La obesidad infantil
La obesidad es uno de los problemas de salud mas serios en países ricos, ya que condiciona la aparición de las enfermedades degenerativas, que son la principal causa de muerte y enfermedad en las sociedades desarrolladas: cardiovasculares, diabetes, hipertensión...
Y hoy en día afecta ya a nuestros hijos y adolescentes. Con una alimentación natural y equilibrada el peso tendría que mantenerse regular a medida que vayan creciendo. Pero la forma de vida que existe hoy en día no induce a ello.! Desorden en la alimentación
Nuestros hijos consumen más y más comida precocinada, en especial platos «fast-food», con alimentos artificiales, repletos de azúcares refinados, grasas saturadas, calorías vacías, colorantes y condimentos totalmente químicos.
Todos estos alimentos les conducirán directamente a la obesidad, a la desmineralización, debilidad, decaimiento y falta de autoestima.
Este desconocimiento del valor de una alimentación sana y natural conduce directamente a regímenes y patrones de conducta muy peligrosos (bulimia, anorexia y otros desórdenes alimentarios), que en el momento en que están ya establecidos son muy difíciles de cambiar y necesitaremos mucha paciencia, amor, constancia perseverancia para ayudarlos. Pero para llegar a estos momentos tan extremos, se han tenido que pasar por muchas etapas anteriormente, y como padres, ya hemos podido intuir que algo tenía que cambiar.
Es importante pues, que nos mantengamos presentes con el comportamiento y necesidades de nuestros hijos, orientándoles desde pequeños y encauzándoles hacia una alimentación natural; garantía de que podrán crecer sin obesidad, con una piel sin manchas, granos ni impurezas, tengan la edad que tengan. ¡Y sintiéndose fuertes, energéticos y con figuras envidiables!
Muchas obesidades se solucionarían en gran medida si se le dedicara más tiempo y valor a la cocina. Es una rueda sin principio ni fin: Al desvalorarse el cocinar, no le dedicamos tiempo, ni atención, ni amor.
Comer sin generar obesidad
Compramos platos rápidos, parcial o totalmente cocinados, en los que, para satisfacer nuestro paladar, añaden gran cantidad de sal, condimentos salados, aceite y grasas... Y que generan, a todos los que los comen, unos pocos segundos de satisfacción a nivel sensorial, pero también problemas de salud a largo plazo.
Tenemos que aprender a cocinar de nuevo, a volver a los valores del pasado, simplemente adaptados a nuestra vida de ahora. Si nuestros hijos padecen obesidad empezaremos por adoptar formas de vida más saludables:
■ Cocina simple casera a diario.
■ Cenar temprano (como mínimo dos horas antes de acostarse). El cenar muy tarde les producirá estancamiento, acumulación, les engordará, debiliy
tará el sistema nervioso y les quitará el hambre para un buen desayuno.
■ Para cenar temprano es mejor no merendar o tomar un refrigerio muy ligero, para no matar el hambre de la cena. Se puede cenar temprano y luego tomar un poco de compota de fruta, o alguna bebida caliente si es conveniente compartir la mesa con la familia.
■ Seguir una pauta de comidas diarias equilibrada, como mínimo 3 veces al día.
■ Buen desayuno en casa, almuerzo (en la escuela o en casa), cena en casa.
■ Masticar bien, con conciencia de lo que se come. Y disfrutarlo.
■ No comer snacks durante el día, especialmente antes de ir a dormir,
■ Hacer una cena equilibrada, especialmente optar por la proteína de origen vegetal.
■ Cuantas más comidas podamos hacer en casa, mejor. Vale la pena intentarlo.
■ Las comidas del colegio son altas en sal, aceite y grasa. Hay que equilibrarlo en el desayuno y la cena casera.
Algunas sugerencias que les pueden ayudar a equilibrarse:
1 ÉNFASIS EN LAS VERDURAS
Es importante empezar a valorar a nuestras amigas las verduras. No se comen las suficientes. Hay que deleitarnos y utilizar toda clase de ellas y hacer de ellas la mayor parte de nuestras comidas. Lo importante es saberlas preparar. Por ejemplo, si tan sólo presentamos a nuestra familia verduras al vapor, ¡en pocos días nadie se las va a comer! Pero si estas mismas verduras están salteadas rápidas y se les añade tacos de tofu ahumado o seitán, o algunos frutos secos, o semillas, o de hierbas aromáticas frescas, o
maíz, etc… todo el mundo se las comerá. ¿O puede que las queramos hacer a la plancha, estofadas o al horno? Hay una gran variedad de recursos.
Ensaladas. Utilizar a diario ensaladas con variedad de hortalizas e incluir rabanitos (crudos o escaldados) o nabo rallado crudo y germinados de alfalfa. Es importante eliminar ingredientes muy salados (como las olivas muy saladas, o bien, en el caso de los no vegetarianos, otros ingredientes, como los huevos duros, anchoas, atún, y por supuesto, embutidos y quesos).
Las verduras nos aportan un efecto de alcalinidad en la sangre que no nos dan otros alimentos.
Para poder perder peso las prepararemos de forma ligera y serviremos una generosa cantidad, será la proporción mayor en el plato.
Usaremos más verduras depurativas como brócoli, judías verdes, berros, puerros, apio, espárragos, nabos, rabanitos, remolacha, champiñones, y verduras dulces (como calabaza, zanahoria, cebolla, chirivía, coliflor, etc.).
Reducir la sal, los aliños salados –y el aceite, todo lo posible– al cocinarlas y a la hora de servir.
2 LAS PROTEINAS
Los niños y adolescentes necesitan proteínas; sus cuerpos están creciendo, desarrollándose y el problema de la obesidad es el exceso de grasas saturadas (carnes, hamburguesas, embutidos, quesos), altos en grasas saturadas y combinados con exceso de sal y azúcares refinados.
Daremos proteínas de origen vegetal y cocinadas de formas apetitosas, sen- cillas y que «hablen en el lenguaje de nuestros hijos», según la edad que tengan. Variedad de proteínas vegetales como las legumbres, seitán, tofu, tempeh. Los no-vegetarianos pueden darles pescado un par de veces a la semana. Los vegetarianos pueden incrementar el resto de fuentes proteicas habituales, junto a las combinaciones de alimentos que aumentan su valor proteico, como los cereales con las legumbres.
3 LAS VERDURAS DEL MAR
■ Las algas nos aportan efectos muy depurativos y remineralizadores. Su uso es insustituible en cualquier alimentación sana y natural. Son recomendables las más ligeras, como:
■ Wakame, dulse y arame. Éstas necesitan tan solo ser remojadas 2-3 minutos e integrarse a cualquier plato, desde ensaladas a salteados de verduras, sopas, etc..
■ Agar agar. Es importantísima para depurar. Se puede encontrar en el mercado en forma de copos, barras o tiras. Podemos remojarla o macerarla y utilizarla en ensaladas. O cocerla con zumos de frutas durante 10 minutos, para confeccionar deliciosas gelatinas, mousses y jaleas.
■ Nori en sushis, troceada para guarniciones en sopas, ensaladas...
■ Espagueti de mar, en platos de verduras, con champiñones, con ajo y perejil...
4 LOS CEREALES INTEGRALES
Nuestro cuerpo necesita carbohidratos de buena calidad, como los de los cereales integrales, para poder obtener energía y vitalidad. Si los omitimos, desearemos: pan, pastelería, consistencias secas, densas, crujientes, productos animales, snacks salados... que no nos ayudaran a llegar a nuestra meta final: depurar y aligerar el organismo.
Consumiremos pequeñas cantidades de cereales integrales en cada comida, en forma de ensalada con verduras, o en formas ligeras y refrescantes.
Los cereales mas indicados son: la cebada, el arroz integral de grano largo o basmati y la quinoa. También pequeñas cantidades de pasta integral, polenta, cuscús o bulgur se pueden utilizar para crear variedad en nuestra cocina diaria.
5 LAS FRUTAS Y ZUMOS
Las frutas son importantes para depurar. Pero os recuerdo que cualquier acción extrema repercutirá con efectos y reacciones extremos. Por ejemplo, si una vez por semana queremos sustituir la comida habitual por frutas o licuados. Los efectos en el organismo dependerán de si comemos fruta cocida o cruda, porque se creará un efecto diferente:
La fruta cocida, compotas, al vapor... nos dará un dulzor intenso, nos relajará y saciará el sabor dulce que nuestro cuerpo desea. Es incomparablemente mejor comer compotas (tanto de fruta fresca o seca, o una buena combinación de ambas), que pastelería y azúcares refinados.
Al cocer la fruta añadiremos unos granitos de sal marina y bastante ralladura de limón o naranja. También utilizaremos especies como la canela, el clavo, el jengibre o la vainilla natural.
La fruta fresca nos depurará, limpiará y refrescará. No nos dará el dulzor intenso que nos aporta la fruta cocida, pero es esencial tanto para comer, como en zumos o en licuados.
Las mejores horas para tomar frutas frescas o zumos son por la mañana al levantarnos o durante la mañana. Y las frutas cocidas mejor por la tarde y la noche.
Las bebidas depurativas. Empieza cada día a tomar por la mañana un licuado de:
• zanahoria
• zanahoria y manzana
• zanahoria, manzana y apio
• zanahoria con un poco de jengibre rallado
• zanahoria y remolacha.
6 LOS ENDULZANTES NATURALES Y LOS POSTRES
Si queremos utilizar endulzantes, son recomendables los procedentes de cereales, como la miel de arroz, melaza de cebada y maíz, amasake, que no tienen tantas calorías como los azúcares refinados. Para utilizar algún sustitutivo de lácteos, recomendamos leche de arroz, de quinoa, o pequeñas cantidades de leche casera de almendras.
Las comidas del cole
Hasta hace pocos años los niños iban a casa a comer, tenían un poco de descanso y a la vez se regalaban con una comida casera.
Hoy en día todo ha cambiado, la mayoría de niños comen su almuerzo en la escuela. Esto no debería de ser un problema, ya que podría ser un momento social con los compañeros para distenderse y conocerse más. Pero desafortunadamente se ha convertido en una preocupación diaria para padres concienciados e interesados en el valor de la alimentación.
A los niños se les da un exceso de alimentos basados en proteína animal, con grasas saturadas (carnes y lácteos), aparte de carbohidratos vacíos con azúcares refinados y postres. Puede que el cuerpo emocional / sensorial los desee, pero no el cuerpo físico.
Los menús de las escuelas están cada vez más desequilibrados. Puede que en una comida haya una sopa de garbanzos de primero (proteína), se-
guido de un bistec con patatas fritas de segundo (más proteína y grasa), seguido de unas natillas, flan o yogur (mas grasa y calorias). Nuestro cuerpo ¡no necesita tan sólo alimentarse de proteína! También se les da un exceso de sal y aceite, con lo que cambiamos el paladar del niño y lo habituamos a enmascarar el sabor natural de los alimentos naturales, que después en casa probará y rechazará por encontrarlos sosos.
El equilibrio de nuestro cuerpo y de cada comida
Tendría que basarse en:
■ Carbohidratos, en forma de cereales integrales
■ Proteína, primordialmente vegetal (o pescado, en el caso de los no-vegetarianos)
■ Mucha variedad de verduras frescas y estacionales • Minerales, en forma de verduras del mar)
■ Semillas y frutos secos ■ Productos fermentados, como encurtidos o picles caseros.
La salud integral no solo incluye la alimentación. Es importante que el niño se sienta incluido en el grupo de compañeros, no excluido y apartado por comer diferente. Flexibilizar, complementar energéticamente…
■ Si al mediodía come pasta blanca, en la cena le daremos cereal integral.
■ Si en la escuela le dan pescado, en casa puede tomar proteína vegetal.
■ Si ha comido leguminosas en el colegio, en casa puede tomar tofu o seitán.
■ Si ha comido arroz blanco, en casa le podemos dar pasta integral.
■ Si ha comido ensalada, a la cena le daremos verdura cocida.
■ Y siempre compensando con muchas verduras variadas, cocinadas de muy diversas formas, y complementadas con cereales integrales, proteína, semillas y algas.