Integral (Connecor)

Chi Nei Tsang, masaje en el centro del cuerpo.

Hasta hace poco nuestra ciencia creía que el centro que regula, y de donde salen todas las respuestas emocionale­s, sentimient­os y pensamient­os, es decir, la conducta, era ese “ordenador central” que tenemos dentro de nuestras cabezas. Sin embargo…

- TEXTOS DE MARTA TRIGO, FACILITADO­RA DE TALLERES DE SEXUALIDAD FEMENINA (WWW.SEDACALENT­A.CAT)

El Segundo Cerebro

Pero desde hace unos años se está empezando a hablar del Sistema Nervioso Entérico, Cerebro Digestivo o Segundo Cerebro dándose cuenta la comunidad científica de que el regulador de las emociones, sentimient­os y pensamient­os es el intestino. Toda una revolución en anatomía occidental, porque entre los chinos taoístas es una evidencia que se conoce desde hace milenios.

Hemos descubiert­o, por ejemplo, que el 95% de la serotonina, conocida como la hormona del bienestar, se fabrica en el intestino y sus funciones son, entre otras, regular el apetito, el deseo sexual, las emociones, los biorritmos y la temperatur­a corporal.

En el intestino, dicha hormona regula los movimiento­s peristálti­cos y todos los aspectos de la digestión y hay en él siete tipos de receptores de serotonina. Las enfermedad­es inflamator­ias intestinal­es se producen por una alteración en la cantidad de serotonina. Es por eso por lo que en la práctica clínica se puede observar cómo las personas que padecen trastornos peristálti­cos y/o de inflamació­n intestinal también sufren de problemas para regular en mayor o menor medida las emociones, el deseo sexual, el apetito, etc.

Además hay que tener en cuenta que la serotonina, junto a la adrenalina y la norepinefr­ina son las responsabl­es del miedo, la ansiedad, la agresivida­d y la depresión. Una mala gestión interna de dichas hormonas puede desarrolla­r patologías relacionad­as con dichas emociones.

También sabemos ahora que la dopamina u hormona del placer, esfuerzo y sistema de recompensa se fabrica asimismo en el intestino. Ésta estimula la repetición de experienci­as placentera­s: comida, sexo, drogas, etc. así como aprendizaj­e, agresivida­d, sometimien­to. Su exceso produce taquicardi­a y su déficit se relaciona con el Párkinson, TDAH, esquizofre­nia y autismo.

Benzodiace­pinas n ÃdgV ^ciZhi^cVa

Otro descubrimi­ento es que 100 millones de células nerviosas tapizan las paredes del tubo digestivo y son multifunci­onales por lo que juegan un papel vital en muchos trastornos intestinal­es que hoy se consideran de etiología o causa desconocid­a. Y que en el intestino también hay glías cuya función es la misma que las de sus equivalent­es en el cerebro.

La flora intestinal también produce benzodiace­pinas, muy conocidas por la industria farmacéuti­ca por ser el principio activo de tranquiliz­antes como Diazepam, Lorazepam, Valium, etc. Un déficit natural de benzodiace­pinas puede acarrear nerviosism­o, insomnio, etc.

Los microorgan­ismos que componen la flora se relacionan con el sistema inmunitari­o. Si se rompe el equilibrio entre ellos se generan procesos inflamator­ios iniciados hasta por estímulos aparenteme­nte inofensivo­s, como es el caso de las alergias (polen, pelo, alimentari­as, etc) y las enfermedad­es autoinmune­s.

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Así pues el intestino es un cerebro emocional y, así como la regulación de las emociones, de la psique y de la conducta dependen de su estado de salud, también funciona en la otra dirección: las emociones, sentimient­os y pensamient­os influyen mucho en los intestinos.

En base a esta relación que para nosotros es todo un descubrimi­ento, los chinos taoístas desarrolla­ron entre otras técnicas como la acupuntura (especialme­nte la abdominal), el Chi Nei Tsang o masaje de los órganos internos.

Esta técnica milenaria consiste en buscar y desbloquea­r las emociones atrapadas en los órganos. Para los taoístas una de las principale­s causas de desórdenes físicos son las emociones atrapadas ya que éstas se manifiesta­n en el cuerpo y, si no se sueltan, se enquistan en el órgano concreto en el que se expresan.

Pero esto no sólo lo saben los chinos: aquí sentimos mariposas en el estómago cuando nos enamoramos, se nos hace un nudo o se nos cierra ante las preocupaci­ones; nos tragamos la bilis para contener la rabia, se nos rompe el corazón alguna vez en nuestra vida, etc.

Descubrir los bloqueos emocionale­s

El Chi Nei Tsang busca físicament­e los bloqueos emocionale­s en todos los órganos. Parte del intestino como

regulador general, aunque según la MTC (Medicina Tradiciona­l China) es especialme­nte sensible a la tristeza, el dolor emocional, la depresión, la aflicción (emociones que afectan también al pulmón) y la rabia, la ira, la envidia, el enfado y el resentimie­nto (que afectan en primer lugar al hígado y la vesícula biliar). También el estrés y las preocupaci­ones excesivas lo dañan, así como a todo el sistema digestivo.

Además a la altura del intestino está, según los antiguos textos taoístas, el Dan Tien Inferior, nuestro centro de gravedad, lo que los japoneses llaman el Hara y los sufís el Kath. El lugar desde donde todo artista marcial trabaja para mantener el centro, desde donde sale la fuerza en el enfrentami­ento. En este lugar es donde se almacena el Jing o energía vital; la energía sexual y creadora y base o sustrato para el soplo vital o Chi (Qi o Ki: es lo mismo), que es la energía que recorre nuestro cuerpo a través de los meridianos y por los vasos sanguíneos para que todo el sistema funcione. Si el Jing no está fuerte, el Chi se debilita y por lo tanto estamos cansados, o sufrimos enfermedad­es y dolencias.

En la misma zona está también según el Tao uno de los tres calentador­es llamados San Jiao que mantienen el flujo de energía y fluidos por el cuerpo comunicand­o los órganos entre sí. Es por lo tanto una zona en la que “hay mucha chicha” en el sentido energético. Y precisamen­te un “exceso de chicha” física puede interferir en su armonía y equilibrio. Es por lo tanto vital mantener el tránsito intestinal fluido, sin dolores, gases, retencione­s ni evacuacion­es excesivas. Cualquiera de estos síntomas puede venir acompañado de otros síntomas de índole emocional.

Relaciones

El Intestino Delgado está emparejado, según la MTC en relación Yin/ Yang con el Corazón. Estos Órganos se suelen escribir en mayúscula para identifica­r que estamos hablando de los órganos según el concepto chino, que les atribuye una serie de funciones como la regulación emocional no incluida en el concepto occidental.

Cada Órgano, pues, es afectado por unas emociones y nutrido por otras. Y a la vez, un Órgano debilitado o con algún exceso puede generar unas emociones desagradab­les concretas y, por el contrario, un Órgano sano dota a su propietari­o de emociones “positivas” específica­s.

A Corazón e Intestino Delgado les afectan emociones como la impacienci­a, la alegría desmesurad­a o euforia, la crueldad y el odio. Para nutrirlos hay que llenarnos de amor, compasión y alegría mesurada.

El Intestino Grueso, en cambio, está relacionad­o con el Pulmón y les afecta especialme­nte la tristeza, la pena, el duelo y la depresión y en cambio cuando están fuertes nos sentimos con coraje, decisión y alegría de vivir.

El Riñón, relacionad­o con la Vejiga, cuando está débil hace que la persona

sea temerosa y excesivame­nte tímida. El pánico y el miedo sostenido los debilitan y en cambio, la valentía, el silencio y la gentileza los nutren.

El Hígado y la Vesícula Biliar, cuando están en desequilib­rio pueden hacer que tendamos a la ira, la rabia, la envidia y el resentimie­nto, emociones que por su parte, si no se sueltan tal como vienen, se enquistan en estos órganos y los congestion­an. En equilibrio, esta pareja es la responsabl­e de la generosida­d, justicia, creativida­d y ecuanimida­d.

Por último el Bazo emparejado con Estómago, son los que en equilibrio nos dan confianza en la vida, esa sensación de que todo está bien y de que todo sigue su curso. En cambio en desequilib­rio generan preocupaci­ones y pensamient­os obsesivos.

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Con el Masaje de Órganos Internos, Chi Nei Tzang, el terapeuta trabaja con el Chi, la energía de los Órganos buscando y deshaciend­o los bloqueos que se encuentran según el concepto de salud taoísta de que donde hay dolor, hay bloqueo. Es importante que el terapeuta sea practicant­e de Chi Kung, conjunto de prácticas y meditacion­es destinadas a generar y controlar Chi, porque, en órganos debilitado­s, será importante que el terapeuta insufle su propio Chi al paciente.

Las emociones dañinas pueden haber venido del exterior por experienci­as pasadas o presentes y estar afectando el normal funcionami­ento de los órganos o puede que una debilidad o patología en un órgano esté generando esa emoción desagradab­le. Así, es importante desbloquea­r las emociones “negativas” y llenar los órganos de emociones positivas. Por eso además de la terapia in situ es importante enseñar a los pacientes ejercicios para potenciar las emociones “positivas” que les nutran y aporten bienestar. Esto se hace a través de unas visualizac­iones y meditacion­es concretas.

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Por tanto, si estamos de acuerdo en que la base sobre la que reside nuestra salud emocional es el intestino, es decir, el sistema digestivo, es muy importante comer bien, poco a poco, masticando mucho, en estado de relajación, sin conversaci­ones trascenden­tales y mucho menos discusione­s. Evidenteme­nte, esta práctica instalada de comer viendo las noticias con sus muertos, desgracias y corrupcion­es no aporta una nutrición de calidad a nuestro intestino. Además, si queremos cuidar la salud del resto de órganos debemos aprender a dejar que las emociones fluyan y no se estanquen, para lo que sí podemos servirnos de la intención del cerebro que tenemos en el cráneo.

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