El Yoga, un aliado durante la menstruación . . . . . .
La naturaleza ha dotado a la mujer de un reloj biológico que funciona de manera extraordinaria. Durante la etapa fértil, que va desde la primera regla (entre los 10 y los 14 años) hasta la perimenopausa y menopausia (entre los 45 y los 55 años) el cuerpo se prepara cada mes para crear vida en un ciclo que tiene una duración aproximada de entre 24 y 35 días. Durante este ciclo, la mujer vive una serie de cambios hormonales, emocionales y físicos a los cuales es necesario responder adecuadamente adaptando, en la medida de lo posible, su vida diaria y en consecuencia, la práctica de yoga. La menstruación se produce en el momento del ciclo en que el óvulo que no ha sido fecundado se desintegra y el tejido endometrial, que se había preparado para alojar el óvulo fecundado, es expulsado a través del cuello del útero y la vagina. Tiene una duración aproximada de entre 3 y 7 días dependiendo de cada mujer.
Durante estos días las mujeres suelen sentir la necesidad de más quietud y silencio. Algunas también experimentan molestias en el bajo vientre y en la zona lumbar. En este momento del ciclo es necesario frenar el ritmo de vida y aumentar el descanso. Las molestias o dolores en esta fase acostumbran a ser señales de que el cuerpo necesita más descanso tanto físico como mental.
Partiendo de la base de que cada mujer es única y que vive su ciclo de manera diferente, durante este periodo toma gran importancia el trabajo de autoobservación y escucha interna. En este sentido, el yoga puede ser un excelente aliado ya que, a través de la práctica física y mental, conseguimos estados de introspección que nos permiten conectar con nuestra propia naturaleza y tomar conciencia de nuestras emociones, potencialidades y necesidades.
Miranda Gray, en su libro Luna Roja, aconseja seguir las siguientes recomendaciones durante estos días:
Permítete menstruar tanto como mentalmente.
Lleva un ritmo de vida más lento. Si puedes, intenta pasar un tiempo alejada de las exigencias del trabajo, de la familia o de tu pareja, aunque solo sea una hora durante cada noche.
Muévete despacio, con cadencia y elegancia, ya que de ir más aprisa sentirás pesadez y falta de coordinación.
Concédete la oportunidad de experimentar la sensación de sangrar.
Siente tu nexo consciente con tu propio cuerpo y con el mundo natural.
Cuídate y siente el placer de hacerlo, date un baño, enciende velas, date masajes.
Ingiere alimentos saludables. Toma en cuenta protegerte para no cargar con el dolor y emociones de los demás.
El llanto aparece como una vía de liberación y sanación de energías emocionales.
Tómate tiempo para soñar, tus sueños pueden enseñarte mucho acerca de tu cuerpo y tu mente y te permitirán física desarrollar tu capacidad de visión, sabiduría imaginativa, predicción, claridad interior y experiencia mística.
Es un momento para hacer balance de tu vida, tu salud y tus relaciones y aceptar aquello que quieres dejar atrás.
En consecuencia, la práctica de yoga durante la menstruación debería seguir un ritmo más lento y tranquilo. El yoga nos ayuda a conectar y descubrir nuestro mundo interior y también a liberar tensiones y aliviar molestias en la zona lumbar o abdominal. Si escuchamos nuestro cuerpo, probablemente sintamos la necesidad de asanas y de movimientos relajantes. Las posturas que comprimen la zona abdominal nos pueden incomodar pero en cambio podemos beneficiarnos de aquellas que crean espacio y relajan la zona pélvica.
Algunos textos recomiendan evitar las posturas invertidas debido a que van en contra de la energía y dirección natural de esta fase pero no existe un consenso absoluto en esta teoría así que de nuevo adquiere gran importancia el trabajo de escucha interna.
A continuación presentamos unos ejercicios que siguen estas indicaciones generales pero, de nuevo, es necesario que antes de empezar nos preguntemos ¿cómo me siento y qué necesito en este momento?
MALASANA
1. Separa las piernas un poco más del ancho de caderas, los pies girados ligeramente hacia fuera, flexiona rodillas y desciende hasta colocarte en cuclillas.
2. Coloca las manos en posición de plegaria en el centro del pecho y con los codos presiona las rodillas hacia fuera, abriendo la cadera.
3. Aleja los hombros de las orejas y alarga la columna. Siente como creces.
4. Respira profunda y suavemente. Variante: coloca una manta debajo de los talones si no puedes apoyarlos en el suelo.
SECUENCIA VACA-GATO (BITILASANA- MARJARYASANA)
Estas dos posturas se practican combinadas. Forman una secuencia dinámica por lo tanto tendrían que colocarse una a continuación de la otra. Colócate en posición de cuadripedia:
• Inhala en la postura de la vaca (Bitilasana): lleva la mirada hacia adelante. El abdomen se hunde hacia la tierra y el coxis se eleva hacia el cielo.
• Exhala en la postura del gato (Marjaryasana): agacha la cabeza arqueando la espalda y hundiendo el abdomen hacia adentro, estira los brazos.
BADHHA KONASANA
Sentada en el suelo, dobla las rodillas y junta las plantas de los pies. Cógete los pies y acércalos hacia el pubis. Relaja la zona pélvica e intenta bajar las rodillas hacia el suelo. Alarga la espalda y abre el pecho.
SUPTA BADHHA KONASANA
Es una variante de la postura anterior pero reclinándonos hacia atrás. Podemos ayudarnos con mantas y cojines para apoyarnos en el suelo y sentirnos más cómodas. Los brazos descansan a ambos lados. Esta es una postura de relajación y apertura de caderas que podemos mantener largo tiempo.
VIPARITA KARANI CON PARED
Colócate una almohada o manta en la zona de la espalda baja y siéntate de lado con la pelvis lo más cerca posible de la pared. Poco a poco ve inclinándote y colocando las piernas hacia arriba apoyándolas en la pared. Relaja el cuello y los hombros.
SAVASANA
Es la postura de relajación por excelencia, túmbate en el suelo boca arriba. Deja que los pies caigan hacia los lados y los brazos descansen relajados a ambos lados del cuerpo. ¿Sabías que la sangre menstrual contiene células madre con capacidades regenerativas similares a las del cordón umbilical o la médula ósea? Antiguamente nuestras ancestras ya la utilizaban para curar heridas, sanar enfermedades y fertilizar la tierra, además de considerarla sagrada.
Si usas copa menstrual o compresas de tela, puedes recoger tu sangre menstrual en un recipiente, mezclarla con agua y usarla para regar las plantas. Además de estar contribuyendo con el medio ambiente al no producir desechos (como cuando utilizas compresas o tampones de un solo uso), estas fertilizando tus plantas con una fuente de nutrientes valiosísima.
Bibliografía recomendada:
• “Luna roja”, Miranda Grey
• “Mujeres que corren con lobos”, Clarissa Pinkola Estés
• “Viaje al ciclo menstrual”, Anna Salvia
Helen Casanovas es profesora de yoga. Socia cofundadora de la Associació Petits i Grans Vilassar dedicada a la crianza consiente. Actualmente imparte clases de yoga en el centro Centra’t de Vilassar de Dalt (Barcelona).