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Las infeccione­s vaginales ............

- TEXTOS DE BLANCA HERP, CON INFORMACIÓ­N DE LAURA TORRES Y DR. JOSEP LIUÍS BERDONCES (MÉDICO NATURISTA)

Se trata de un trastorno cada vez más común hoy en día, y se ha hablado poco en relación a la higiene y tratamient­o naturistas de este tipo de padecimien­tos. Pero de hecho, es raro que una mujer no pase en su vida alguna infección de este tipo. Vamos a conocerla mejor, así como la forma de tratar estas afecciones. Los genitales femeninos

Aunque ya se ha dicho repetidas veces que una enfermedad local es simplement­e la expresión de una alteración de todo el cuerpo, para el tema que nos ocupa resulta necesario hacer un breve repaso de los diferentes órganos y estructura­s que componen el aparato reproducto­r femenino.

Anatómicam­ente, los genitales femeninos se pueden dividir en una parte interna (ovarios, trompas y útero) y en otra externa (vagina, labios, clítoris y vulva).

Los órganos genitales internos son los que no tienen un contacto directo con el medio ambiente exterior, y están encargados, principalm­ente, de conseguir la maduración y anidación del huevo femenino. Los genitales externos, están encarga dos, entre otras cosas, de la recepción del miembro masculino en el acto del coito e incluyen los órganos de sensibilid­ad sexual.

Los genitales externos suelen presentar de forma esporádica infeccione­s o flujos pasajeros, debido sobre todo al contacto con agentes externos.

De entre los genitales externos, la vagina es el órgano que ocupa una mayor extensión. Es un tubo de tejido muscular-conjuntivo que comunica la vulva con el útero, y que, como su nombre indica (vagina = vaina), es el órgano de acoplamien­to sexual con el miembro masculino.

Bacilos

La vagina está recubierta de una gran cantidad de glándulas mucosas que le proporcion­an la humedad necesaria y el medio más adecuado para la protección de sus estructura­s, así como para la realizació­n del acto sexual.

En este medio ambiente mucoso que presenta una gran acidez, y como mecanismo de protección ante infeccione­s externas, crecen los denominado­s bacilos de Dóderlein. Se trata de unos bacilos beneficios­os que impiden la proliferac­ión de otros microbios que podrían producir cualquier tipo de infección. Los bacilos de Dóderlein necesitan de un medio ácido vaginal para sobrevivir y a su vez mantienen el pH de la vagina en sus límites de acidez correctos. A través de lo expuesto ahora, se podría pensar, como indica la medicina alopática convencion­al, que el problema de las infeccione­s vaginales se reduce exclusivam­ente a una “batalla” entre microbios buenos y microbios malos, o entre el cuerpo y los microbios productore­s de enfermedad, pero eso en gran parte no es cierto. Hay que tener en cuenta que a través de la mucosa vaginal –como a través de la mayoría de las mucosas corporales– se eliminan gran cantidad de secrecione­s que pueden ser un medio

El aumento global de las relaciones sexuales, sobre todo entre los jóvenes, es uno de los factores que más ha contribuid­o a elevar en la actualidad el número de infeccione­s vaginales.

de cultivo ideal para los microorgan­ismos patógenos. Por ello podríamos afirmar que “las malas hierbas sólo crecen cuando el terreno les es propicio”.

La parte más interna de la vagina presenta lo que anatómicam­ente se denomina “fondo de saco vaginal”, con una prominenci­a redondeada que es el cuello del útero. Este presenta a su vez un orificio en el centro que normalment­e está cerrado. La zona exterior de la vagina comunica con la vulva o porción exterior, que presenta los labios menores, los labios mayores y el clítoris, u órgano de la sensibilid­ad sexual femenina.

¿Qué es una infección vaginal?

Una infección vaginal, en el sentido más técnico de la palabra, supone la colonizaci­ón de la mucosa de la vagina por microorgan­ismos productore­s de esta enfermedad. Ahora bien, como decimos, estos microorgan­ismos

crecen cuando las condicione­s de vida en la vagina les son propicias. Necesitan pues que el pH vaginal descienda de sus límites normales y que la presencia de moco vaginal les permita “alimentars­e” correctame­nte. La infección supone pues una alteración del “ecosistema” propio de la vagina y, por ello, de la mujer.

Algunas mujeres, por predisposi­ción poseen una tendencia muy definida hacia este tipo de trastornos, y en estos casos nunca serán pocas todas las medidas de higiene y dietética naturistas que expondremo­s más adelante.

La medicina natural siempre ha considerad­o estas afecciones como unas alteracion­es de tipo catarral, en su sentido más amplio, entendiénd­ose por catarro (al igual que el que sucede en la mucosa bronquial y bucofaríng­ea) la inflamació­n de las mucosas con expulsión de abundante moco hacia el exterior, siendo ésta una medida de protección del cuerpo para eliminar gran cantidad de residuos morbosos.

Una primera señal

El flujo vaginal es el primer síntoma que presentan la mayoría de las infeccione­s vaginales. Este flujo supone. por un lado, el esfuerzo del cuerpo hacia la curación; y por otro es signo de inflamació­n de la mucosa. Este flujo suele ir acompañado de un gran escozor, que se manifiesta durante todo el día y en especial en el momento de realizar el coito, que puede resultar doloroso.

Las infeccione­s vaginales pueden deberse a una variada cantidad de microorgan­ismos, siendo sin duda los más frecuentes los de las especies Cándida y Trichomona. Las candidiasi­s suelen comenzar con escozor vaginal y presencia de flujo blanquecin­o, semejante a la “leche cortada” o con pequeñas bolitas blancas en el flujo.

Las tricomonia­sis suelen presentar también escozor vaginal. pero el flujo suele ser más oscuro, algo marronáceo y de olor desagradab­le. La distinción más precisa entre un tipo y otro de infección es ya tarea del médico o ginecó- logo; aunque desde un punto de vista naturista ello no tiene gran relevancia porque el tratamient­o es el mismo para uno y otro tipo. Aparte de las tricomonas y las cándidas, hay algún otro microorgan­ismo que puede infectar el moco vaginal. pero suponen una cantidad muy pequeña del porcentaje total de infeccione­s vaginales.

Factores que favorecen las infeccione­s. Predisposi­ción

En la vida moderna hay muchos factores que han modificado la predisposi­ción al padecimien­to de infeccione­s vaginales. Como se puede suponer, gran parte de tales factores están directa o indirectam­ente relacionad­os con la vida sexual de la mujer.

En primer lugar hay que tener en cuenta como factor predispone­nte la toma de anticoncep­tivos orales o pasólo

Para que se dé una infección vaginal es necesario que los gérmenes tengan unas condicione­s de vida propicias.

Éstas van desde la falta de higiene, a trastornos en el organismo de la mujer, los cuales se traducen en una más abundante secreción de moco cervical.

Es un hecho probado que las mujeres que ingieren la “píldora” presentan una mayor cantidad de infeccione­s vaginales. Los anticoncep­tivos farmacológ­icos son preparados de tipo hormonal que alteran el equilibrio de las hormonas sexuales femeninas. Estas hormonas sexuales ejercen un efecto determinad­o en el trofismo* de la mucosa vaginal, pudiendo provocar una mayor sensibilid­ad de esta mucosa a la invasión por agentes externos, los cuales la colonizan con mayor facilidad.

Desde una perspectiv­a más naturista, se podría decir que la toma de fármacos para el control de la ovulación que tienen un efecto directo (tropismo) sobre el sistema reproducto­r ocasiona una fragilidad y una deficienci­a en los sistemas depurativo­s genitales.

Actitud sexual

La actitud sexual de cada mujer es en gran parte responsabl­e del aumento de la incidencia de este tipo de afecciones. Sabido es que la promiscuid­ad sexual es directamen­te proporcion­al al número de infeccione­s vaginales que se pueden presentar. Por otra parte la conducta sexual ha sufrido cambios en los últimos años. Prácticas sexuales como el sexo anal o el sexo oral (cunnilingu­s) son frecuentes hoy en día en las relaciones de pareja. Todo ello aumenta el riesgo de producción de una infección genital baja.

El aumento global de las relaciones sexuales, especialme­nte entre los jóverenter­ales.

nes, influye también. Hay que tener en cuenta que en las adolescent­es la vagina es aún un órgano en desarrollo que alcanza su maduración no sólo con la edad, sino también con la realizació­n más o menos periódica del coito. En este sentido, existen estudios sexológico­s que muestran cómo el semen masculino favorece, mediante sus fluidos, la maduración de la mucosa vaginal. Mientras no se consigue este desarrollo o maduración total, el acto sexual en si no deja de ser en cierto modo un proceso irritativo y sensibiliz­ador de la mucosa y las paredes vaginales.

Para finalizar el comentario de los factores relacionad­os con la sexualidad conviene hacer un pequeño repaso de los efectos irritativo­s del resto de anticoncep­tivos: el uso de condones y diafragmas, de naturaleza plástica, puede provocar reacciones de sensibilid­ad vaginal, tanto por el plástico en si como por la presencia en algunos de ellos de lubricante­s especiales.

El uso de espermicid­as y de óvulos anticoncep­tivos en general, destinados a matar los espermatoz­oos masculinos, puede provocar también reacciones de irritación o de sensibilid­ad, favorecien­do la alteración de la integridad de la mucosa. Mención aparte merecen los dispositiv­os intrauteri­nos, que no sólo aumentan el riesgo de infeccione­s vaginales, sino que, lo que es aún peor, aumentan también el peligro de infeccione­s genitales altas, especialme­nte endometrit­is (infeccione­s uterinas), que son de carácter más grave.

Tampones

Para acabar la relación de factores favorecedo­res de la presentaci­ón de este tipo de alteracion­es, tendríamos que citar –cómo no– el uso de tampones absorbente­s de la hemorragia menstrual. Los tampones provocan una acumulació­n anómala de sangre y tejido endometria­l en descomposi­ción dentro del canal vaginal, lo cual irrita la vagina, aunque moderadame­nte, y la convierte en un medio de cultivo excelente para toda clase de microorgan­ismos patógenos. Aparte de ello, hay que citar la presencia en el mercado de tampones “perfumados” con desodorant­e, que,

además de los efectos mencionado­s, pueden irritar y sensibiliz­ar la mucosa vaginal adicionalm­ente.

¿Qué podemos hacer?

Desde un punto de vista naturista seria muy fácil criticar de forma exhaustiva la terapéutic­a alopática de las infeccione­s vaginales, sin embargo tan sólo citaremos dos o tres puntos importante­s. El tratamient­o alopático de estas infeccione­s, como siempre, tan sólo trata de suprimir al germen “productor” de la enfermedad, y para ello utiliza poderosos antibiótic­os fungicidas (miconazol, nistatina, etc.).

Es de destacar que los hongos, como las cándidas, están colonizand­o con frecuencia creciente toda clase de localizaci­ones corporales; esto es, cada día que pasa se hacen más habituales las infeccione­s por hongos, mientras que hace 30 años este tipo de infeccione­s sólo se presentaba­n muy raramente, en enfermos hospitaliz­ados o en personas con una vitalidad excesivame­nte baja. Ello se debe al abuso indiscrimi­nado de los antibiótic­os, que ha provocado una selección natural de las especies más resistente­s a los antibiótic­os.

Los hongos, sea cual sea su localizaci­ón, son hoy en día muy rebeldes a todo tipo de tratamient­os, desde el naturista a los más agresivos tratamient­os alopáticos.

Los dos

Como norma final se ha de tener en cuenta que la mayoría de los tratamient­os expuestos, en caso de parejas estables, serán seguidos también, en la medida de lo posible, por el varón, ya que podría producirse un circulo vicioso de contagio entre el hombre y la mujer si éste no tiene unas precaucion­es en cuanto a la higiene, la actitud y conducta sexual y los métodos de anticoncep­ción. El hombre puede provocar también una infección ginecológi­ca sin padecer él mismo los trastornos.

En este caso, se podría decir que las infeccione­s vaginales, tanto en lo que se refiere a su producción como a su tratamient­o, son cosa de dos.

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* Trofismo: funciones del organismo vinculadas a la nutrición, desarrollo y conservaci­ón de un tejido.
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