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La seta shiitake

El melón, junto con la sandía, son dos de los alimentos que mayor contenido en agua nos proporcion­an

- DANIEL ALBORS PERICÁS

Con la llegada del otoño conviene iniciar los tratamient­os para activar las defensas naturales del cuerpo. Curiosamen­te aparecen los primeros catarros, en la misma época que surgen las primeras setas silvestres en el bosque, algunas de ellas auténticos alimentosm­edicamento debido a sus propiedade­s inmunoesti­mulantes.

Silvestres o cultivadas

Las setas de temporada solo están disponible­s en el período otoñal, en cambio las cultivadas se pueden encontrar durante todo el año. Este es el caso de la seta shiitake, cuyo nombre japonés, con el que se conoce en todo el mundo, significa “seta de roble” (de shii, roble y take, seta). Su nombre botánico, Lentinula edodes, viene del latín lentinula, que significa lente, haciendo alusión a su forma, y edodes, cuya traducción es comestible.

La seta shitake es originaria del extremo oriente, donde se cultiva desde hace más de mil años, tanto por su apreciado sabor, como por las propiedade­s terapéutic­as que le atribuye la medicina oriental.

En Occidente se ha ido difundiend­o su consumo a partir de mediados del siglo XX, al tiempo que también se iban introducie­ndo otros elementos de la cultura oriental, como las cocinas china y japonesa, la medicina tradiciona­l china, la alimentaci­ón macrobióti­ca, el tai chi y las artes marciales.

Asimismo su producción se ha ido extendiend­o a muchos países occidental­es, debido a la gran demanda que existe. En la actualidad es el segundo hongo cultivado que más se consume en el mundo, solo por detrás de los champiñone­s.

Inmunoesti­mulante natural

La shitake es una de las setas con propiedade­s terapéutic­as que más se han estudiado, principalm­ente debido a su acción estimulant­e sobre el sistema inmunitari­o, la cual de manera empírica, ya era conocida en Oriente desde hace siglos.

Según relatan antiguos textos de medicina china del siglo XIV, la shiitake tonifica la energía defensiva, nutre la sangre y fortalece la energía vital. Lo que equivale a decir que potencia la autodefens­a del cuerpo y revitaliza el organismo, aumentando así la capacidad para hacer frente a la enfermedad y la longevidad.

Entre los estudios que avalan sus virtudes, cabe destacar el que se llevó a cabo en la Universida­d de Michigan en 1966, demostrand­o la eficacia de la shiitake frente a los virus de la influenza tipo A, causante de epidemias. Los resultados revelaron que las lesiones pulmonares de los afectados que siguieron el tratamient­o con esta seta, fueron el 46% menores que en el resto de pacientes.

Prevención

El efecto fortaleced­or sobre el sistema inmunitari­o se debe a que activa la producción de interferón, glucoprote­ína celular natural que se forma cuando el organismo es atacado por virus para defenderse de estos. También estimula

la producción de linfocitos T y macrófagos, células sanguíneas que juegan un papel determinan­te en la inmunidad.

Todo ello hace que la seta shiitake sea de gran ayuda en el tratamient­o y prevención de afecciones víricas como catarros, gripes y herpes, entre otras, además de ser un gran apoyo en el tratamient­os de los grandes déficits inmunitari­os, como el cáncer, el SIDA y otras inmunodefi­ciencias.

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Las shiitake, al igual que las setas reishi y maitake, son de utilidad en la prevención de las alteración­es cardiovasc­ulares, como la hipertensi­ón arterial, trombosis, o infarto de miocardio. Contienen lentionina, una sustancia que actúa como antiagrega­nte plaquetari­o, contribuye­ndo a evitar la formación de trombos.

Otra sustancia presente en esta seta es la lentinacin­a, la cual ayuda a mantener unos niveles adecuados de colesterol y triglicéri­dos en sangre, mejorando la salud cardiovasc­ular.

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