¿Caín o Abel?
¿Eran los humanos vegetarianos en el origen?
ULa conferencia de Félix Rodríguez de la Fuente en la Sociedad naturista vegetariana
n 14 de marzo de 1980, el Dr. Félix Rodríguez de la Fuente falleció en un accidente de aviación en Anchorage (Alaska) mientras rodaba con su equipo escenas de la mítica carrera «Iditarod», de trineos tirados por perros.
El médico y profesor había debutado en un programa de televisión en 1964(1) en donde se enfrentó sin titubeos, simplemente mostrando la evidencia, a cazadores y pescadores relacionados con elementos casposos del régimen que entonces existía en España.
Cinco años después, en octubre de 1969, estuvo presente en la inauguración de los nuevos locales de la (en aquel tiempo, Asociación Vegetariana de Barcelona. En aquella charla, que reproducimos en este número, el Dr. Rodríguez de la Fuente expuso su modo de ver la vida y la agresividad, tan cercano al enfoque científico filosófico de la escuela de Konrad Lorenz, muy actual en aquellos momentos.
Su especial forma de hablar, el acento, el gesto, denotaban una singular personalidad. Y, rodeado de un excelente equipo, el «amigo Félix» consiguió que muchos ciudadanos nos interesásemos por algo tan próximo, pero tan distante, como es nuestra fauna. Sus palabras unen, de modo admirable, una auténtica lección de paleontología con el paisaje bíblico de Caín y Abel, relacionando la evolución de la especie humana con su supervivencia en la Tierra, y poniendo especial acento en el papel que ejerce la alimentación en todo ello. Vale la pena resaltar, además, que su conferencia se producía en unos años y un entorno muy poco favorable para los vegetarianos, considerados entonces como una minoría muy marginal.
No podemos reproducir su voz, esa apasionada cordialidad que sabia contagiar entusiasmo por cuanto decía, y movilizarnos por el amor a la vida y la Naturaleza. Publicamos este artículo en los inicios de la revista, cuando se cumplía un año de su desaparición. Hoy, de nuevo, le rendimos un homenaje.
IR A LA LUNA Y DESCUBRIR LA TIERRA
Señoras y señores, queridos vegetarianos y naturistas, siento la profunda satisfacción de encontrarme casi como en casa, porque aunque yo no merezca el título de «vegetariano», dado que cometo algún pecadillo que otro como carnívoro, admiro profundamente, sin embargo, el espíritu de todos ustedes; admiro su espíritu por encima de lo que puedan suponer las dietas y los regímenes alimenticios, y lo hago por lo que filosóficamente implica en esencia su postura ante la vida.
No cabe la menor duda de que el hombre y la humanidad entera se encuentran en el momento más crítico y peligroso de su existencia, en que los arsenales se llenan de bombas atómicas y la agresividad humana, por las razones que sean, que trataremos de