El método de la dinamolisis capilar
Rudolf Steiner sugirió hacia 1920 que se hicieran investigaciones sobre la afinidad entre el agua y la luna, es decir, sobre cómo las fuerzas lunares actúan sobre la tierra y las plantas a través del agua. Sabemos que en la Antigüedad, las plantas medicinales se recogían en momentos concretos siguiendo la intuición, y que desafortunadamente ese conocimiento se ha perdido para la mayoría de la gente. Estos experimentos, realizados como ahora veremos, nos ayudarían a recuperar los conocimientos perdidos para ser capaces de aprovechar al máximo los efectos de las plantas medicinales, pues demuestran que según la posición de la luna en el momento de recogerlas, su fuerza curativa es mayor o menor.
Para poner de manifiesto las fuerzas activas de las plantas medicinales (del muérdago concretamente), el doctor Eugene Kolisko puso un extracto de estas y un papel absorbente arrollado en su interior tal como muestra la fotografía.
El extracto -a una concentración controlada– sube por capilaridad por las fibras del papel, dando una pequeña imagen en colores suaves; debido a su tamaño no se puede deducir mucho de ella, por lo que –una vez seca– se hará subir una nueva solución a base de sales metálicas, que arrastran y reaccionan con el extracto, dando esas imágenes de diverso color según la sal metálica utilizada, pero de altura dependiente de la posición de la luna en el momento de la recolección de la planta. Estas alturas y formas alcanzadas indican –a través del estudio de largas secuencias de cromatografías– la fuerza curativa de la planta.