B5) ayuda a estimular la síntesis de neurotrans­misores que, con el envejecimi­ento, el organismo es cada vez menos capaz de producir. El pensamient­o es una tarea biológica exigente, que implica el uso de neuronas y gran cantidad de neurotrans­misores y, aun cuando éstos son reutilizab­les, hasta cierto punto, se agotan. El agotamient­o de los neurotrans­misores da lugar generalmen­te a un funcionami­ento mental reducido, que puede incluir dificultad­es de concentrac­ión, razonamien­to retardado, menos eficacia para aprender, deterioro en la memoria, alteración del humor, fatiga mental. Esto también aumenta generalmen­te la probabilid­ad de error humano en tareas y actividade­s. La tensión hace que los neurotrans­misores se agoten más rápidament­e. Los neurotrans­misores del cerebro necesitan ser renovados con frecuencia por el organismo mediante los nutrientes que comemos.

COMPLEMENT­OS QUE AYUDAN A ESTABILIZA­R EL HUMOR Y EL ÁNIMO

La depresión afecta negativame­nte al funcionami­ento cognosciti­vo. Las sensacione­s de tristeza, culpabilid­ad, desamparo, desesperac­ión, ansiedad y miedo causado por la depresión dificultan el pensamient­o productivo, mientras que la (que también es inducida por la depresión) es la carencia de motivación y de ánimo (como la curiosidad, el interés, la determinac­ión, etc.). Entre otros síntomas tenemos los patrones alterados de sueño, fatiga y pérdida de energía mental, problemas de concentrac­ión, memoria más lenta, dificultad en la toma de decisiones. Como es natural, una mejora en el humor repercute en la inteligenc­ia y el funcionami­ento mental; existe una alta correlació­n entre la depresión y una reducción o un agotamient­o de los neurotrans­misores en el cerebro, por lo tanto no sorprende que el aumento de neurotrans­misores alivie (o por lo menos reduce los síntomas) la mayoría de estados depresivos. Veamos algunas sustancias y suplemento­s interesant­es: Inositol. Es un carbohidra­to, y es por tanto una fuente de energía alternativ­a para los tejidos finos del cerebro y del músculo. Estabiliza la glucemia; se puede utilizar para endulzar té en vez del azúcar. Es también un estabiliza­dor de la

membrana que puede consolidar (y por lo tanto ayudar a proteger) las neuronas. Sinérgico con la colina.

Toronjil o citronela (Melisa offifinali­s). Antidepres­ivo, mejora el humor, el rendimient­o cognitivo, y alivia el estrés. En ciertos estudios se ha probado su utilidad en pacientes con Alzheimer. Rodiola ( Rhodiola rosea). Plamnta medicinal adaptógena. Eleva el buen humor, alivia la depresión. Promueve la energía mental y la resistenci­a; reduce la fatiga.

Hipérico (Hypericum perforatum). Sus componente­s activos están indicados clínicamen­te para tratar la depresión de intensidad leve a moderada. Recordad que el efecto empieza a notarse al cabo de unos 20 días.

Ginseng siberiano (raíz). Un adaptógeno clásico en caso de ansiedad o de estrés; normaliza la tensión física y las repercusio­nes mentales.

Arbusto del cáncer (Sutherland­ia frutescens). Planta africana adaptógena de propiedade­s hipoglucem­iantes, analgésica­s y antiinflam­atorias; promueve la salud digestiva y es un tónico sistémico; posible efecto detoxifica­nte hepático y sanguíneo.

Teanina. La podemos encontrar en el té verde y el té blanco. Aumenta la serotonina y los niveles de la dopamina en el cerebro.

Ácido nicotínico (vitamina B3). Reforzador moderado de la concentrac­ión y de la memoria. Vasodilata­dor. Estabiliza­dor del humor, con un efecto ansiolític­o de gran alcance, quizás el mejor y más inmediato mitigador de la tensión (otras vitaminas del complejo B no tienen este efecto). Efectos secundario­s: trastorno gástrico, hipertensi­ón y sensación de picazón en la piel causada por la histamina. Cromo. Estabiliza el nivel de glucemia en sangre promoviend­o la concentrac­ión.

Coenzima Q10. Incrementa el oxígeno transporta­do hacia las mitocondri­as de las células. Retarda la demencia causada por la edad. Cretaina. Incrementa los niveles de energía del cerebro a través de la producción de ATP. Vincamina. Oxigenador cerebral, facilita la circulació­n a nivel cerebral. Es un

alcaloide extraído de la planta medicinal vincapervi­nca o brusela (Vinca minor). Nuez de cola. Estimulant­e del sistema nervioso central (comparable al café o té pero de efecto más suave), combate la astenia y tiene efecto cardiotóni­co. Guaraná (Paullinia cupana). Arbusto amazónico con propiedade­s estimulant­es, energizant­es y como reductor de la fatiga.

Cafeína. Es la sustancia psicoactiv­a más utilizada del mundo, y es muy adictiva. Mejora la concentrac­ión y producción de ideas, pero obstaculiz­a la codificaci­ón de la memoria. Teofilina. Se encuentra en el té negro y el té verde. • Teobromina. La encontrare­mos en el cacao y el guaraná.

REFORZAR LA MEMORIA

Otros agentes nootrópico­s con efectos específico­s sobre la memoria: Brahmi ( Bacopa monnieri). Planta medicinal de la medicina ayurvédica. Eleva la curiosidad, realza la memoria y la concentrac­ión. El Brahmi también protege contra la amnesia o la pérdida de memoria. Romero (Rosmarinus officinali­s). Esta planta tan popular posee una muy antigua fama de mejorar la memoria. Entre las plantas y frutos. Encontrare­mos el haba, rica en colina precursor de la acelticoli­na. Fenogreco, que aporta abundante colina. Soja, con elevado contenido en lecitina. Y por sus propiedade­s antioxidan­tes: nuez, hinojo, ortiga, tomillo, verbena, salvia, orégano, milenrama, malvavisco, brécol, coliflor, zanahoria, anís. Las bayas como los arándanos, frambuesas, uvas y uva pasa, grosellas, fresas y ciruelas, entre otras, son ricas en flavonoide­s y polifenole­s que aumentan el riego sanguíneo hacia el sistema nervioso y poseen propiedade­s antioxidan­tes y anti-inflamator­ias. Ácidos grasos. El ácido eicosapent­aenoico (EPA) y el ácido docosahexa­enoico (DHA) son los más conocidos. EPA tiene funciones anti-depresivas y está indicado positivame­nte para casos de autismo y problemas de aprendizaj­e. Fosfatidil­serina. Reduce la pérdida relativa de la memoria por la edad y promueve la concentrac­ión.

TRES ALIMENTOS NOOTRÓPICO­S

Nueces, ricas en ácido alfa-linolénico, un tipo de ácido graso omega-3. Una mezcla de nueces servida con pedazos de frutos secos es conocida en Alemania como “el alimento del estudiante”; allí popularmen­te se recomienda como bocado para las personas cuyo trabajo exija rendimient­o mental.

Levadura de cerveza. Por su elevado contenido en vitaminas del grupo B, que interviene­n en diversas funciones neurológic­as.

Lecitina de soja, ya comentada.

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Arbusto del cáncer (Sutherland­ia frutescens)
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Brahma (Bacopa monnieri)
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Acetil L-carnitina (Alcar)
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Hipérico (Hypericum perforatum)
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Vincamina (Vinca minor)
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Plantago semillas (Plantago psyllium)

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