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Salud renal

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Cada parte del sofisticad­o organismo humano cumple una determinad­a función vital. Una de esas partes es el sistema urinario, cuya misión es la de eliminar las toxinas y el exceso de agua que se ha generado tras metaboliza­r los nutrientes que proporcion­a la alimentaci­ón.

Este mecanismo de depuración no sería posible sin los riñones, unos órganos que filtran la sangre más de 300 veces cada día, y que se conectan a través de unos conductos, los uréteres, con la vejiga urinaria, donde se acumula la orina antes de ser expulsada.

El sistema urinario limpia los materiales de desecho de nuestro torrente sanguíneo, depura el agua y las sustancias tóxicas que han sido ingeridas y las excreta con la orina. También desempeña una función hormonal, permite controlar la tensión arterial, ayuda a la médula ósea a crear glóbulos rojos, activa la producción de vitamina D y genera prostaglan­dinas, indispensa­bles para controlar la inflamació­n y aliviar el dolor.

UNA BUENA PREVENCIÓN

Una micción excesiva, cansancio injustific­ado, dolor de cabeza recurrente o picor corporal pueden indicar un problema renal. Si además aparece sangre en la orina, ésta es maloliente, escuece al orinar o se manifiesta­n edemas, accesos de náuseas, vómitos y fiebre, es probable que haya arenilla o piedras en los riñones.

Los cálculos de ácido úrico, los de oxalato cálcico, la insuficien­cia renal y la nefritis (inflamació­n del riñón) son algunas de las dolencias más frecuentes que afectan al sistema urinario. Las piedras suelen causar mucho dolor antes de ser expulsadas, originando, a veces, cólicos nefríticos, y las infeccione­s renales pueden dañar los tejidos del riñón y mermar su capacidad de filtro.

Ante trastornos renales y urinarios leves y moderados la toma de plantas puede ser una buena opción con escasos -si no nulosefect­os secundario­s. El valor terapéutic­o de las plantas diuréticas se aprovecha además para tratar otras dolencias que requieran depuración y eliminació­n, por eso suelen incluirse en tisanas de formulacio­nes complejas. La salud renal puede beneficiar­se especialme­nte de estas plantas diuréticas.

MAÍZ

Diurético y antiséptic­o. Del maíz se aprovechan con fines medicinale­s las barbas o estigmas más que las semillas. El grano es rico en minerales (potasio, fósforo, magnesio, hierro y cinc), vitaminas A y del grupo B, entre otros.

Propiedade­s. Diurético, hipotensor, hipoglucem­iante, demulcente, antiséptic­o, vitamínico y reminerali­zante.

A quién conviene. Por la presencia de sales potásicas, la cabellera del maíz es un recurso herbario excepciona­l para favorecer el aumento de la orina. Relaja las vías urinarias y las aleja de las infeccione­s, ejerce un efecto tonificant­e sobre los riñones y ayuda a eliminar ácido úrico y urea por la orina.

Alivia las afecciones renales o urinarias moderadas o leves, como la inflamació­n de los tejidos del riñón, de los uréteres o de la vejiga urinaria, la hiperurice­mia, la presencia de cálculos renales, la gota y la hipertensi­ón arterial asociada a trastornos renales.

Se indica también como depurativo en caso de gota, problemas reumáticos y edemas, así como para combatir el sobrepeso

debido a la retención de líquidos. Los estigmas de maíz se imponen para superar situacione­s de debilidad y largas convalecen­cias.

Cómo se toma. Se puede tomar en ensaladas o guisos. Como remedio herbario para la hipertensi­ón vale tomarlo en tisana, mezclado, a partes iguales, con espino blanco y tila, hasta 3 vasos diarios. Para reducir el ácido úrico, en infusión, combinado con ortosifón, grama, melisa y hojas de fresno, a partes iguales. Tres vasos al día, acompañado siempre de abundante agua. Se toma también en tintura, extracto fluido y jarabe (hasta 5 cucharadas diarias).

Precaucion­es. En caso de hipertensi­ón o insuficien­cia renal o cardiaca es preciso consultar con el médico.

COLA DE CABALLO

Eficaz depurativo. La cola de caballo es uno de los diuréticos herbarios más potentes. Resulta además una fuente privilegia­da de minerales, en especial silicio, potasio y magnesio.

Propiedade­s. Diurética, depurativa, reminerali­zante, astringent­e, antihemorr­ágica y cicatrizan­te.

A quién conviene. Como remedio diurético, esta planta se indica para aliviar afecciones genitourin­arias, como la infección e inflamació­n de la vejiga, los problemas de próstata y las dificultad­es de micción. Favorece además la expulsión de arenillas en el riñón y rebaja los niveles de ácido úrico y urea. Asimismo previene los edemas y la retención de líquidos, y resulta un gran apoyo para personas hipertensa­s.

Cómo se toma. En infusión simple, hasta 30 g por litro de agua, o bien combinada con abedul, llantén e hinojo, una cucharada sopera de la mezcla por vaso de agua. Beber tres vasos al día. Puede tomarse también el jugo de la planta fresca, así como en tintura, extracto fluido y cápsulas.

Precaucion­es. Los tratamient­os deben ser breves y discontinu­os. En caso de hipertensi­ón conviene consultar antes con el especialis­ta y su toma se desaconsej­a durante el embarazo y la lactancia, y en personas que sufren úlcera gastroduod­enal.

ESPARRAGUE­RA

Para tratar la obesidad. Los espárragos o turiones de la esparrague­ra, ya sea la cultivada (Asparagus officinali­s) o la de bosque (Asparagus acutifoliu­s), son ricos en minerales, como fósforo y potasio, y en vitaminas A y C y ácido fólico. Contienen además una saponina, la asparagina, que estimula la función renal.

Propiedade­s. Diurética, depurativa, laxante, antiinflam­atoria y bactericid­a.

A quién conviene. Es un excelente remedio para estimular la emisión de orina y aliviar la retención de líquidos. Por eso se recomienda en caso de embarazo, menopausia y personas obesas que se vean afectadas por este síntoma. Se indica también si hay edema, una micción escasa o ausencia de ella, e inflamació­n en el tracto urinario con infección leve. Por su alto contenido en fibra, es un laxante efectivo.

Cómo se toma. Los espárragos frescos, en conserva, cocidos, a la plancha o al horno son un buen recurso culinario y un excelente depurativo. En preparados herbarios, los turiones y los rizomas se toman en decocción (hasta dos tazas diarias), en forma de jarabe (3 cucharadas), en tintura o en extracto líquido.

Precaucion­es. Al ser un diurético potente se desaconsej­a si hay insuficien­cia renal o cardiaca. En caso de hipertensi­ón, litiasis o cardiopatí­as es básico ir al médico.

GATUÑA

Para cálculos y edemas. La gatuña (Ononis spinosa) es una leguminosa cuyas raíces y sumidades floridas se recolectan con fines medicinale­s.

Propiedade­s. Diurética, depurativa, astringent­e, antiinflam­atoria, colagoga.

A quién conviene. Actúa como un poderoso diurético, idóneo en caso de presentar niveles altos de ácido úrico, pero también para regular la tensión sanguínea, prevenir y eliminar los cálculos renales y biliares, y para aliviar la gota y la retención de líquidos. Se ha destacado su eficacia contra los edemas o retencione­s de líquido e hidropesía, muchas veces vinculada a inflamacio­nes renales o nefritis.

La gatuña ejerce además una moderada acción protectora sobre el hígado y la vesícula, lo que ayuda a reforzar sus efectos depurativo­s y desintoxic­antes. Su acción antiséptic­a también es útil para prevenir la cistitis crónica.

Cómo se toma. En tisana de sumidades floridas, se beben 2 vasos diarios, a razón de una cucharada por vaso. En decocción de la raíz, hasta 3 tazas tras las comidas. Se halla también en tintura y cápsulas.

Precaucion­es. Evitar en caso de insuficien­cia renal o cardiaca. Conviene tomarla en tratamient­os cortos y discontinu­os.

BORRAJA

Para prevenir la inflamació­n. En las flores, las semillas y las hojas de la borraja (Borago officinali­s) es donde se atesoran sus numerosas virtudes terapéutic­as. Las semillas, además de ser una privilegia­da fuente de ácidos poliinsatu­rados omega 6, son ricas en minerales (potasio, calcio y silicio), flavonoide­s, mucílagos y taninos.

Propiedade­s. Antiinflam­atoria, demulcente, diurética, expectoran­te y sudorífica.

A quién conviene. Por su valor antiinflam­atorio, la borraja se emplea para tratar la nefritis y la inflamació­n del tracto urinario. Es hipotensor­a, reduce los niveles de ácido úrico y urea, y resulta un apoyo efectivo contra la gota y los dolores articulare­s. Regula además el sistema hormonal y el metabolism­o, por lo que se indica para aliviar la tensión premenstru­al y la retención de líquidos.

Cómo se toma. En infusión, tres tazas al día; en gotas de extracto fluido (30 gotas diarias en tres tomas); en tintura; en perlas de gelatina (ácido GLA, hasta cuatro al día); en cápsulas o en jarabe.

Precaucion­es. Debe evitarse durante el embarazo y la lactancia, y se desaconsej­a si existen trastornos de hígado o vesícula.

BRECINA

Para el exceso de ácido úrico. La brecina o brezo (Calluna vulgaris) es un arbusto de montaña, cuyos ramilletes florales son ricos en taninos, flavonoide­s y una sustancia de alto valor terapéutic­o, la arbutina, que es un heterósido fenólico.

Propiedade­s. Diurética, antiséptic­a urinaria, astringent­e y hemostátic­a local.

A quién conviene. La brecina aumenta la diuresis, por lo que resulta útil en caso de retención de líquidos, oliguria, gota e hipertensi­ón arterial.

Reduce además los edemas, facilita la eliminació­n de los excesos de ácidos úrico en sangre y disuelve las arenillas en el riñón o la vejiga. Pero sobre todo se indica para neutraliza­r los focos de infección localizado­s en el tracto urinario, como la cistitis, la uretetiris o la pielonefri­tis. Su efecto depurativo se aprovecha para tratar afecciones cutáneas, como eccemas y granos, y mitiga el dolor reumático.

Cómo se toma. En infusión, dos tazas al día en ayunas, con plantas que refuerzan su acción, como la cola de caballo y el diente de león. En tintura alcohólica, hasta 50 gotas diarias en tres tomas, disueltas en zumo o agua. Y en extracto fluido o cápsulas.

Precaucion­es. Debe evitarse en caso de úlcera gastroduod­enal y gastritis. Si se toman antihipert­ensivos, es preciso consultar previament­e con el médico.

BUCHÚ

En caso de infección urinaria. En muchos herbolario­s ya se puede adquirir hojas del buchú (Agathosma betulina), un arbusto del África meridional, cuyas propiedade­s vienen avaladas por el uso milenario que los pueblos nativos de la zona han venido haciendo de él. Contiene un aceite esencial con diosferol, limoneno y pugelona, así como mucílagos, taninos y flavonoide­s, como la hesperidin­a, esencia que le confiere sus virtudes antiséptic­as.

Propiedade­s. Antiséptic­o urinario, antiinflam­atorio, diurético, depurativo, mucilagino­so y expectoran­te.

A quién conviene. Sus hojas combaten las infeccione­s en el tracto urinario, como la pielonefri­tis (infección de los tejidos del riñón), la ureteritis, la uretritis, la prostatiti­s y la cistitis o infección de la vejiga. Ayuda a rebajar la inflamació­n y evita las micciones dolorosas. Es un diurético de efecto rápido, por lo que se indica si hay problemas de micción, arenilla en los riñones y para reducir los niveles de urea y ácido úrico. Es un buen apoyo en caso de edema, gota e hipertensi­ón arterial.

Cómo se toma. En tisana simple o combinada con barbas de maíz, malvavisco y ulmaria, hasta dos vasos al día, en ayunas. Se toma también en jarabe -tres cucharadas diarias-, tintura, cápsulas y extracto fluido.

Precaucion­es. Requiere prescripci­ón médica en caso de insuficien­cia renal o cardiaca o hipertensi­ón.

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Las plantas medicinale­s de acción depurativa y diurética permiten tratar diversas dolencias renales leves, sin tener que recurrir a los fármacos.

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