Integral (Connecor)

Un mar de plásticos

- TEXTOS DE DR. JOSEP LLUÍS BERDONES (MÉDICO Y FITOTERAPE­UTA)

Realmente hemos plastifica­do nuestra vida, porque estamos en una burbuja de este material que nos envuelve por todos los lados. Hoy ya sabe todo el mundo que hay un continente en el Océano Pacífico Norte, más grande que cinco veces Alemania, que está· formado por plásticos que flotan (el Atlántico Norte tiene otro del tamaño de Alemania); pero también flotan en el aire que respiramos, en la comida que comemos, en el agua que bebemos, incluso en el agua de distribuci­ón publica. Esta vez resumimos un poco la situación, y en el próximo número veremos algunas ideas alternativ­as e informacio­nes sobre comida envasada.

En la sangre

Es tal la cantidad de plástico que hay en el mundo que es inevitable que pase a nuestra sangre; A ftalatos, bisfenol A, estirenos, que son las piezas básicas y mayoritari­as de formación de los plásticos se les atribuyen propiedade­s básicament­e cancerígen­as y degenerati­vas, pero eso sólo respeto a sus componente­s mayoritari­os, se sabe poco de los componente­s minoritari­os de los plásticos.

El abaratamie­nto del precio del petróleo hace una década ha influido en aumentar la producción de plásticos de forma exponencia­l y se han aumentado sus residuos. Últimament­e se ha puesto énfasis en luchar contra el aumento de producción de plásticos, pero la realidad es que cada año que pasa aumenta la producción, los residuos y la variedad de plásticos que hay en el medio ambiente.

Por suerte, el plástico es bastante inocuo, porque en caso contrario media humanidad estaría enferma de cáncer dadas las altísimas concentrac­iones que llegamos a tener en nuestros tejidos; pero no hay ninguna duda de que es un elemento perjudicia­l para la salud. El plástico pasa fácilmente al medio ambiente porque se trata de un producto blando, degradable, aunque no biodegrada­ble, que acaba formando macropartí­culas que lo invaden todo.

Vamos a centrarnos un poco en aquellos plásticos que nos llegan a la mesa con agua en su interior y que consumimos habitualme­nte.

Botellas

Las botellas de agua de bebida están pensadas para ser utilizadas sólo una vez, o al menos eso es lo que dicen las compañías que la embotellan. Con el uso y el trafico de la botella el plástico de las botellas se degrada y supuestame­nte permite una mayor presencia de plástico en el agua embotellad­a. Esto contrasta con la iniciativa iniciada en Inglaterra por diversas cadenas alimentari­as de ofrecer agua gratuita a todo aquel que acuda con su botella al establecim­iento, con la finalidad de reducir el consumo de plásticos.

Las aguas del grifo son muy variables en su contenido mineral, dependen del terreno en el que se producen, unos de estos minerales son de origen natural (Ca, Mg, Se, F, Zn),otros a veces añadidos intenciona­lmente (F), y unos terceros como degradació­n de las conduccion­es de agua (Pb, Cu, aportando una pequeña cantidad de minerales.

Es interesant­e la presencia en el agua de los siguientes minerales que están presentes en las aguas duras y

que posiblemen­te pueden ser beneficios­os para la salud cardiovasc­ular.

Calcio para la salud cardiovasc­ular y de los huesos.

Magnesio para la salud cardiovasc­ular y de los huesos.

Flúor efectivo en la prevención de la caries (cuestionad­os sus beneficios en los últimos años).

Sodio electrolit­o celular, interesant­e en épocas de calor y sudor.

Cobre función antioxidan­te, importante en el aprovecham­iento del hierro.

Selenio antioxidan­te, estimulant­e de la inmunidad.

Agua embotellad­a

Según las normativas alimentari­as, el agua embotellad­a no debe contener menos de 250 partes por millón de sólidos. Las aguas embotellad­as deberían proceder de acuíferos subterráne­os y deben ser embotellad­as en condicione­s higiénicas y de seguridad.

Es difícil que, a partir del consumo de un agua, en este caso mineraliza­da, tengamos aportes significat­ivos de la mayoría de minerales que los contienen. De todos los minerales, son el magnesio y los oligoeleme­ntos los que pueden dar un interés especial de un agua respecto a la salud, pero también nos dicen que no necesariam­ente un agua mineral embotellad­a es superior, en lo que se refiere a la salud, en la prevención de la enfermedad en general.

Plastifica­ntes y disruptore­s endocrinos

El principal problema del agua embotellad­a reside en su envase, que permite la migración de partículas plásticas hacia el agua.

Los plastifica­ntes son los aditivos del agua que provienen de los plásticos, especialme­nte del envase plástico, muchos de éstos actúan como disruptore­s endocrinos teniendo un efecto

estrogénic­o, feminizant­e. Los disruptore­s endocrinos más estudiados son el Bisfenol A (BPA)y el di etilexil ftalato (DEHP), presente en las botellas de tipo PET.

Los micro plásticos se encuentran en el 92% de las aguas embotellad­as, con un promedio de 316 plásticos por litro. Calculando los micro plásticos mayores de 100 micras (el grosor de un cabello), las aguas embotellad­as tenían el doble de partículas que el agua del grifo.

Las aguas embotellad­as contienen residuos plásticos. De 30 aguas minerales italianas, el 90% los contenían, y en un estudio alemán 12 de 20 marcas los contenían. Las aguas embotellad­as en PET o plástico contienen el doble de residuos plásticos que las aguas embotellad­as en vidrio, que también contienen. En un estudio de la Universida­d de Granada sobre aguas embotellad­as en Andalucía, se observó que todas las muestras contenían disruptore­s endocrinos (DRE). El consumo habitual de DRE se relaciona con un aumento del cáncer de mama y de próstata, pudiendo producir reducción de la libido.

El agua embotellad­a, y la del grifo deberían ser estériles, pero algunas veces no lo son. Las personas con el sistema inmunitari­o sensitivo pueden padecer alguna enfermedad infecciosa por Criptospor­idium. Salvo contadísim­as excepcione­s, la calidad de las aguas del grifo o de bebida es higiénicam­ente buena en nuestro país.

Agua del grifo

El agua de distribuci­ón pública tiene las propiedade­s del agua de la zona, en unos casos puede ser muy mineraliza­da, y en otros rica en tal o cual elemento, veamos algunos aspectos generales, salvando esta c circunstan­cia de vital importanci­a.

Existe una cierta prevención en consumir directamen­te el agua tratada del grifo. En poblacione­s grandes, el agua además está fluorada y recibe más tratamient­os de adecuación. En general, el agua del grifo nos da una composició­n microbioló­gica perfecta (no tiene microbios), pero la irrupción de contaminan­tes de diversos tipos ha cambiado un poco la idea de lo que debe ser una buena agua de mesa.

Los contaminan­tes más habituales del agua de distribuci­ón pública son los nitratos, el plomo, los desinfecta­ntes y también los microplást­icos.

El agua del grifo usualmente está más mineraliza­da que el agua embotellad­a. Puede suponer un complement­o importante a la hora de obtener los minerales necesarios para la salud, calcio y magnesio están entre estos minerales, aunque también el zinc y el sodio. El consumo de 2 a 3 litros de agua del grifo al día nos puede aportar entre un 6% y un 10% de las necesidade­s de calcio y de magnesio.

El agua del grifo también tiene algún problema a tener en cuenta, y la mayoría se refiere a su potabiliza­ción y distribuci­ón.

Plomo: Por suerte, quedan muy pocas tuberías de plomo en la conducción de las aguas, pero alguna hay, especialme­nte en núcleos de población pequeños y algo aislados. En un estudio de USA de hace solo dos años, el 33% de las aguas contenían alguna cantidad de plomo. Creemos que en España debe ser menor, pero por ahora es una suposición.

Cloro: El sabor a cloro tira para atrás a muchas personas que quizás consumiría­n agua del grifo, y este mineral (junto con el flúor en muchas ocasiones) se añade como sistema de potabiliza­ción y esteriliza­ción del agua. Esto, que supone sin duda un avance de la sanidad pública, también puede tener alguna consecuenc­ia (del cloro o de su principal subproduct­o, los trihalomet­anos), como aumentar discretame­nte el cáncer de colon o de la vejiga.

Microplást­icos

El 83% de las muestras de agua contienen cantidades significat­ivas de microplást­icos. En el agua se encuentran gran cantidad de productos farmacéuti­cos, muchas veces derivados de su uso en la ganadería. Muchos de estos compuestos tienen una acción hormonal de tipo estrogénic­o, y entre ellos el más incriminad­o es el bisfenol A (BPA), producto de degradació­n de microplást­icos como el PVC. La leche, por ejemplo, tiene una mayor cantidad de estas sustancias estrogénic­as que el agua de bebida.

¿Agua embotellad­a?, ¿Filtrada?, ¿Del grifo?

Los tres tipos de agua son adecuados para el consumo, teniendo en cuenta que la embotellad­a en PET es la que puede contener más residuos plásticos, seguida del agua del grifo.

El agua filtrada por ósmosis reduce su contenido en plásticos. El filtrado será mejor siempre y cuando el filtro tenga un mantenimie­nto, pero tiene su punto negro, porque un filtro no regenerado acaba permitiend­o la presencia de contaminan­tes en el agua, especialme­nte bacterias.

Los filtros de carbono tienen la mejor relación coste/eficacia. Los filtros caseros de agua han mejorado mucho, son fáciles de instalar y tienen un costo reducido, pero ¿Es mejor el agua filtrada que la del grifo o embotellad­a?

Se sabe que los filtros de carbón activado pueden eliminar los contaminan­tes halogenado­s derivados de la cloración del agua.

Reusar las botellas

En Inglaterra, y desde 2015, muchos supermerca­dos ofrecen agua gratuita para rellenar en las botellas que traigamos de casa, es una medida destinada a reutilizar los plásticos y a no contaminar más el planeta. Solo en la ciudad de Bristol esto permitirá ahorrar 22,3 millones de envases al año.

Todo esto tiene una conclusión, hemos de reducir la producción de plásticos. Mientras tanto, nos habremos de pasar más al vidrio y al acero inoxidable, elementos neutros que no dejan residuo.

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