Las infecciones vaginales ............
Se trata de un trastorno cada vez más común hoy en día, y se ha hablado poco en relación a la higiene y tratamiento naturistas de este tipo de padecimientos. Pero de hecho, es raro que una mujer no pase en su vida alguna infección de este tipo. Vamos a conocerla mejor, así como la forma de tratar estas afecciones. Los genitales femeninos
Aunque ya se ha dicho repetidas veces que una enfermedad local es simplemente la expresión de una alteración de todo el cuerpo, para el tema que nos ocupa resulta necesario hacer un breve repaso de los diferentes órganos y estructuras que componen el aparato reproductor femenino.
Anatómicamente, los genitales femeninos se pueden dividir en una parte interna (ovarios, trompas y útero) y en otra externa (vagina, labios, clítoris y vulva).
Los órganos genitales internos son los que no tienen un contacto directo con el medio ambiente exterior, y están encargados, principalmente, de conseguir la maduración y anidación del huevo femenino. Los genitales externos, están encarga dos, entre otras cosas, de la recepción del miembro masculino en el acto del coito e incluyen los órganos de sensibilidad sexual.
Los genitales externos suelen presentar de forma esporádica infecciones o flujos pasajeros, debido sobre todo al contacto con agentes externos.
De entre los genitales externos, la vagina es el órgano que ocupa una mayor extensión. Es un tubo de tejido muscular-conjuntivo que comunica la vulva con el útero, y que, como su nombre indica (vagina = vaina), es el órgano de acoplamiento sexual con el miembro masculino.
Bacilos
La vagina está recubierta de una gran cantidad de glándulas mucosas que le proporcionan la humedad necesaria y el medio más adecuado para la protección de sus estructuras, así como para la realización del acto sexual.
En este medio ambiente mucoso que presenta una gran acidez, y como mecanismo de protección ante infecciones externas, crecen los denominados bacilos de Dóderlein. Se trata de unos bacilos beneficiosos que impiden la proliferación de otros microbios que podrían producir cualquier tipo de infección. Los bacilos de Dóderlein necesitan de un medio ácido vaginal para sobrevivir y a su vez mantienen el pH de la vagina en sus límites de acidez correctos. A través de lo expuesto ahora, se podría pensar, como indica la medicina alopática convencional, que el problema de las infecciones vaginales se reduce exclusivamente a una “batalla” entre microbios buenos y microbios malos, o entre el cuerpo y los microbios productores de enfermedad, pero eso en gran parte no es cierto. Hay que tener en cuenta que a través de la mucosa vaginal –como a través de la mayoría de las mucosas corporales– se eliminan gran cantidad de secreciones que pueden ser un medio
El aumento global de las relaciones sexuales, sobre todo entre los jóvenes, es uno de los factores que más ha contribuido a elevar en la actualidad el número de infecciones vaginales.
de cultivo ideal para los microorganismos patógenos. Por ello podríamos afirmar que “las malas hierbas sólo crecen cuando el terreno les es propicio”.
La parte más interna de la vagina presenta lo que anatómicamente se denomina “fondo de saco vaginal”, con una prominencia redondeada que es el cuello del útero. Este presenta a su vez un orificio en el centro que normalmente está cerrado. La zona exterior de la vagina comunica con la vulva o porción exterior, que presenta los labios menores, los labios mayores y el clítoris, u órgano de la sensibilidad sexual femenina.
¿Qué es una infección vaginal?
Una infección vaginal, en el sentido más técnico de la palabra, supone la colonización de la mucosa de la vagina por microorganismos productores de esta enfermedad. Ahora bien, como decimos, estos microorganismos
crecen cuando las condiciones de vida en la vagina les son propicias. Necesitan pues que el pH vaginal descienda de sus límites normales y que la presencia de moco vaginal les permita “alimentarse” correctamente. La infección supone pues una alteración del “ecosistema” propio de la vagina y, por ello, de la mujer.
Algunas mujeres, por predisposición poseen una tendencia muy definida hacia este tipo de trastornos, y en estos casos nunca serán pocas todas las medidas de higiene y dietética naturistas que expondremos más adelante.
La medicina natural siempre ha considerado estas afecciones como unas alteraciones de tipo catarral, en su sentido más amplio, entendiéndose por catarro (al igual que el que sucede en la mucosa bronquial y bucofaríngea) la inflamación de las mucosas con expulsión de abundante moco hacia el exterior, siendo ésta una medida de protección del cuerpo para eliminar gran cantidad de residuos morbosos.
Una primera señal
El flujo vaginal es el primer síntoma que presentan la mayoría de las infecciones vaginales. Este flujo supone. por un lado, el esfuerzo del cuerpo hacia la curación; y por otro es signo de inflamación de la mucosa. Este flujo suele ir acompañado de un gran escozor, que se manifiesta durante todo el día y en especial en el momento de realizar el coito, que puede resultar doloroso.
Las infecciones vaginales pueden deberse a una variada cantidad de microorganismos, siendo sin duda los más frecuentes los de las especies Cándida y Trichomona. Las candidiasis suelen comenzar con escozor vaginal y presencia de flujo blanquecino, semejante a la “leche cortada” o con pequeñas bolitas blancas en el flujo.
Las tricomoniasis suelen presentar también escozor vaginal. pero el flujo suele ser más oscuro, algo marronáceo y de olor desagradable. La distinción más precisa entre un tipo y otro de infección es ya tarea del médico o ginecó- logo; aunque desde un punto de vista naturista ello no tiene gran relevancia porque el tratamiento es el mismo para uno y otro tipo. Aparte de las tricomonas y las cándidas, hay algún otro microorganismo que puede infectar el moco vaginal. pero suponen una cantidad muy pequeña del porcentaje total de infecciones vaginales.
Factores que favorecen las infecciones. Predisposición
En la vida moderna hay muchos factores que han modificado la predisposición al padecimiento de infecciones vaginales. Como se puede suponer, gran parte de tales factores están directa o indirectamente relacionados con la vida sexual de la mujer.
En primer lugar hay que tener en cuenta como factor predisponente la toma de anticonceptivos orales o pasólo
Para que se dé una infección vaginal es necesario que los gérmenes tengan unas condiciones de vida propicias.
Éstas van desde la falta de higiene, a trastornos en el organismo de la mujer, los cuales se traducen en una más abundante secreción de moco cervical.
Es un hecho probado que las mujeres que ingieren la “píldora” presentan una mayor cantidad de infecciones vaginales. Los anticonceptivos farmacológicos son preparados de tipo hormonal que alteran el equilibrio de las hormonas sexuales femeninas. Estas hormonas sexuales ejercen un efecto determinado en el trofismo* de la mucosa vaginal, pudiendo provocar una mayor sensibilidad de esta mucosa a la invasión por agentes externos, los cuales la colonizan con mayor facilidad.
Desde una perspectiva más naturista, se podría decir que la toma de fármacos para el control de la ovulación que tienen un efecto directo (tropismo) sobre el sistema reproductor ocasiona una fragilidad y una deficiencia en los sistemas depurativos genitales.
Actitud sexual
La actitud sexual de cada mujer es en gran parte responsable del aumento de la incidencia de este tipo de afecciones. Sabido es que la promiscuidad sexual es directamente proporcional al número de infecciones vaginales que se pueden presentar. Por otra parte la conducta sexual ha sufrido cambios en los últimos años. Prácticas sexuales como el sexo anal o el sexo oral (cunnilingus) son frecuentes hoy en día en las relaciones de pareja. Todo ello aumenta el riesgo de producción de una infección genital baja.
El aumento global de las relaciones sexuales, especialmente entre los jóverenterales.
nes, influye también. Hay que tener en cuenta que en las adolescentes la vagina es aún un órgano en desarrollo que alcanza su maduración no sólo con la edad, sino también con la realización más o menos periódica del coito. En este sentido, existen estudios sexológicos que muestran cómo el semen masculino favorece, mediante sus fluidos, la maduración de la mucosa vaginal. Mientras no se consigue este desarrollo o maduración total, el acto sexual en si no deja de ser en cierto modo un proceso irritativo y sensibilizador de la mucosa y las paredes vaginales.
Para finalizar el comentario de los factores relacionados con la sexualidad conviene hacer un pequeño repaso de los efectos irritativos del resto de anticonceptivos: el uso de condones y diafragmas, de naturaleza plástica, puede provocar reacciones de sensibilidad vaginal, tanto por el plástico en si como por la presencia en algunos de ellos de lubricantes especiales.
El uso de espermicidas y de óvulos anticonceptivos en general, destinados a matar los espermatozoos masculinos, puede provocar también reacciones de irritación o de sensibilidad, favoreciendo la alteración de la integridad de la mucosa. Mención aparte merecen los dispositivos intrauterinos, que no sólo aumentan el riesgo de infecciones vaginales, sino que, lo que es aún peor, aumentan también el peligro de infecciones genitales altas, especialmente endometritis (infecciones uterinas), que son de carácter más grave.
Tampones
Para acabar la relación de factores favorecedores de la presentación de este tipo de alteraciones, tendríamos que citar –cómo no– el uso de tampones absorbentes de la hemorragia menstrual. Los tampones provocan una acumulación anómala de sangre y tejido endometrial en descomposición dentro del canal vaginal, lo cual irrita la vagina, aunque moderadamente, y la convierte en un medio de cultivo excelente para toda clase de microorganismos patógenos. Aparte de ello, hay que citar la presencia en el mercado de tampones “perfumados” con desodorante, que,
además de los efectos mencionados, pueden irritar y sensibilizar la mucosa vaginal adicionalmente.
¿Qué podemos hacer?
Desde un punto de vista naturista seria muy fácil criticar de forma exhaustiva la terapéutica alopática de las infecciones vaginales, sin embargo tan sólo citaremos dos o tres puntos importantes. El tratamiento alopático de estas infecciones, como siempre, tan sólo trata de suprimir al germen “productor” de la enfermedad, y para ello utiliza poderosos antibióticos fungicidas (miconazol, nistatina, etc.).
Es de destacar que los hongos, como las cándidas, están colonizando con frecuencia creciente toda clase de localizaciones corporales; esto es, cada día que pasa se hacen más habituales las infecciones por hongos, mientras que hace 30 años este tipo de infecciones sólo se presentaban muy raramente, en enfermos hospitalizados o en personas con una vitalidad excesivamente baja. Ello se debe al abuso indiscriminado de los antibióticos, que ha provocado una selección natural de las especies más resistentes a los antibióticos.
Los hongos, sea cual sea su localización, son hoy en día muy rebeldes a todo tipo de tratamientos, desde el naturista a los más agresivos tratamientos alopáticos.
Los dos
Como norma final se ha de tener en cuenta que la mayoría de los tratamientos expuestos, en caso de parejas estables, serán seguidos también, en la medida de lo posible, por el varón, ya que podría producirse un circulo vicioso de contagio entre el hombre y la mujer si éste no tiene unas precauciones en cuanto a la higiene, la actitud y conducta sexual y los métodos de anticoncepción. El hombre puede provocar también una infección ginecológica sin padecer él mismo los trastornos.
En este caso, se podría decir que las infecciones vaginales, tanto en lo que se refiere a su producción como a su tratamiento, son cosa de dos.