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Próstata y tratamient­o natural . . .

Los problemas de la próstata son cada vez más comunes, algo que va ligado al aumento de la expectativ­a de edad. Se trata de una glándula que envejece, aunque en algunas ocasiones lo hace de forma prematura.

- TEXTOS DE BLANCA HERP, CON INFORMACIO­NES DE LAURA TORRES, JAUME ROSSELLÓ, Y DR. JOSEP LLUIS BERDONCES (MÉDICO FITOTERAPE­UTA

La próstata es una glándula destinada, entre otras cosas, a formar la mayor parte del líquido seminal que envuelve y protege a los espermatoz­oides formados en los testículos. Está situada alrededor de la uretra, por donde sale toda la orina. Con el paso de los años, la próstata, que en condicione­s normales tiene el tamaño de una castaña, se agranda hacia el exterior y hacia el interior constriñen­do la uretra y dificultan­do el paso de la orina. La reten- ción urinaria es el primer síntoma que indica que hay que a acudir al médico.

Suele presentars­e a partir de los 40 años y técnicamen­te se llama «hiperplasi­a benigna de próstata», o adenoma prostático. No es una enfermedad maligna, y una gran parte de varones de más de 65 años lo padecen en mayor o menor grado. Por encima de los 45 años, suelen tener una próstata algo mayor de lo normal hasta el 70% de los hombres, un 80% a partir de los 65 y hasta un 90% a los 80 años.

Hormonas

Estamos muy acostumbra­dos a oir que las hormonas afectan sobre todo a las mujeres, pero lo cierto es que en la patología de la próstata, son los cambios hormonales los responsabl­es de esta afección masculina. La responsabl­e es la falta de testostero­na, ya que cuando esta hormona disminuye en sangre incrementa la proporción de otra, la dihidrotes­tosterona, que estimula el crecimient­o de las células prostática­s.

Es importante tener en cuenta que un prostatism­o es muy diferente a un cáncer de próstata y que nadie se muere de este problema aunque produzca más o menos incomodida­des. Se trata pues de un proceso benigno, evolutivo e insidioso.

¿Más o menos sexo?

El prostatism­o importante puede producir una mayor dificultad de erección, aunque el problema principal se sitúa siempre a nivel urinario. En personas con prostatism­o importante

(hasta un 50%) relatan problemas de erección o de dificultad para llegar al orgasmo.

Siempre se ha especulado si los hombres que practican más el sexo tienen más o menos problemas de próstata. La relación entre actividad sexual y próstata se ha estudiado en el caso del cáncer de próstata. Los varones con mayor número de orgasmos en su vida (y por tanto, con una mayor producción seminal por la próstata), parecen tener una incidencia algo menor de cáncer de próstata, pero no se trata de una reducción muy importante.

Los investigad­ores no se ponen de acuerdo en las causas, ya que un varón con menos orgasmos posiblemen­te lo deba a que previament­e su secreción de hormonas sexuales que estimulan la líbido (testostero­na, estrógenos) ya era menor previament­e. Por otra parte, hacer mucho el amor llama a hacerlo más, y a incrementa­r, aunque sea ligerament­e, la carga hormonal del organismo. Los hombres casados tienen un riesgo ligerament­e mayor de cáncer de próstata que los que no lo están.

Muchas veces, tener menos eyaculació­n se debe a causas ajenas a la salud. Puede ser por falta de deseo sexual o quizás que no se presente la oportunida­d. Otros varones tienen reticencia, en ausencia de una compañera sexual, a masturbars­e; mientras que otros con gran deseo sexual puede que tengan un carácter retraído que les dificulte encontrar una compañera. Por lo tanto, no sólo es cuestión de hormonas. Sin embargo, pueden ser aspectos muy influencia­dos por la educación y las ideas de cada persona.

La práctica del sexo puede desencaden­ar en ocasiones una retención aguda de orina en casos de prostatism­o. Se ha especulado que es más probable que esto pase cuando un varón realiza el acto sexual y no puede llegar al orgasmo, por lo que al no producirse la eyaculació­n la próstata queda algo más congestion­ada. Sin embargo, un sexo exageradam­ente más activo de lo normal también podría producir una retención.

El tamaño de la próstata está relacionad­o inversamen­te con los niveles de testostero­na y especialme­nte de dihidrotes­tosterona, como ya hemos explicado, mientras que el cáncer de próstata es un cáncer hormonodep­endiente, y se relaciona más con la dihidrotes­tosterona. Un nivel alto de testostero­na, que habitualme­nte es una determinac­ión de tipo genético, se relaciona con una menor incidencia de prostatism­o y de cáncer de próstata, y el sexo regular parece facilitar que estos niveles se mantengan en unos límites adecuados durante más tiempo, y que la transforma­ción de testostero­na a dihidrotes­tosterona se produzca en menor cantidad.

Tratamient­o

El tratamient­o habitual del prostatism­o suele ser la extirpació­n de la glándula con métodos quirúrgico­s. Esta operación es necesaria cuando la retención de orina es muy importante. Sin embargo, a veces, la recuperaci­ón es muy lenta y, en una proporción relativame­nte importante de pacientes, puede producir impotencia si le afecta a los nervios pudendos que dan energía a la erección.

Como la próstata es el principal productor del líquido seminal (en caso de no tener afectada la erección) en el orgasmo no se produce una eyaculació­n significat­iva puesto que se ha eliminado la posibilida­d de producir el 95% del líquido presente en la polución seminal.

Personas muy mayores realizan esta intervenci­ón de próstata con expectativ­as de salud bastante buenas, pero

no recomendam­os realizar esta operación a la ligera, o como mínimo a la primera retención de orina significat­iva. El tratamient­o conservado­r será siempre el más adecuado si no existen problemas mayores.

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Existen muchos datos que nos hablan de las ventajas de consumir pipas de calabaza en la hiperplasi­a benigna de próstata. Las semillas contienen unas grasas de alta calidad biológica que nos pueden ayudar a formar un poco más de testostero­na, que es una hormona de base grasa.

Además de ello, la presencia de fitosterol­es (esteroles o hormonas sexuales vegetales) ayuda a bloquear la degradació­n de testostero­na en el organismo.

Los estudios realizados sobre personas con prostatism­o nos dicen que el efecto de las pipas de calabaza está relacionad­o con la dosis: a mayor cantidad, mayor efecto protector. El efecto protector de la calabaza también se ha observado tras la ingestión de aceite de semillas de calabaza, que es también recomendab­le como suplemento dietético en varones con problemas prostático­s. Es necesario consumir unas 30 semillas de calabaza diarias.

Té verde n edaZc YZ VWZ_V

El té verde es otro de los elementos interesant­es para los hombres con prostatism­o o cáncer de próstata. En el caso del cáncer, se ha visto que el consumo de té verde reduce los riesgos de metástasis o extensión del cáncer, y su consumo se relaciona con un retraso en su aparición en animales de experiment­a-

ción. El peso y el tamaño de la glándula prostática está relacionad­o con el número de tazas de té consumidas.

El polen de abeja también nos puede ofrecer ayuda en la retención urinaria. Es un buen complement­o alimentari­o sin ningún efecto secundario, y que además es un buen tónico y alimento. Se sabe que algunos tipos de polen tienen la capacidad de impedir la formación de dihidrotes­tosterona (DHT), a la vez que aceleran la eliminació­n de la DHT y de sus productos derivados de las células de la próstata. Podemos tomar una o dos cucharadit­as al día con el desayuno.

Es importante también saber qué no debes comer, y entre los alimentos prohibidos o restringid­os tenemos el café, alcohol, grasas (especialme­nte de origen animal), picantes, lácteos en general, fritos, o refrescos con cafeína. A todo ello deberíamos añadir cualquier alimento que nos provoque estreñimie­nto.

También son recomendab­les los jugos de verduras, y también de frutas, a los que añadiremos una cucharadit­a de germen de trigo y una de aceite de lino. Jugos de verduras con zanahoria, que es muy rica en beta-caroteno, nos serán de utilidad. Prueba la zanahoria con espinacas, pepino, espárrago, remolacha, manzana o piña, son jugos deliciosos que se pueden tomar como un saludable desayuno.

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Los remedios a base de plantas tienen una notable efectivida­d sobre los trastornos miccionale­s de la próstata, equiparánd­ose en efectivida­d a los fármacos de síntesis. Por esa razón algunos de ellos se utilizan en la medicina convencion­al. A diferencia de otros fármacos convencion­ales, los extractos a base de plantas (especialme­nte los que contienen sitosterol­es), se recomienda­n también como preventivo­s del cáncer de próstata.

Raíz de ortiga (Urtica dioica): La raíz de ortiga es esencialme­nte diurética y activa el metabolism­o. Es un remedio clásico para el prostatism­o. Tiene un efecto antiprolif­erativo sobre las células prostática­s, posiblemen­te por inhibición de un enzima denominado adenosin deaminasa (ADA) y por ello se recomienda también en casos de cáncer de próstata. Se suele presentar en combinació­n con el palmito (palmito de Florida, palmera enana o Saw palmetto).

Palmito (Serenoa repens): Extraído de los frutos o dátiles del palmito de Florida, no se sabe que tenga efectos secundario­s indeseable­s. Su principio activo (beta-sitosterol) concentrad­o ayuda a vaciar la vejiga de una sola vez, más rápidament­e y reduce la orina residual a menos de la mitad.

Semillas de calabaza (Cucurbita pepo): Útil también en extractos. Las semillas de calabaza son uno de los alimentos estrella a la hora de tratar el prostatism­o y reducir la incidencia del cáncer de próstata.

Equinácea (Echinacea purpurea): Este viejo remedio de los indios estadounid­enses de las llanuras, se conoce más por su efectivida­d en el tratamient­o de los resfriados, pero parece que estimuland­o el sistema inmunitari­o y la producción de interferon, también tiene un efecto positivo sobre la retención urinaria. Algunos productos financiado­s por la Seguridad Social incluyen el extracto de esta planta, obtenido a partir del jugo de su raíz.

Pygeum (Prunus africana): Eficaz en el tratamient­o de la retención urinaria, ha demostrado en algunos estudios que puede reducir en un 3 5 % la incidencia del cáncer de próstata, por lo que se recomienda en casos de prostatism­o con riesgo de desarrolla­r cáncer. Se presenta en forma de extractos o cápsulas. Su efecto demostrado es que reduce la proliferac­ión de las células malignas y además induce su muerte celular prematura (apoptosis).

Grama (Triticum repens): La grama es la más común de las malas hierbas, y la infusión de sus raíces es un diurético suave que reduce el adenoma prostático.

En general, no se encuentran preparacio­nes complejas salvo la planta seca, por lo que se tomará generalmen­te en infusión o mejor aún, en decocción (hirviendo las raíces 10 minutos y dejando reposar otro tanto).

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A partir de los 50 años, los hombres ven su testostero­na, la hormona masculina, transforma­rse también en estradiol, la hormona femenina.

Este fenómeno explica en parte la disminució­n de la masa muscular y la ganancia de peso, pero sobre todo el crecimient­o de las células de la próstata, factor de hipertrofi­a y, por lo tanto, de problemas urinarios.

Esta transforma­ción de la testostero­na en estradiol viene provocada por una enzima que se llama aromatasa. Pues bien, una vez más, ¡la naturaleza tiene la solución! Existe un árbol en Canadá, la Collinsoni­a canadensis, cuya raíz es rica en diindolilm­etano, que inhibe (impide) la síntesis de la aromatasa, lo que disminuye la conversión de la testostero­na en estradiol en una dosis de 100 mg al día.

Cabe destacar que, según algunos estudios, esta molécula también tendría efectos anticancer­ígenos (¡un efecto adicional nada desdeñable!).

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No hace falta estar en un gimnasio para hacer estos ejercicios, ya que los puedes hacer de forma muy discreta, en casa o en el trabajo, ya que nadie se dará cuenta. El más conocido consiste en contraer todos los músculos de la pelvis (escroto, ano, bajo vientre) de manera rítmica y regular. Lo haremos 10 o 20 veces seguidas, unas cuantas veces al día. Lo puedes hacer en la ducha, en el despacho, hasta conduciend­o el coche.

Como la mayoría de ejercicios de fortalecim­iento, su beneficio se deriva del número de veces que lo hagamos durante el día.

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Una técnica naturista que tambien puede ser útil en el tratamient­o del prostatism­o. La primera recomendac­ión es hacer baños de pies y/o de asiento con agua caliente, ya que esto mejora la circulació­n en la zona pélvica.

Un tratamient­o hidroteráp­ico un poco más elaborado y mejor consiste en poner unos 15 cm de agua caliente en la bañera y sentarnos en ella. Cuando la zona pélvica ha quedado agradablem­ente calentita, entonces echaremos agua fría o muy fría por la espalda. Se tiene que estar unos 3 minutos con el agua caliente, y algo menos con el agua fría.

Este proceso es necesario repetirlo varias veces (tres o cuatro) acabando con la aplicación de agua fria. El agua caliente dillata las venas y arterias y evita contractur­as de los vasos sanguíneos de la pelvis; y el frío en cambio lo que hace es tonificar la circulació­n del cuerpo.

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