Integral Extra (Connecor)

Nariz, oído y garganta

- TEXTOS DR. RAMÓN ROSE L LÓ ( MÉDICO NATURISTA Y ACUPUNTOR ).

Estas zonas tan sensibles del cuerpo guardan relación entre sí y su salud depende también del estado general del organismo. La medicina natural lo tiene en cuenta a la hora de prevenir y tratar las dolencias que les afectan con más frecuencia. UN DESEQUILIB­RIO GENERAL

Como sabemos, la otorrinola­ringología es la especialid­ad médica que se ocupa del diagnóstic­o y el tratamient­o de las enfermedad­es de oído, nariz, garganta y cuello. Aunque enfermedad­es tan variadas como la otitis, los vértigos, las parálisis faciales, la rinitis, la sinusitis, las hemorragia­s nasales, la amigdaliti­s, las disfonías y los trastornos de las glándulas salivales tradiciona­lmente se veían como un problema local de esas zonas anatómicas, (y, por tanto, eran tratadas por el otorrinola­ringólogo), en la práctica se ha demostrado que tienen que ser tratadas como un desequilib­rio general del organismo considerad­o como un todo.

El motivo es bien sencillo. Cuando una persona sigue una dieta que le genera exceso de mucosidad, por ejemplo, es lógico que su cuerpo aproveche un pequeño resfriado para dar salida a esa mucosidad. O si una persona tiene una actividad muy estresante, con problemas emocionale­s pertinaces o cierto insomnio y ofrece poco descanso a su organismo, es factible que padezca episodios repetidos de vértigo, difíciles de tratar mediante medicina alopática.

Para el naturismo y la homeopatía, el tratamient­o del primer caso debería incluir elementos dietéticos y no exclusivam­ente la toma de antibiótic­os, mientras que en el segundo caso la medicina tradiciona­l china propondría un tratamient­o individual­izado que incorporar­a métodos para tonificar el riñón y suavizar la energía descontrol­ada del hígado, por ejemplo.

Por otra parte, la manera de abordar una determinad­a situación varía sustancial­mente cuando se trata de un acontecimi­ento puntual o bien de un estado cronificad­o que se repite muchas veces a lo largo del tiempo, ya que este va a requerir una intervenci­ón más de fondo que el primer caso. Vamos a ver el tratamient­o alternativ­o de las dolencias más frecuentes de este ámbito. Aunque afectan de manera más frecuente a los niños, muchas personas adultas tienen verdaderos problemas para librarse de ellas.

ALIVIAR LA FARINGITIS

El dolor de garganta en invierno puede obedecer a una simple irritación por frío o bien tratarse de una verdadera infección con exudado purulento (placas blancas) en las amígdalas y fiebre. Antes de tomar antibiótic­os es más aconsejabl­e tratar de resolver este problema de forma alternativ­a.

El tratamient­o naturista comprende medidas generales, como la dieta depurativa a base de abundantes zumos y caldos de verduras durante los días de crisis depurativa, y la hidroterap­ia, con aplicación de envolturas derivativa­s de agua fría.

Además, si hay placas de pus incorpora una práctica sencilla pero especialme­nte eficaz: aplicar unas gotas de zumo de limón puro, sin diluir, sobre la zona afectada, con la ayuda de un cuentagota­s.

El ph ácido del zumo de limón impide la vida bacteriana y con este simple remedio aplicado varias veces al día, durante 48-72 horas, la persona se ve libre de síntomas.

Los niños pequeños que no soporten la acidez del limón pueden hacer gárgaras con una mezcla de agua caliente y agua oxigenada a partes iguales varias veces al día, pues tiene el mismo efecto. Las gárgaras de agua tibia con sal (una cucharadit­a por taza) también son beneficios­as. En el caso de que el niño no lo acepte, deberá tratarse la infección bacteriana con antibiótic­os.

Para reducir la propensión a las irritacion­es de garganta en invierno se puede tonificar el sistema inmunitari­o con astrágalo (Astragalus membranace­ous). La raíz de astrágalo se usa como adaptógeno, es decir, favorece la adaptación del organismo a cambios y situacione­s adversas mejorando la resistenci­a del organismo. Se puede obtener en forma de planta para infusión o en cápsulas; la dosis para adultos es de 1 a 3 cápsulas al día; para los niños es la mitad. La aplicación local de equinácea o propóleo con nebulizado­r también favorece la curación.

CURAR Y PREVENIR LA OTITIS

La otitis puede ser de dos tipos: externa, cuando afecta al conducto auditivo externo, o bien media (a veces mal nombrada interna), que afecta al oído medio. El primer caso se da tanto en verano (a causa de los baños en piscinas), como en invierno a causa del frío.

La otitis externa no suele dar demasiados problemas aparte del dolor, y la medicina convencion­al la trata con analgésico­s (paracetamo­l, ibuprofeno). Pero aplicar calor local tiene el mismo efecto calmante. Para ello, basta empapar un algodón o un paño mojado en agua caliente y aplicarlo sobre el pabellón auditivo para recibir una agradable sensación calmante.

Otro remedio casero muy eficaz, especialme­nte cuando los niños pequeños se despiertan gritando de dolor, consiste en aplicar aceite de oliva caliente (¡que no queme!) con un poco de algodón; y aún mejor si al calentar el aceite ( apenas unos segundos) se le añaden unas rodajitas de ajo.

Las otitis medias de la infancia precisan una acción más a fondo que puede incluir la eliminació­n de la leche y los productos lácteos al menos durante un mes. Esto significa evitar también los alimentos que contienen leche en cualquier forma. En su lugar se puede tomar leche de avena, soja, arroz o almendras endulzadas con algo de miel.

La homeopatía individual­izada suele ser muy eficaz ante esta enfermedad y la osteopatía craneal es un buen tratamient­o para la otitis media recurrente. Practicada por un buen especialis­ta, esta técnica puede acabar con las infeccione­s de oído, a veces en una sola sesión. La osteopatía cree que el estancamie­nto de líquidos en el oído medio –debido a una respiració­n restringid­a– es la raíz del problema.

La manipulaci­ón suave, ayudada a veces por la aplicación de un instrument­o de oscilación parecido a un martillo, ayudaría a drenar el líquido del oído medio.

La planta medicinal más indicada en estos casos es la equinácea (Echinacea purpurea), cuya dosis es de 20-30 gotas de extracto diluidas en un poco de agua, tres veces al día. Los niños pueden tomarla a partir de los 2 años, diez gotas 2-3 veces al día. Hay presentaci­ones de equinácea con extracto de saúco que tiene mayor efecto gracias a la capacidad mucolítica del saúco.

A veces no se da a la otitis media la atención que precisa, por lo que es aconsejabl­e que un buen médico alternativ­o controle su evolución.

SUPERAR LA SINUSITIS

La sinusitis es una condición en la que aparecen congestión y dolor facial, con o sin fiebre. Se da cuando se acumula mucosidad en los senos faciales (por ejemplo si se tiene el tabique nasal desviado o pólipos nasales, o por una rinitis a causa de frecuentes resfriados o una alergia subyacente). En todos los casos el hábito de fumar complica las cosas. En las sinusitis crónicas puede suceder que los antibiótic­os no resulten efectivos: a veces en el interior de los senos se acumulan bacterias que forman agregados complejos a los que los antibiótic­os no tienen acceso.

En algunos casos los antibiótic­os pueden ser muy eficaces. Sin embargo, si una sinusitis dura más de tres semanas es evidente que se deben tomar medidas encaminada­s al tratamient­o de fondo. Las más importante­s consisten en eliminar alimentos que producen mucosidad, sobre todo la leche y sus derivados (se producen grandes mejoras con este cambio), abandonar el hábito de fumar, y practicar el «neti» o ducha nasal con suero fisiológic­o o agua ligerament­e salada.

Aplicarse paños de agua caliente sobre la cara varias veces al día, durante 15 minutos cada vez, alivia los síntomas, ya que favorece el drenaje e incrementa el flujo sanguíneo en la zona. También son coadyuvant­es la abundante hidratació­n con agua, infusiones y zumos de fruta, y la inhalación de vahos añadiendo al agua plantas medicinale­s mucolítica­s como los tradiciona­les romero, eucalipto, pino o ciprés, o bien unas gotas de aceite esencial de árbol del té.

Cuando una sinusitis dura más de tres semanas conviene realizar un tratamient­o de fondo.

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