Nariz, oído y garganta
Estas zonas tan sensibles del cuerpo guardan relación entre sí y su salud depende también del estado general del organismo. La medicina natural lo tiene en cuenta a la hora de prevenir y tratar las dolencias que les afectan con más frecuencia. UN DESEQUILIBRIO GENERAL
Como sabemos, la otorrinolaringología es la especialidad médica que se ocupa del diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades de oído, nariz, garganta y cuello. Aunque enfermedades tan variadas como la otitis, los vértigos, las parálisis faciales, la rinitis, la sinusitis, las hemorragias nasales, la amigdalitis, las disfonías y los trastornos de las glándulas salivales tradicionalmente se veían como un problema local de esas zonas anatómicas, (y, por tanto, eran tratadas por el otorrinolaringólogo), en la práctica se ha demostrado que tienen que ser tratadas como un desequilibrio general del organismo considerado como un todo.
El motivo es bien sencillo. Cuando una persona sigue una dieta que le genera exceso de mucosidad, por ejemplo, es lógico que su cuerpo aproveche un pequeño resfriado para dar salida a esa mucosidad. O si una persona tiene una actividad muy estresante, con problemas emocionales pertinaces o cierto insomnio y ofrece poco descanso a su organismo, es factible que padezca episodios repetidos de vértigo, difíciles de tratar mediante medicina alopática.
Para el naturismo y la homeopatía, el tratamiento del primer caso debería incluir elementos dietéticos y no exclusivamente la toma de antibióticos, mientras que en el segundo caso la medicina tradicional china propondría un tratamiento individualizado que incorporara métodos para tonificar el riñón y suavizar la energía descontrolada del hígado, por ejemplo.
Por otra parte, la manera de abordar una determinada situación varía sustancialmente cuando se trata de un acontecimiento puntual o bien de un estado cronificado que se repite muchas veces a lo largo del tiempo, ya que este va a requerir una intervención más de fondo que el primer caso. Vamos a ver el tratamiento alternativo de las dolencias más frecuentes de este ámbito. Aunque afectan de manera más frecuente a los niños, muchas personas adultas tienen verdaderos problemas para librarse de ellas.
ALIVIAR LA FARINGITIS
El dolor de garganta en invierno puede obedecer a una simple irritación por frío o bien tratarse de una verdadera infección con exudado purulento (placas blancas) en las amígdalas y fiebre. Antes de tomar antibióticos es más aconsejable tratar de resolver este problema de forma alternativa.
El tratamiento naturista comprende medidas generales, como la dieta depurativa a base de abundantes zumos y caldos de verduras durante los días de crisis depurativa, y la hidroterapia, con aplicación de envolturas derivativas de agua fría.
Además, si hay placas de pus incorpora una práctica sencilla pero especialmente eficaz: aplicar unas gotas de zumo de limón puro, sin diluir, sobre la zona afectada, con la ayuda de un cuentagotas.
El ph ácido del zumo de limón impide la vida bacteriana y con este simple remedio aplicado varias veces al día, durante 48-72 horas, la persona se ve libre de síntomas.
Los niños pequeños que no soporten la acidez del limón pueden hacer gárgaras con una mezcla de agua caliente y agua oxigenada a partes iguales varias veces al día, pues tiene el mismo efecto. Las gárgaras de agua tibia con sal (una cucharadita por taza) también son beneficiosas. En el caso de que el niño no lo acepte, deberá tratarse la infección bacteriana con antibióticos.
Para reducir la propensión a las irritaciones de garganta en invierno se puede tonificar el sistema inmunitario con astrágalo (Astragalus membranaceous). La raíz de astrágalo se usa como adaptógeno, es decir, favorece la adaptación del organismo a cambios y situaciones adversas mejorando la resistencia del organismo. Se puede obtener en forma de planta para infusión o en cápsulas; la dosis para adultos es de 1 a 3 cápsulas al día; para los niños es la mitad. La aplicación local de equinácea o propóleo con nebulizador también favorece la curación.
CURAR Y PREVENIR LA OTITIS
La otitis puede ser de dos tipos: externa, cuando afecta al conducto auditivo externo, o bien media (a veces mal nombrada interna), que afecta al oído medio. El primer caso se da tanto en verano (a causa de los baños en piscinas), como en invierno a causa del frío.
La otitis externa no suele dar demasiados problemas aparte del dolor, y la medicina convencional la trata con analgésicos (paracetamol, ibuprofeno). Pero aplicar calor local tiene el mismo efecto calmante. Para ello, basta empapar un algodón o un paño mojado en agua caliente y aplicarlo sobre el pabellón auditivo para recibir una agradable sensación calmante.
Otro remedio casero muy eficaz, especialmente cuando los niños pequeños se despiertan gritando de dolor, consiste en aplicar aceite de oliva caliente (¡que no queme!) con un poco de algodón; y aún mejor si al calentar el aceite ( apenas unos segundos) se le añaden unas rodajitas de ajo.
Las otitis medias de la infancia precisan una acción más a fondo que puede incluir la eliminación de la leche y los productos lácteos al menos durante un mes. Esto significa evitar también los alimentos que contienen leche en cualquier forma. En su lugar se puede tomar leche de avena, soja, arroz o almendras endulzadas con algo de miel.
La homeopatía individualizada suele ser muy eficaz ante esta enfermedad y la osteopatía craneal es un buen tratamiento para la otitis media recurrente. Practicada por un buen especialista, esta técnica puede acabar con las infecciones de oído, a veces en una sola sesión. La osteopatía cree que el estancamiento de líquidos en el oído medio –debido a una respiración restringida– es la raíz del problema.
La manipulación suave, ayudada a veces por la aplicación de un instrumento de oscilación parecido a un martillo, ayudaría a drenar el líquido del oído medio.
La planta medicinal más indicada en estos casos es la equinácea (Echinacea purpurea), cuya dosis es de 20-30 gotas de extracto diluidas en un poco de agua, tres veces al día. Los niños pueden tomarla a partir de los 2 años, diez gotas 2-3 veces al día. Hay presentaciones de equinácea con extracto de saúco que tiene mayor efecto gracias a la capacidad mucolítica del saúco.
A veces no se da a la otitis media la atención que precisa, por lo que es aconsejable que un buen médico alternativo controle su evolución.
SUPERAR LA SINUSITIS
La sinusitis es una condición en la que aparecen congestión y dolor facial, con o sin fiebre. Se da cuando se acumula mucosidad en los senos faciales (por ejemplo si se tiene el tabique nasal desviado o pólipos nasales, o por una rinitis a causa de frecuentes resfriados o una alergia subyacente). En todos los casos el hábito de fumar complica las cosas. En las sinusitis crónicas puede suceder que los antibióticos no resulten efectivos: a veces en el interior de los senos se acumulan bacterias que forman agregados complejos a los que los antibióticos no tienen acceso.
En algunos casos los antibióticos pueden ser muy eficaces. Sin embargo, si una sinusitis dura más de tres semanas es evidente que se deben tomar medidas encaminadas al tratamiento de fondo. Las más importantes consisten en eliminar alimentos que producen mucosidad, sobre todo la leche y sus derivados (se producen grandes mejoras con este cambio), abandonar el hábito de fumar, y practicar el «neti» o ducha nasal con suero fisiológico o agua ligeramente salada.
Aplicarse paños de agua caliente sobre la cara varias veces al día, durante 15 minutos cada vez, alivia los síntomas, ya que favorece el drenaje e incrementa el flujo sanguíneo en la zona. También son coadyuvantes la abundante hidratación con agua, infusiones y zumos de fruta, y la inhalación de vahos añadiendo al agua plantas medicinales mucolíticas como los tradicionales romero, eucalipto, pino o ciprés, o bien unas gotas de aceite esencial de árbol del té.
Cuando una sinusitis dura más de tres semanas conviene realizar un tratamiento de fondo.