LOS HIDROLATOS
EFICACES COMO LOS ACEITES ESENCIALES, PERO MÁS SUAVES
En muchas ocasiones los aceites esenciales vienen acompañados de precauciones de uso en caso de embarazadas, niños, ancianos o personas con salud delicada. En este caso, los hidrolatos son un excelente recurso.
Los hidrolatos (HA) se obtienen a partir del mismo proceso de elaboración que los aceites esenciales, por medio de la destilación de una planta. Este proceso es muy sencillo: en un alambique se coloca agua hirviendo debajo de la planta, de tal manera que el vapor de agua atraviesa los vegetales, libera sus moléculas aromáticas y las arrastra con él. A continuación, ese vapor repleto de las sustancias activas de la planta se enfría y se transforma en líquido.
En ese proceso de destilación, las moléculas que son más ligeras y liposolubles flotan y, al condensarse, se obtiene el aceite esencial. En cambio, las moléculas más hidrosolubles, junto con el agua, se quedan en el fondo y conforman el hidrolato, que tiene un olor parecido al de la planta original y normalmente es incoloro.
Para terminar el proceso de elaboración, se filtra para eliminar cualquier germen y asegurar su buena conservación, antes de guardarlo para su uso posterior.
El hidrolato de rosa, por ejemplo, es ideal para los estados furiosos y nerviosos porque calma los temperamentos fogosos así como los escozores cutáneos y las irritaciones oculares; mientras que el hidrolato de azahar es un gran calmante, muy propicio sobre todo para los recién nacidos, las personas depresivas e insomnes o para afrontar una conmoción emocional, como un luto, por ejemplo.
Las propiedades de los demás hidrolatos –existen varias docenas– actúan en muchos otros trastornos, tanto físicos como psicoemocionales, aunque todavía no son demasiado conocidos.
HIDROLATOS Y AGUAS FLORALES
El término hidrolato proviene del prefijo «hidro», que en griego significa agua y de «lato» (derivado de «lácteo»), porque esta sustancia presenta un aspecto lechoso en los primeros minutos de la destilación.
Los hidrolatos también se conocen como «hidrosoles» o «acuaromas». El término «agua floral», muy usado en lenguaje común, es un poco limitativo porque la destilación de hidrolatos no abarca solo las flores sino también otras partes de la planta, como las hojas, las agujas, la corteza o la raíz. Tampoco es apropiado llamarles «aguas aromáticas», que son soluciones de esencias mezcladas con agua y en algunos casos con alcohol.
Los hidrolatos no son infusiones, ni maceraciones ni decocciones y sus principios activos difieren. Durante el proceso de la destilación surgen nuevas moléculas por el efecto de la humedad y del calor, pero hay otros principios activos más pesados que las moléculas aromáticas no arrastran.
Además, la concentración de principios activos es globalmente más alta en el hidrolato pero todavía inferior a la del aceite esencial correspondiente. De media y como mucho, equivale al 3 por mil y en la mayoría de los casos a menos del 2 por mil.
En otras palabras, podemos decir que el hidrolato es como el «hermano homeopático» del aceite esencial. Al igual que en homeopatía, una gran dilución puede representar una eficacia considerable.
Tanto desde el punto de vista físico como psicoemocional y energético, los resultados de los hidrolatos pueden llegar a ser fulgurantes. A veces basta una sola cucharilla en una taza de agua caliente para mudar una condición física, un estado emocional o una actitud mental.
EL ORIGEN DE ESTE DESTILADO
Las plantas aromáticas (lavanda, romero, árbol del té, etc.) se destilan al mismo tiempo para la obtención de su aceite esencial y de su hidrolato. Hay otras plantas, sin embargo, que no producen moléculas
aromáticas en cantidad suficiente como para que valga la pena recoger su aceite esencial, por lo que se destilan sólo para obtener el hidrolato, de interesantes propiedades medicinales. Es el caso del aciano, el hamamelis, el tilo o la grosella negra. El caso contrario es el de la corteza de los cítricos, por ejemplo, del que no se puede obtener un hidrolato, ya que sus esencias aromáticas no se obtienen por destilación sino por expresión.
LOS CINCO ELEMENTOS
Los expertos en destilación nos dicen que ambos productos contienen toda la información energética de la planta. Según la tradición, están compuestos –al igual que cualquier otra materia de la Madre Tierra– de los cinco elementos sin los que no podrían existir, es decir: la tierra, el agua, el fuego, el aire y el espacio o éter.
• El elemento tierra, procedente de las materias primas que se utilizan, permite la existencia del hidrolato.
• El elemento agua da vida al hidrolato y aporta un elemento de purificación.
• El elemento fuego garantiza la transformación de esta materia prima a través del proceso de destilación.
• El elemento aire permite conducir la información al lugar adecuado.
• El elemento espacio (o éter) permite distinguir a los hidrolatos entre ellos.
Los aceites esenciales se componen de estos cinco elementos, pero están asociados en prioridad al elemento aire. Sus moléculas volátiles forman efluvios aromáticos que se transportan con el aire hasta nuestras emociones más íntimas y nuestros recuerdos más remotos. Y los hidrolatos están asociados, como es lógico, al elemento agua.
RECUERDO HISTÓRICO
Las aguas florales existen desde hace milenios. Ya eran bien conocidas y muy apreciadas en el antiguo Egipto, unos 4000 años antes de nuestra era.
Médicos como Hipócrates o Plinio el Viejo trabajaban con el agua de la destilación de las flores. En aquella época, el agua de rosas superaba a todas las demás en múltiples remedios, como colirio sobre todo.
El propio procedimiento de la destilación habría conocido un verdadero auge en el siglo XI gracias sobre todo al famoso filósofo y médico persa Avicena. Después de las cruzadas, los escritos de la época narran que el objetivo mismo de la destilación no era otro que el hidrolato.
En el siglo XVIII se dio un gran auge de los hidrolatos, pero después fueron superados por los aceites esenciales, pues los últimos descubrimientos favorecieron que poco a poco aumentase su producción.
Las únicas aguas florales que se han seguido produciendo con el paso de los años, y sobre todo en Oriente Próximo, fueron las aguas de rosa y lavanda por sus propiedades cosméticas y las de azahar y manzanilla para combatir la depresión y el insomnio, sin olvidarnos de sus encantos culinarios.
En la actualidad, los hidrolatos vuelven a contar con el prestigio que se merecen, pero a diferencia de los aceites esenciales, el público general todavía desconoce en gran medida sus propiedades.
LOS TRES BENEFICIOS DE LOS HIDROLATOS
• Son muy suaves. Su concentración en moléculas aromáticas puede variar de tener tan sólo unas trazas a un 1%, lo que los hace muy útiles para los niños, las mujeres embarazadas o los lactantes, así como para personas mayores o que tienen el hígado delicado.
• Son solubles en agua y, por tanto, fáciles de tragar. Ello hace que sean perfectos para los tratamientos de larga duración sin necesidad de hacer pausas en el tratamiento, al contrario que en aromaterapia y donde es normal que haya unos días de pausa entre las tomas.
• No hay riesgo de irritación de la piel ni de las mucosas. Algunos hidrolatos son normalmente adecuados para los cuidados cosméticos y se pueden aplicar en los ojos, la nariz, la boca e incluso en la irrigación vaginal, siempre bajo recomendación de un profesional.
¿UN HIDROLATO ES COMO UN ACEITE ESENCIAL DILUIDO?
No. A pesar de que se obtiene a partir de la misma planta y siguiendo el mismo procedimiento, su perfil bioquímico puede ser similar o no. Y es que el hidrolato cuenta con sólo una parte de las moléculas del aceite esencial, las que son solubles en agua. Por tanto, la cantidad de moléculas es ínfima (trazas) en comparación con la que hay en los aceites esenciales.
Al ser los hidrolatos mucho más suaves que los aceites esenciales, tienen unos usos diferentes. Por ejemplo, el HA de enebro es un excelente diurético que se utiliza por vía oral en los tratamientos de adelgazamiento y desintoxicación, mientras que su aceite esencial (AE) suele emplearse diluido y en baja cantidad como aceite de masaje para facilitar la eliminación de la retención de agua.
El AE es tan potente que las mujeres embarazadas y las personas que padecen enfermedades renales deben evitarlo, ya que puede agotar a los riñones. Pero ahora ya sabemos que en estos casos siempre puede optar por un hidrolato.
HIDROLATO O ACEITE ESENCIAL ¿CUÁL ELEGIR?
La utilización de los hidrolatos con fines terapéuticos es mucho más sencilla que la de los aceites esenciales. Al contrario que los AE, que son potentes antiinfecciosos (y algunos de ellos potencialmente agresivos) como la ajedrea, el tomillo quimiotipo timol o el orégano, los HA correspondientes a estas plantas no tienen peligro y pueden tomarse sin riesgos.
Por ejemplo, en caso de dolor de garganta bastará con hacer gárgaras con dos cucharaditas de HA de tomillo QT timol para calmar el dolor y ayudar a las defensas inmunitarias. Lo mismo ocurre con el HA de canela, muy suave comparado con su AE, y que resulta un óptimo revitalizante y tonificante en caso de resfriado o baja forma (tomar una cucharadida en una taza de agua caliente). Aunque los hidrolatos son mucho más suaves que los aceites esenciales, se aconseja no aplicarlos directamente sobre el rostro y las mucosas o tomar más de dos cucharaditas al día.
En resumen, las precauciones que debe seguir son las que dicta la propia prudencia, especialmente con la toma regular por vía interna de los HA correspondientes a los AE ricos en cetonas. Así ocurre, por ejemplo, con el cedro, el ciprés, el helicriso italiano, el hisopo, la menta piperita o el romero alcanfor, que no pueden tomar las mujeres embarazadas ni los niños menores de 6 años.
USOS DE LOS HIDROLATOS
Si son puros (en vaporización o en aplicación directa sobre rostro, cuerpo o cabello)
• HA de verbena para despertarse con energía por la mañana.
• HA de rosa para tonificar la piel.
• HA de árbol del té para sanear la piel.
• HA de jara en loción para después del afeitado.
• HA de cedro para estimular el cuero cabelludo.
• HA de camomila para acentuar el tono rubio del cabello.
• HA de lavanda para calmar las quemaduras del sol.
• HA de aciano sobre una compresa para calmar los ojos irritados y fatigados.
Encontraréis la segunda parte de este artículo en el próximo número 499 de la revista.