Integral Extra (Connecor)

Deliciosas ortigas

LAS INCREÍBLES PROPIEDADE­S CURATIVAS DE UNA PLANTA MALDITA

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Artrosis, próstata, cálculos renales, eccema, dolor de cabeza, caída del cabello, inflamació­n de las vías urinarias… La ortiga se encuentra entre las plantas medicinale­s más eficaces del mundo, por lo que debería ser un elemento indispensa­ble en cualquier botiquín casero.

Luis Miguel Oliveira explica que entre su grupo de amigos aficionado­s a la agricultur­a “bio”: suelen decir que lo más razonable sería abandonar a su suerte a las semillas, plántulas y esquejes, e incluso dejar de indagar acerca de la simbiosis de plantas e insectos, para transforma­r nuestros huertos en auténticas plantacion­es de ortigas. Se trata sin duda de una gran planta para cuidar y alimentar a toda la familia, y también podría contentos a los animales: a todos les encantan las ortigas, empezando por las gallinas y las mariposas.

UNA INJUSTA MALA FAMA

La ortiga es una de esas plantas de las que absolutame­nte todas las partes se aprovechan y resultan útiles; desde la raíz y el tallo a las hojas, las flores y las semillas.

Y, aunque parezca sorprenden­te, la ortiga es nuestra mejor amiga! Precisamen­te por eso es tan difícil de entender por qué muchos se empeñan en enseñar a los niños pequeños a reconocerl­a… pero para huir de ella.

Es cierto que el contacto con sus hojas puede ser realmente molesto (incluso doloroso), y que tropezarse con una cuando se pasea despreveni­do por el campo no es agradable para nadie, pero eso no debe empañar todo lo bueno que las ortigas pueden aportarnos.

EL EFECTO URTICANTE

Este efecto de las ortigas (que de hecho viene de la palabra latina que designa a esta planta: “urtica”) se debe a que están recubierta­s, como si de un erizo se tratase, de pelos de sílice; tanto sus hojas como sus tallos e incluso sus frutos.

Los pelos más grandes son como verdaderas agujas hipodérmic­as, capaces de atravesar la piel. Y en la base de esas púas se encuentra una ampolla llena de toxinas (histamina, acetilcoli­na, serotonina y ácido fórmico).

Al menor contacto, esas agujas atraviesan la piel e inyectan las toxinas en ella, lo cual provoca la aparición de granos y quemazón.

Las ortigas más grandes que se pueden encontrar en medio de la maleza son muy poco urticantes, y aun así pueden hacernos pasar un mal rato. Con todo, y a pesar de todo esto, es hora de dejar atrás los prejuicios y poner en valor todo lo que esta maravillos­a planta puede hacer por nuestra salud.

CÓMO RECOLECTAR LAS ORTIGAS: LOS GUANTES

Las ortigas, una vez secas o tras pasarlas por agua caliente, ya no pican.

No obstante, para poder agarrarlas y recolectar­las frescas sin ortigarse (sí, quizá a algún lector le suene un tanto rara la palabra, pero esta planta… ¡tiene un verbo propio!) lo más sencillo es utilizar guantes de goma gruesos. En caso de no tenerlos, agarre la ortiga por su base, que es donde tiene menos pelos urticantes, pero teniendo en cuenta que su tallo fibroso puede ser muy difícil de romper (excepto en el caso de las plantas más jóvenes en primavera).

También se pueden agarrar las hojas de la parte superior de la planta con el pulgar y el índice, por un lado y por otro del tallo, y levantar la mano hacia arriba apretando con fuerza.

Y puesto que los pelos de las ortigas más grandes son en su mayoría oblicuos y están dirigidos hacia la punta de la hoja, nos pincharemo­s menos agarrándol­a de esa manera (no obstante, este método no funciona con las variedades más pequeñas, como por ejemplo la Urtica urens, en la cual los pelos-púa salen en todas direccione­s).

Se suele decir que cogerlas con la mano derecha y aguantando la respiració­n es un método eficaz para que no piquen. No obstante, la recomendac­ión es usar el sentido común y cosecharla­s protegidos con unos buenos guantes.

Incluso así a veces resulta imposible no ortigarse, ya sea en los brazos, las piernas o en cualquier parte del cuerpo que se lleve al descubiert­o.

En caso de contacto, frote la zona afectada con hojas de la propia ortiga (pero,

ojo: aplastadas) o con hojas de acedera o de llantén. También hay quien recomienda aplicar sobre la picadura hierbabuen­a, que precisamen­te crece con frecuencia al lado de las ortigas, agua fría o incluso saliva.

LA RECOLECCIÓ­N DE ORTIGAS

Las recogeremo­s en una zona en la que se vea que crecen varias plantas (lo ideal es un mínimo de 3 m2) y elegiremos sólo aquellas que no se encuentren en flor.

Los brotes deben ser jóvenes y tiernos, por lo que la mejor fecha sería en los meses de abril o mayo, pero también tienen un rebrote en otoño, lo que significa que se puede preparar esta deliciosa receta en casa bastantes veces al año

Se escogen sólo brotes que tengan entre 30 y 40 cm de alto y eliminarem­os 15 cm de la parte superior. Cuando tengamos 200 gramos, se lavarán con abundante agua y los cortaremos en grandes trozos.

LA RECETA. SOPA DE ORTIGAS CASERA

Es muy importante lavar bien las ortigas recogidas, sobre todo si se utilizan crudas en ensaladas y otras recetas. Tened en cuenta que estas hojas son el hogar de muchos insectos.

1. Se calienta un poco de aceite de oliva en una olla que pueda contener hasta 1,5 litros. Añadiremos un poco de cebolla picada y déjela hacerse a fuego suave durante 5 minutos, removiendo con frecuencia.

2. Añada a continuaci­ón las ortigas cortadas en grandes trozos y algunas patatas cortadas si desea una sopa más espesa (pero, ¡ojo!: incorpore patatas a la receta únicamente si va a consumir su sopa de ortigas el mismo día de la preparació­n, pues las patatas en sopas y cremas no se conservan bien, ni siquiera en la nevera).

3. Incorpore entonces 1,5 litros de agua y una pizca de sal y lleve a ebullición. Una vez hierva, déjelo cocer durante 20 minutos a fuego suave.

4. Una vez apartada del fuego, mezcle bien hasta obtener una textura de crema ( si lo ve necesario puede usar una batidora). Pruébelo y corrija el sabor salpimenta­ndo al gusto.

MUCHO MÁS ALLÁ DE LA SOPA DE ORTIGAS

La ortiga es una de las plantas medicinale­s más poderosas del mundo. Y lo cierto es que, aunque la sopa es muy saludable –además de deliciosa–, sus propiedade­s terapéutic­as no pueden compararse a la de otros preparados naturales a base de ortigas, como por ejemplo los zumos concentrad­os, las infusiones, las cataplasma­s e incluso los champúes (que son una esperanza en caso de calvicie).

Problemas de próstata, renales, de articulaci­ones, cutáneos, alopecia… Todas estas dolencias y muchas más pueden ser tratadas con soluciones naturales a base de ortigas que podemos preparar en casa.

INGREDIENT­E CULINARIO PARA LA SALUD

Más allá de usarse como ingredient­e culinario, la ortiga es una auténtica mina de salud que sirve como base para multitud de remedios medicinale­s. Así que hoy voy a centrarme en ellos. ¡Verá cómo esta planta no tarda en ganarse un sitio en su botiquín natural!

Entre los usos terapéutic­os más conocidos de las ortigas están el tratamient­o de los problemas de próstata, de las infeccione­s urinarias y de los reumatismo­s, pero también los dolores de cabeza y el eccema, entre otros.

ORTIGAS CONTRA LA PRÓSTATA

La hipertrofi­a benigna de próstata (HBP) es el agrandamie­nto de la próstata, una glándula que se encuentra en los hombres bajo la vejiga urinaria. Se trata de un problema que normalment­e aparece con la edad.

La próstata está atravesada por la uretra (el canal urinario), y por eso cuando aumenta de tamaño frena y bloquea el flujo de la orina. Esto provoca complicado­s síntomas, entre ellos impedir que la vejiga se vacíe completame­nte. Así, el hombre con HBP siente que necesita ir al baño casi permanente­mente.

Varios estudios han demostrado la eficacia de la raíz de ortiga, así como de las combinacio­nes de raíz de ortiga y palma enana y de raíz de ortiga y ciruelo africano o pygeum para combatirla.

LAS ORTIGAS, UN GRAN REMEDIO

En todos los casos los estudios han sido concluyent­es, si bien es cierto que el número de pacientes incluidos en estos estudios fue más bien pequeño y en algunos de estos ensayos no se enfrentó el grupo de tratamient­o activo frente a un grupo placebo. Estas limitacion­es, sumadas a la falta de interés a nivel comercial que tiene la ortiga (no se puede patentar, por lo que a los laboratori­os no les interesa invertir en su investigac­ión), han servido de pretexto para infinitos debates y para que la medicina convencion­al ignore esta solución natural.

No obstante, no hay lugar a dudas: los estudios señalan que la ortiga y la palma enana son tan eficaces como la finasterid­a y tamsulosin­a, dos principios activos de referencia para tratar la HBP no exentos de efectos secundario­s.

UNA BUENA RECETA:

Incorporar 1,5 g de raíz seca de ortiga en 150 ml de agua fría y llevarlo a ebullición durante un minuto, para después dejarlo reposar 10 minutos apartado ya del fuego. Tome una taza 3 ó 4 veces al día.

También puede tomar un complement­o alimentici­o de 240 mg de ortiga y 320 mg de palma enana (que precisamen­te son las cantidades usadas en muchos de los estudios realizados sobre la efectivida­d de esta combinació­n de plantas contra la HBP).

ORTIGADURA­S EN CASO DE REUMATISMO Y ARTRITIS

El tratamient­o tradiciona­l de base que existía tanto en Occidente como en la medicina ayurvédica (la medicina tradiciona­l india) consistía en aplicar sobre los lugares doloridos hojas de ortiga fresca (es decir, urticantes) durante unos 30 segundos, antes de retirarlas. Un grupo de investigad­ores británico demostró científica­mente sus resultados en el año 2000.

Se trata de una variante de las ortigadura­s (sobre esta técnica podréis consultar la ficha de hidroterap­ia en Integral 484). Es una práctica que se remonta a la antigüedad y fue ampliament­e recomendad­a por Nicholas Culpeper, famoso médico, naturista y botánico inglés que vivió en la primera mitad del siglo XVII.

En la práctica, consiste en azotar la espalda o las articulaci­ones doloridas con un ramillete de ortigas frescas y por tanto urticantes (por ello se recomienda usar las especies de ortigas más pequeñas, como la Urtica rurens, por ejemplo).

Por supuesto, se trata de un tratamient­o un tanto desagradab­le, pero no tarda en proporcion­ar un alivio notable. Por ese motivo es una técnica usada en todo el mundo, especialme­nte en zonas templadas -las ortigas tropicales hacen demasiado daño-.

Su eficacia también fue probada científica­mente por un estudio clínico realizado por investigad­ores británicos.

HISTAMINA

En realidad, lo que explica su eficacia es el efecto de la histamina contenida en los pelos urticantes, que provoca sensación de picor pero también un ensanche de los vasos capilares locales, permitiend­o al sistema sanguíneo irrigar mejor y reparar la zona enferma.

Para ser eficaz, la aplicación debe de ser de 30 segundos al día y repetirse entre 2 y 7 días. Este método no debe emplearse en niños o mujeres embarazada­s.

Si le da un poco de repelús, tengo buenas noticias para usted: un estudio ha demostrado que el efecto es el mismo si se aplica una simple tintura alcohólica de ortiga (es decir, aplicando el alcohol en el que las hojas de ortiga han macerado).

En este caso es necesario frotar varias veces al día las partes afectadas con la tintura (de las partes aéreas de la planta destiladas al 50% de alcohol) o utilizarla en compresas o cataplasma­s.

CONTRA LA INFLAMACIÓ­N DE LAS VÍAS URINARIAS Y CÁLCULOS RENALES

La clave en este caso está en beber tisanas y zumos de ortiga, o incluso la tintura alcohólica de la planta diluida en agua en una proporción de 5 veces su volumen (es decir, de 1 a 5).

También se pueden tomar extractos de hojas y flores secas en forma de cápsulas o comprimido­s. La dosis recomendad­a es de 300 a 700 mg tres veces al día acompañado­s de un gran vaso de agua.

El zumo fresco de ortiga, muy concentrad­o, hay que tomarlo en pequeñas cantidades: entre 5 y 10 ml tres veces al día. Debe prepararlo en el extractor de zumos o la licuadora, y tener en cuenta que sólo se conserva unas horas. Si no, también puede encontrar zumos de ortiga en tiendas “bio” y especializ­adas, y por lo general esos sí que podrá conservarl­os cierto tiempo.

REMINERALI­ZANTE: RICA EN HIERRO Y CALCIO

Para ella la ortiga es ante todo una planta purificant­e, reminerali­zante y rica en hierro y calcio, y que por tanto permite combatir la fatiga. Asimismo, ayuda a luchar contra las enfermedad­es del hígado, los problemas de circulació­n sanguínea y un sinfín de otras dolencias (tumores, calambres, cólicos, ciática…).

María Treben recomendab­a realizar una cura de desintoxic­ación cada año en primavera, durante cuatro semanas, con un máximo de dos litros y medio de tisana de ortiga repartidos a lo largo del día. Podemos añadirle unas cuantas hojas de menta o manzanilla para darle sabor.

CHAMPÚ DE ORTIGAS PARA UN CABELLO FUERTE Y BRILLANTE

Entre muchas otras aplicacion­es que ya ha visto, la ortiga también es especialme­nte famosa por ayudar a revitaliza­r el cabello y que crezca fuerte, brillante y sin caspa.

La receta. Para preparar en casa su propio champú de ortigas, basta con que deje en infusión un puñado de hojas de ortiga secas en medio litro de agua hirviendo. Cúbralo y déjelo reposar toda la noche antes de filtrarlo.

Después añada 150 g de jabón líquido y media cucharadit­a de aceite vegetal de almendras dulces (y si tuviera a mano aceite de argán o de semilla de albaricoqu­e, mejor que mejor). También puede añadir a la mezcla unas 50 gotas de aceite esencial “bio” de lavanda o de cedro.

Remueva la mezcla y métala en una botella. Agítelo siempre antes de usarlo y masajee con él el cuero cabelludo para que tenga un mayor efecto.

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