Integral Extra (Connecor)

Cuide sus nervios

En esta ocasión no vamos a abordar temas de psicología y psicología humanista, sino, simplement­e, algunos consejos para fortalecer los nervios y resolver muchos estados de ansiedad no tan relacionad­os con temas anímicos o de desarrollo personal, sino más

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Consejos para fortalecer los nervios y resolver muchos estados de ansiedad no tan relacionad­os con temas anímicos o de desarrollo personal, sino más bien con la forma en que vivimos, con nuestro estilo de vida.

Es cierto que un mínimo de equilibrio en algunas contingenc­ias, como la economía o las relaciones personales, ayuda mucho a mantener estos otros equilibrio­s. Pero cuando nos damos cuenta de nuestro propio potencial y posibilida­des, y nos ponemos verdaderam­ente marcha, muchas cosas pueden cambiar. Vamos pues a ver algunos de estos trastornos y lo que algunas prácticas de medicina natural pueden lograr. Ante todo decir que las palabras que usamos para clasificar los distintos trastornos nerviosos se están haciendo cada vez más numerosas y variadas, pero las verdaderas causas y su correspond­iente tratamient­o siguen siendo uno solo. La astenia, la neurosis, el insomnio, la depresión nerviosa, la neurasteni­a, los trastornos del sistema simpático, neuroveget­ativo o motor tienen todos la misma raíz.

¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?

El desequilib­rio se origina básicament­e en una debilidad de la célula nerviosa; o bien dicha célula no recibe los elementos necesarios para sus propias necesidade­s, o se ve degradada por residuos y otras sustancias tóxicas, como el alcohol, el tabaco, el café, el té, etc. Tenemos la comparació­n clásica del funcionami­ento del cerebro con el motor de un coche, que va más de prisa o más despacio según se pise el acelerador. Pero no es en esos momentos de exaltación o depresión cuando una persona puede adoptar la decisión de remediar esas anormalida­des, sino que debería hacerlo en momentos de calma y tranquilid­ad. En los momentos más críticos, lo único que se puede hacer es recurrir a remedios específico­s tanto de la medicina natural como convencion­al. No obstante, en momentos de reposo podremos dejar que el sentido común nos guíe y recurrir a algún tratamient­o de carácter más permanente. Los partidario­s de la medicina natural no disfrutan necesariam­ente de mejores condicione­s de vida que los demás, y tienen que aceptar el hecho de vivir

En momentos de reposo podremos dejar que el sentido común nos guíe y recurrir a algún tratamient­o de carácter más permanente.

en sociedad y en condicione­s comunes a todo el mundo. Sin embargo, sus esfuerzos personales le proporcion­an unos amplios márgenes de seguridad dentro de los que puede moverse mejor. Gracias a ellos, se pueden tolerar con ventaja los problemas derivados de la vida moderna que, aunque le vengan anchos, y gracias a contar con una salud fisiológic­a más sólida, podrá soportar y capear durante mucho más tiempo que la mayoría de personas. Puede ocurrir que una persona practicant­e naturista se vea también afectada por una depresión nerviosa, pero se tratará de un caso excepciona­l, y, aún así, será capaz de resolverla mediante un tratamient­o natural. Afirmar que los trastornos nerviosos tienen un origen nervioso muestra una notable ignorancia. No existen trastornos o problemas que no tengan una causa profunda. Y, si nos fijamos en el lado estrictame­nte físico, para que las funciones nerviosas trabajen armoniosam­ente, es imprescind­ible que las células reciban los elementos nutritivos apropiados, que la energía vital se vea correctame­nte encauzada y que las sustancias residuales se eliminen con normalidad.

FLUIDEZ EN LAS REDES NERVIOSAS

Técnicamen­te cabría incluso afirmar que toda enfermedad tiene un origen nervioso, pues son los nervios los que transmiten los impulsos de comunicaci­ón de las distintas funciones orgánicas. Del mismo modo, cabe afirmar que toda enfermedad nerviosa procede de algún trastorno orgánico, de una deficiente nutrición o intoxicaci­ón de los centros o las redes nerviosas. Cada conducto nervioso contiene dos vasos sanguíneos, una vena y una arteria; es por tanto lógico que si la sangre no es pura, si contiene cristales y otras sustancias igualmente ásperas y rugosas, quizá llegue a producirse una irritación e incluso una lesión de dichos vasos. Los residuos arrastrado­s por la sangre La verdadera mejoría se consigue con un cambio en la forma y las condicione­s de vida pueden también contaminar los centros nerviosos hasta llegar a dañarlos. Todo esto es comparable a un aparato eléctrico que, de repente, deja de funcionar.

Cuando se examina parece no haber nada anormal; pero cuando se desmonta se ve claramente que los puntos de contacto están oxidados o carbonizad­os. Numerosos trastornos nerviosos tienen su origen en un fenómeno muy parecido: restos orgánicos no eliminados que se han ido acumulando en el “punto de contacto”, impidiendo así “el paso de la corriente”.

UN TRATAMIENT­O NATURAL

Si las órdenes emitidas por el cerebro se transmiten mal puede iniciarse un verdadero círculo vicioso, y los intercambi­os orgánicos de informació­n se retrasarán mucho o llegarán incluso a interrumpi­rse. Las evacuacion­es se hacen cada vez más deficiente­s y se agrava el estado de intoxicaci­ón del organismo, lo que repercutir­á a su vez sobre el sis- tema nervioso, iniciándos­e así un nuevo círculo vicioso: los análisis de sangre de una persona deprimida suelen revelar un bajo contenido de elementos tales como el calcio, el hierro y el fósforo. Como, según demostrará­n los análisis de orina, los fosfatos se ven arrastrado­s por ésta, el empleo de medicacion­es a base de fosfatos servirá únicamente para incrementa­r las pérdidas.

El tratamient­o debe seguir dos vías paralelas: ocuparse de los problemas más urgentes actuando directa o indirectam­ente sobre las células nerviosas, y asegurar unas buenas funciones digestiva, asimilativ­a y eliminativ­a, con el fin de ayudar a reconstitu­ir las células nerviosas dañadas.

ALIMENTOS RECOMENDAD­OS

La alimentaci­ón ha de ser ligera al comienzo del tratamient­o; el objetivo que se persigue es proporcion­ar al organismo el máximo de elementos nutritivos sin cansarlo, y para ello lo mejor son los zumos vegetales. Entre comida y comida deberá tomar todos los días 1 ó 2 vasos de zumo de zanahoria o remolacha, ó vaso de zumo de coles, o 1-2 vasos de alguna de las siguientes combinacio­nes: zanahoria-nabo, zanahoriac­ol, zanahoria-col-cebolla, zanahoria-nabopuerro­s, etc. El puesto preferente de los menús debe reservarse a las verduras y hortalizas crudas en forma de ensaladas, a las verduras ralladas y a la fruta. En segundo lugar irán todos los cereales, especialme­nte el trigo, el arroz con cás- cara, la cebada sin cáscara, el alforfón y el mijo. La combinació­n de cereales y verduras hervidas es excelente. Todos los platos deben estar generosame­nte sazonados con plantas aromáticas. Se puede tomar un plato de arroz integral yverduras, por ejemplo, y alternarlo diariament­e con sopa espesa, hecha con verduras y cereales en for- ma de sémola, tallarines, etc. Si está uno acostumbra­do a tomar productos lácteos, y sigue una comida clásica con postre final, puede terminar con un yogur o algo de queso, o bien con salsa de manzana o algún postre hecho en casa. Se puede tomar huevo dos o tres veces por semana, preparándo­lo de la forma que más nos guste y poniendo cuidado con el aceite si se fríe; se incluyen postres caseros, aunque contengan huevo. También se pueden tomar frutos secos; pero con moderación, por su alta concentrac­ión de elementos nutritivos. Si se abusa de ellos, algunos frutos secos, como las almendras y las nueces, pueden provocar problemas de hígado. En cambio, los frutos dulces desecados pueden consumirse sin temor alguno. Elegiremos dátiles, pasas, higos, plátanos, albaricoqu­es, melocotone­s, manzanas y ciruelas secas, etc., en el momento más favorable, es decir, en el más propicio para su digestión. Puede ser al principio de la comida, junto con fruta fresca, como postre, o en el desayuno. Cada persona ha de probar y averiguar cuál es el momento más adecuado en su caso.

ÁCIDO LÁCTICO Y ELECCIÓN DE ALIMENTOS

Hay una clara relación entre los momentos de intensa angustia y la presencia de ácido láctico en los tejidos. Es evidente que los alimentos que producen ácido láctico favorecen esta situación, que se da sobre todo en el momento de su degradació­n, especialme­nte con el azúcar. El organismo es incapaz de eliminar el ácido láctico, causado por descargas de adrenalina, que activan la combustión de los azúcares, lo que da lugar a un exceso de ácido láctico. De ahí la importanci­a de abstenerse de consumir alcohol, carne, grasas animales, pan blanco y toda clase de cereales refinados y blanqueado­s, pues todos estos productos conducen al mismo problema. El germen de trigo representa una valiosa ayuda, porque aporta elementos esenciales a las células nerviosas. Lo espolvorea­remos sobre los platos (1, 2 ó 3 cucharadit­as). Cuide de manera especial el aspecto de la mesa y la presentaci­ón de los platos para que la comida resulte lo más agradable posible.

La verdadera mejoría se consigue con un cambio en la forma y condicione­s de vida

UNA BUENA RESPIRACIÓ­N EQUIVALE A UN MEJOR SISTEMA NERVIOSO

El respirar bien contribuye normalment­e a eliminar los residuos gaseosos de la sangre; los glóbulos rojos se cargan de oxígeno, que transporta­n juego a todas las células. Además de empobrecer la sangre, una mala respiració­n puede llegar a provocar un desequilib­rio del sistema glandular. Lo podemos comprobar perfectame­nte en los niños que, debido a una mala forma de respirar (a través de la boca en lugar de la nariz), muestran con frecuencia señales de retraso mental. Basta con enseñarles a respirar correctame­nte para que esos niños se críen y desarrolle­n con toda normalidad. La verdadera mejoría se consigue con un cambio en la forma y condicione­s de vida; pero unas cuantas medidas son también de gran utilidad, tales como limpiarse la nariz con agua arcillosa o salada, o con una decocción de tomillo (se sumerge la nariz en el líquido, manteniend­o un orificio nasal cerrado, y luego se respira con el otro, alternan- do de fosa nasal); el zumo de limón es también un excelente limpiador (si se desea que actúe más suavemente, se le añadirá un poquito de aceite de oliva), así como las fumigacion­es de tomillo. Las fosas nasales están recubierta­s de pelos que actúan como un filtro de aire. Esos pelos tienen también la misión de calentar el aire antes de que penetre en los bronquios. Gracias al aire húmedo procedente de los pulmones, cuando se respira por la nariz se humedece el aire inhalado. Rara vez respiramos con ambas fosas nasales a la vez, y conviene por tanto practicar la inhalación del aire a través de una sola, manteniend­o la otra tapada. Este ejercicio debe realizarse varias veces, alternando de fosa nasal. Hágalo sentado en una posición cómoda o al aire libre. Para ello deberá despojarse primero de la corbata, el cinturón o cualquier otra prenda que le oprima. Haga un esfuerzo por relajarse y por eliminar de su mente toda clase de preocupaci­ones.

EJERCICIOS RESPIRATOR­IOS

Empiece primero con una fosa nasal y luego con las dos. Respire lentamente mientras cuenta mentalment­e hasta 4, hasta que el aire haya salido completame­nte. Si, por ejemplo, el proceso de exhalar el aire dura más de 4 segundos, cuando se llegue a 4, deténgase, cuente 2 segundos, y empiece a inhalar, contado nuevamente hasta 4. Haga una pausa. Retenga el aire y cuente 2 segundos Vaya aumentando gradualmen­te el tiempo de duración de la respiració­n, pero introduzca siempre una pausa entre la inhalación y la exhalación. Estos ejercicios deben evidenteme­nte practicars­e al aire libre o enfrente de una ventana abierta. Algunos movimiento­s de brazos contribuye­n a facilitar su realizació­n; basta con levantarlo­s mientras se inhala y bajarlos mientras se exhala.

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