LOS TATUAJES DE HENNA: UNA TRADICIÓN MILENARIA
El arte de aplicar henna en las manos y en los pies se conoce como mehndi. Su origen parece provenir del antiguo Egipto, donde se cree que formaba parte de algunos rituales funerarios. En el siglo XII llegó a la India, donde se popularizó en las celebraciones de bodas porque supuestamente propiciaba la fertilidad. Aunque se conoce como tatuaje de henna este tipo de adorno cutáneo no emplea agujas y la henna solo llega hasta las células muertas de la capa más externa de la dermis. De ahí que sea una alternativa más segura a los tatuajes tradicionales, aunque, eso sí, no es permanente.
Al aplicarse sobre la piel, el tinte adquiere un tono naranja pálido que se va oscureciendo con el paso de las horas hasta alcanzar un color entre rojo y marrón. Pueden transcurrir 12 horas hasta que adquiera la tonalidad más oscura y, pasadas 24 horas, empezará a aclararse poco a poco hasta desaparecer. Su duración varía entre los 5 y los 15 días.
La pasta de henna empieza a secarse y agrietarse a los 20 minutos. Si el tatuaje que se quiere hacer es demasiado grande y requiere más tiempo, un truco es aplicar sobre el diseño una mezcla de jugo de limón con azúcar para que se mantenga húmeda.