Candidiasis
Trae de cabeza a las personas que la padecen porque suele repetirse una y otra vez sin que ningún fármaco pueda aparentemente con ella. Su aparición tiene que ver con el consumo de ciertos medicamentos y con un estilo de vida que hay que cambiar.
Las infecciones por levaduras, como las cándidas, son cada día más frecuentes, y además de suponer un problema vaginal específico, muchas veces difícil de resolver, nos expresan un desequilibrio interno algo más profundo, que va mucho más allá del problema vaginal, y que afecta a esferas como la alergia, la alimentación, el sistema inmunitario o el estado de ánimo, y que debemos solucionar para evitar que se nos repitan cíclicamente.
Aunque es un problema que puede afectar a hombres y mujeres, son las mujeres las que, en un 80% de los casos, padecen este problema que se puede convertir en una pesadilla sin aparente solución.
CÁNDIDA, ¿LEVADURA U HONGO?
La Candida albicans es una levadura o un hongo, ya que en su forma de crecimiento parece pasar de una forma a otra, en una frontera escasamente definida. En su forma de hongo, Candida albicans emite rizoides (o raíces) y es más peligrosa que cuando actúa como una levadura. Conocida desde hace tiempo, hasta la década de 1960 se creía que era un poblador natural de nuestro intestino, y en parte es así, pues una parte importante de la población lo aloja en su sistema digestivo. Solo en ocasiones especiales, como en la inmunodepresión o en enfermos muy debilitados, podía convertirse en un microbio problemático al extenderse por la mucosa bucal (produciendo muguet) vaginal o intestinal.
Las infecciones vaginales por Candida albicans son conocidas desde hace décadas, pero con el cambio de estilo de vida en la sociedad moderna, y especialmente con las nuevas formas de alimentarse, parecen haber aumentado, produciendo un notable descenso de los niveles de la inmunidad de nuestro cuerpo, que está en la raíz de los problemas que se citan en la candidiasis crónica.
CÓMO SE PRODUCE
La misma existencia del síndrome de sensibilidad a las levaduras es puesto en duda por la medicina oficial, posiblemente por el hecho de que se relaciona con la toma de medicaciones habituales de forma crónica, como los anticonceptivos, los corticoides o los antibióticos, y con la inexistencia de una prueba diagnóstica de certeza. El problema surge cuando existe un crecimiento anormal de una levadura (un microbio que está a medio camino entre bacterias y hongos) como la Candida albicans en el intestino, o incluso (aunque con menor frecuencia), en el sistema urinario.
En la mayoría de las ocasiones el paciente no tiene ningún síntoma, puesto que la levadura no invade otros órganos y permanece localizada. Este crecimiento anormal en la zona intestinal especialmente puede ser debido a la toma de medicación antibiótica por vía oral, que mata la mayoría de las bacterias, pero que deja el campo libre para el crecimiento de la Candida albicans, que se convierte en un poblador habitual y echa raíces o rizoides en la mucosa, lo cual permite la absorción de toxinas o subproductos de fermentación, que provocan asimismo una reacción inmunitaria del cuerpo frente a ellas, creándose anticuerpos que inician los problemas de salud típicos de este síndrome, y que inicialmente se suelen manifestar en las personas que lo padecen como hipersensibilidades de la piel y de las mucosas.
En ese momento se empiezan a presentar afecciones de la piel y de las mucosas que fácilmente se confunden con infecciones por hongos, con alergias o con simples irritaciones que tienen la característica de ser resistentes al tratamiento.
De esta manera, si se trata de una afección vaginal por cándidas, por ejemplo, con un antibiótico antimicótico, como es lo habitual, esta afección parece remitir, pero a los pocos meses vuelve a repetirse, y así sucesivamente hasta que se realice una aproximación diferente a la enfermedad, porque en estos casos el antimicótico alivia la primera semana, pero sin embargo empeora el problema general.
Las mujeres con vaginitis de repetición que no tienen una respuesta adecuada a la medicación han de ser especialmente evaluadas con un análisis general que valore especialmente la función del hígado, de la tiroides, la ausencia de una anemia, así como las evaluaciones generales de un análisis rutinario.
El tratamiento naturista recomienda un cambio dietético que elimine las levaduras y los alimentos que las nutren, como los azúcares.
DIAGNÓSTICO
De hecho, no existe ningún análisis que nos permita diagnosticar de forma certera la candidiasis crónica, y esta es precisamente una de las razones por las cuales la medicina ortodoxa duda de su existencia.
La existencia de cándida en las heces, que se puede buscar por cultivo, tampoco es síntoma inequívoco de la presencia o ausencia de este síndrome, ya que muchas personas tienen cándida en el intestino y no les produce necesariamente problemas.
El diagnóstico de la candidiasis crónica es esencialmente clínico (o sea, está en función de los síntomas) y corresponde por tanto al médico o profesional sanitario hacerlo, pero, si se tienen algunos de los síntomas explicados anteriormente, es posible que se padezca este síndrome.
INFECCIÓN VAGINAL
La vaginitis por cándidas es de las más conocidas y frecuentes, y generalmente cursa con picor, quemazón, irritación y emisión de un flujo que se denomina «leche coagulada», ya que suele presentar pequeños grumos de color blanco como sucede con el suero y la leche. La infección por cándidas se suele tratar con óvulos de antibiótico antimicótico y en muchas ocasiones este tratamiento es efectivo.
No se sabe a ciencia cierta cuál es la causa principal de contaminación por cándidas; por un lado, es lógico que la mujer sospeche que su pareja o parejas amorosas pueden ser la causa, pero esto, en el caso de la candidiasis vaginal, es más bien dudoso, ya que es un microbio que puebla habitualmente el intestino.
El contagio fecal-vaginal (¡hay que limpiarse siempre de delante atrás, y no al revés!) es uno de los más probables, aun que
en el caso de la candidiasis crónica vaginal, la simple irritación que se puede provocar en la piel y las mucosas (entre ellas la vaginal) puede ser causa suficiente para que después de la irritación crezca casi espontáneamente esta levadura.
No es necesario, por ello, el buscar una fuente externa de contaminación, porque suele partir del mismo cuerpo.
EN EL SISTEMA INMUNITARIO
La infección vaginal y las irritaciones de la piel forman parte del primer estadio de evolución de este complejo problema, porque cuando se cronifica, empieza a afectar al sistema inmunitario, produciendo lo que se denomina un estrés inmunológico.
De alguna manera, nuestras defensas se ven sobrecargadas por las toxinas de estas levaduras y empiezan a fallar, produciendo afecciones de la esfera rinofaríngea como rinitis, faringitis, catarros, que están a medio camino entre la infección y la alergia, pero que no responden bien ni a antibióticos ni a fármacos antialérgicos.
Avanzando en el problema de la candidiasis, se suelen asociar problemas mentales o de cansancio que en ocasiones hacen pensar que son problemas imaginarios al no existir ninguna alteración detectable mediante los análisis rutinarios. Todo está bien, menos la persona que se encuentra mal.
TRATAMIENTO
El tratamiento naturista recomienda en primer lugar un cambio dietético importante en el cual se eliminen las levaduras de la dieta y aquellos alimentos susceptibles de ser sustrato nutritivo de las levaduras, especialmente los azúcares (que mediante la acción de las levaduras fermentan a alcohol).
La eliminación de las levaduras no solo se ha de concretar en la dieta, sino que se habrá de respetar también en nuestro medio ambiente. Los mohos de la nevera, o de algunos alimentos, o de los dinteles de las puertas o ventanas, pueden ser peligrosos agresores que agraven los síntomas de la candidiasis crónica sin que nos demos
cuenta de ello. La máxima que hay que seguir es que no hemos de alimentarnos con alimentos que nutran las levaduras.
Por otra parte, hemos de lograr reducir el contenido en levaduras de nuestro intestino mediante la toma de complementos que ayuden a mejorar la flora intestinal. La toma regular de lacto bacilos o de otras cepas bacterianas saludables para el intestino puede ser de gran utilidad para restablecer la ecología natural del sistema digestivo.
El Dr. William Crook, descubridor del síndrome de candidiasis crónica, también propone el uso de medicamentos antimicóticos como la nistatina o el ketoconazol, aunque los resultados clínicos observados después de la administración de estos productos no son muy esperanzadores, al no observarse una evolución favorable.
DIETA RECOMENDADA
Se deben evitar los azúcares simples (blanco y moreno) y la miel. En las personas con problemas importantes, se excluirán también todo tipo de frutas, los cereales (especialmente los que contienen gluten como trigo, centeno y avena, siendo mejor el arroz o el mijo), el pan de todo tipo (está fermentado con levaduras), también las especias, tisanas y tés (ya que pueden contener algún moho) y los frutos secos, ya que también pueden contener mohos.
Durante las primeras semanas de la dieta, se restringirá en general el consumo de carbohidratos, como el pan o la pasta, consumiendo tan solo un poquito de cereales integrales; y tampoco se tomará mucha fruta, restringiendo especialmente el consumo de las frutas más harinosas y dulces, como el plátano, las uvas o los melones. De este modo, en un primer momento, la dieta, contendrá una buena cantidad de verduras y proteínas (que pueden provenir bien de la carne o del pescado, bien de las legumbres, en el caso de personas vegetarianas).
Esta dieta no se ha de hacer de manera permanente, sino que, tras unas semanas de seguirla, podemos empezar a incluir ciertos alimentos de forma rotativa, introduciendo un alimento cada vez, y solo durante un día, para observar el efecto que causa en el organismo.
Así, podemos incluir frutas dulces, pan, cereales, queso, con la finalidad de observar su acción sobre nuestro cuerpo. Si creemos que no nos ocasionan ninguno de los problemas que habíamos padecido, los iremos incluyendo en la dieta de forma rotativa, o sea, observando descansos regulares en su ingesta.
REPOBLAR LA FLORA INTESTINAL
Excepto cuando se tiene una intolerancia específica a la leche, se puede tomar yogur, sobre todo el de la cepa Lactobacillus acidophillus, aunque también se han demostrado útiles los productos con Lactobacillus bifidus y Streptococcus fecalis. La toma de lactobacilos beneficiosos disminuye el número de levaduras, y al cabo de un tiempo suelen reducirse los niveles elevados de anticuerpos circulantes.
La ecología correcta de la zona del colon y del intestino es indispensable para reducir la inflamación de las mucosas y la producción de alergias y afecciones inmunitarias que provocan la alteración intestinal. Con los lactobacilos, además, mejoramos la digestión y disminuimos las flatulencias, el mal aliento y la digestión lenta.
Cuando se tiene alguna intolerancia a la leche, o al principio de la dieta, puede ser mejor administrar suplementos de Lactobacillus acidophillus en forma de polvo, comprimidos o cápsulas libres de lactosa, ya que el yogur no deja de ser un alimento fermentado. Los Lactobacillus acidophillus producen acidofilina, una sustancia que tiene un efecto de tipo antibiótico sobre muchos microorganismos nocivos intestinales, entre los que se incluye la cándida.
La toma de lactobacilos beneficiosos disminuye el número de levaduras y los niveles elevados de anticuerpos circulantes