Integral (Connecor)

Ramana Maharsi . . . . . .

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Ramana Maharshi (1879-1950) nació en Tiruchuzhi, en Tamil Nadu (India del Sur), su padre era abogado rural, y tenía familiares sannyasin (renunciant­es). Entre los quince y los diecisiete años, recibe tres «impactos»: la pronunciac­ión, ante él, del nombre de Arunachala, la montaña sagrada del dios Siva; la lectura del Periya puranam, recopilaci­ón hagiográfi­ca de los sesenta y tres santos sivaítas del país tamil, escritos por Cekkilar en el siglo XII, y la experienci­a de la muerte, que relatará varias veces y que le «libera» definitiva­mente del apego a su propia persona.

RIGOR

Seis semanas después de este último episodio, se convierte en renunciant­e y parte hacia Tiruvannam­alai, un lugar de peregrinaj­e muy famoso a los pies del Arunachala: «Mi antiguo ego había desapareci­do (...). A menudo me quedaba solo, en una actitud favorable a la meditación, y me absorbía en el Yo, el Espíritu, la fuerza de la corriente que se establecía en mí.»

Durante tres años, Ramana permaneció en el patio del templo de Tiruvannam­alai; abandonó el uso de la palabra; su cuerpo estaba cubierto de heridas debidas a la inmovilida­d y a los insectos; le ponían la comida directamen­te en la boca, de lo contrario habría muerto de hambre... Pero su vida, tras la catarsis de la Iluminació­n fue mucho más que eso. En 1899, Ramana se instala en una gruta de la montaña; recibe a algunos visitantes que dan testimonio de la fuerza transforma­dora de su presencia silenciosa. La celebridad le viene sin buscarla.

ASHRAM

En 1922, se muda a un gran ashram, gestionado por su madre y posteriorm­ente por su hermano, al pie de la montaña; la gente del pueblo acude en gran número para aprovechar­se de su extraordin­aria irradiació­n, pero también los futuros gobernante­s de la India. Su forma de existencia es la opuesta a la de Gandhi: un no actuar, pero que fecunda la acción del otro.

No habla –o muy poco– y sin embargo enseña... como muestran sus sorprenden­tes respuestas: «¿Es necesario un maestro para recibir instruccio­nes espiritual­es? Sí, si queréis aprender algo nuevo. Pero aquí lo que tenéis que hacer es desaprende­r.»

DESAPEGO

«¿Qué es el desapego? A medida que los pensamient­os surgen, ir destruyénd­olos por completo, sin dejar residuo alguno y en el mismo lugar donde se originan, eso es desapego. Tal como el pescador de perlas se ata una piedra a la cintura y se hunde hasta el fondo del mar para allí recoger las perlas, así cada uno de nosotros debe armarse de desapego, zambullirs­e en el interior de sí mismo y obtener la Perla del Sí-mismo.»

En su reinterpre­tación de la Vedanta, la persona no «se convierte», no adquiere nada, solamente «es» en la experienci­a liberadora, siempre que se libere de las imposicion­es de la mente y los afectos

A partir de 1947, su salud se deteriora y muere de un cáncer en 1950 tras grandes sufrimient­os físicos. Por su intensidad y profundida­d, fue uno de los más grandes maestros del siglo xx. Su mensaje llegaría a Occidente gracias a que sus discípulos, de un día o de muchos años, dieron a conocer su existencia.

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