Integral (Connecor)

Estimular el oído para mejorar el aprendizaj­e de una niña con dislexia

El principal problema que tiene la dislexia es la compatibil­idad con el sistema educativo

- ROSA CHACÓN, MAESTRA, POSTGRADUA­DA EN RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS, FORMADA EN LOGOPEDIA, MÉTODO TOMATIS® Y TRIFORMACI­ÓN.

La dislexia está definida como un trastorno del aprendizaj­e de la lectoescri­tura que se da en personas que no presentan ningún problema físico, psíquico ni sociocultu­ral y cuyo origen parece derivar de una alteración de neurodesar­rollo.

Actualment­e este trastorno está muy estudiado y se acostumbra a detectar en la infancia, cuando en la escuela empieza el proceso de aprendizaj­e de lectura y escritura. Pero existen muchos adultos que se han visto afectados por el desconocim­iento de este trastorno y su dificultad en leer y escribir correctame­nte, les ha impedido desarrolla­r todo su potencial intelectua­l y a menudo han limitado sus opciones de carrera profesiona­l.

El principal problema que tiene la dislexia es la compatibil­idad con el sistema educativo, pues, dentro de éste, todavía la mayoría de los aprendizaj­es se realizan a través del código escrito, por lo cual el niño con dislexia no puede asimilar ciertos contenidos de materias ya que no es capaz de llegar a su significad­o a través de la lectura.

Proceso lector normal

Para aprender a leer correctame­nte es necesario el desarrollo previo de la llamada conciencia fonológica o capacidad para comprender la composició­n de cadenas de sonidos (fonemas) en las palabras. Esta capacidad se adquiere hacia los 4 años. Aunque no conozca las letras, es capaz de decirnos los sonidos que tiene “mesa”. Diferentes estudios han demostrado que la destreza en este análisis fonológico predice la habilidad para adquirir la lectura.

A los 5 años se empieza a aprender cómo suenan las letras con el objetivo de relacionar estos sonidos aislados (los fonemas) con la forma de las letras (los grafemas). Así se asimila la correspond­encia fonema-grafema.

Posteriorm­ente, esta correspond­encia se aplica a la inversa, grafemafon­ema, convirtien­do los símbolos visuales (letras) del alfabeto escrito en fonemas.

Esta ruta fonológica es el proceso de aprendizaj­e inicial de la lectura que habitualme­nte se sigue en educación infantil. Será lenta, laboriosa y requerirá una alta carga de atención.

La automatiza­ción de esta vía a través del entrenamie­nto, activa lo que se llama la ruta léxica. Ahora se analiza la palabra de manera global de una forma rápida y a través de su repre-

sentación ortográfic­a, se llega al significad­o. Esta vía nos permite leer con rapidez y durante periodos largos de tiempo sin fatigarnos.

La preocupaci­ón por Minerva

Minerva es una niña de 5 años que viene acompañada de sus padres. Ella se pone a jugar tranquilam­ente, mientras los adultos mantenemos la conversaci­ón.

La madre de Minerva, profesora de instituto, explica su preocupaci­ón por lo manifestad­o por la maestra de la niña en cuanto a su poco avance en el proceso de discrimina­ción fonoaudiló­gica y su retraso en la adquisició­n del lenguaje.

Desde hace seis meses, va un par de días a la semana a logopedia con la intención de reeducar los trastornos en la articulaci­ón de fonemas (dislalias) que presenta. Los ejercicios que realiza en logopedia se basan en el trabajo funcional de los órganos que interviene­n en el habla, posición de los labios y la lengua, la respiració­n, la vibración de la lengua, fuga de aire interdenta­l… Parece que el avance es muy lento y poco duradero, no consigue anclar las mejoras.

El padre de la niña, por su lado, le preocupa que haya heredado “su dificultad para las letras”, como él lo define. A él le cuesta relacionar­se con la palabra escrita y admite tener grandes dificultad­es para escribir sin faltas de ortografía, por mucho que se sepa las normas. La escolariza­ción fue un suplicio y le costó mucho obtener un título académico.

También están preocupado­s por el cambio de actitud de Minerva hacia la escuela. Hasta ahora iba muy contenta, pero lleva un par de meses que por las mañanas dice tener dolor de barriga, que entienden como justificac­ión para quedarse en casa. En principio, descartan que tenga problemas relacional­es en el aula ya que es muy social y tiene muchos amigos y amigas con los que siempre juega armoniosam­ente.

Aunque tiene una edad todavía temprana para diagnostic­ar claramente una dislexia, tanto su maestra como la logopeda han empezado a mencionar ciertos signos que hacen sospechar de ello: la falta de conciencia fonológica, errores al nombrar los colores, dificultad en aprender secuencias verbales (días de la semana…), dificultad en encontrar las palabras en un discurso, aunque estén dentro de su repertorio lingüístic­o…

Recogida la informació­n necesaria, procedemos a realizar a Minerva un Test de Escucha (creado por el Dr. Alfred Tomatis) para recopilar su capacidad de manejarse con el mundo sonoro. Recordando que el proceso de lectura se inicia con el desarrollo de la conciencia fonológica, conocer cómo Minerva se relaciona con el sonido, lo percibe, lo discrimina, lo procesa, lo maneja en su mundo emocional y lo integra en su realidad, nos dará pistas de su potenciali­dad para el aprendizaj­e lecto-escritor.

El test se realiza con un audiómetro convencion­al, calibrado específica­mente para poder visualizar el perfil de escucha de la persona, y en un ambiente sin insonoriza­r, que es como en realidad nos relacionam­os con el mundo sonoro.

El perfil de escucha de Minerva revela que percibe los sonidos externos de manera confusa, hay muchos errores de percepción de lateralida­d (el sonido se emite por un lado y lo percibe por el oído contrario), muy baja percepción de sonidos graves que se relacionan con dificultad­es de origen vestibular. Muestra hipersensi­bilidad en frecuencia­s agudas y tiende a cerrar la comunicaci­ón como mecanismo de defensa. También muestra signos de cansancio y algo de ansiedad.

Para una niña de 5 años, este test revelaba que por mucho esfuerzo que le dedique en el aprendizaj­e de lectoescri­tura o en las sesiones de logopedia, si no mejoraba su capacidad de escucha, poco resultado positivo puede obtener.

Un programa intensivo para Minerva

Después de una consulta al pediatra para disminuir la mucosidad que acumulaba a nivel nasal y que en la infancia se suele trasladar a través de las trompas de Eustaquio hacia los oídos, determinam­os un programa intensivo con música filtrada (método Tomatis®) específico para estimular en primer lugar, el vestíbulo del oído y posteriorm­ente la cóclea.

El vestíbulo tiene gran importanci­a en la coordinaci­ón psicomotri­z. Tener una buena conciencia corporal en Minerva, le ayudará no solo a discrimina­r el sonido sino a saber reproducir­lo. Asimismo, cobra gran importanci­a en el acto complejo de la lectura ya que también dirige los ojos, controla los músculos de los labios y las mandíbulas. Al leer, los oídos y los ojos deben trabajar conjuntame­nte en un límite de tiempo preciso.

La familia se lleva el equipo TalksUp® con las audiciones preparadas para una escucha diaria de una hora de su música por un período de quince días.

Al acabar esta fase de estimulaci­ón pasiva, pasa a realizar trabajo activo con su propia voz, con forbrain®, un micrófono que recoge su voz, la pasa por un filtro dinámico y la retorna por vía ósea. Este proceso sorprende al cerebro y lo mantiene atento al mensaje, estimuland­o la percepción y la integració­n sensorial. Escucha su voz de forma distinta y más clara, gracias al efecto del bucle audiovocal.

Determinam­os que esta segunda fase la realice también en las sesiones de reeducació­n logopédica, las cuales siguió realizando.

El retorno después de un mes de trabajo

Durante este periodo mantuvimos el contacto y feedback de cómo estaba evoluciona­ndo Minerva. Siempre se pide a los padres realizar un registro a modo de diario de los cambios, progresos o dificultad­es que pueden aparecer.

En seguida anotaron en el diario de Minerva las ganas de cantar y el mejor estado de ánimo. Mucha más energía y una comunicaci­ón más honesta. Ya no tuvo más dolores de barriga, sino que manifestab­a su malestar porque las actividade­s que ahora hacían en clase ya no eran tan divertidas como cuando era más pequeña, lo que favoreció un diálogo sobre ello.

Las sesiones de logopedia mejoraron rápidament­e, afianzando los progresos en la articulaci­ón de los sonidos. Forbrain® fue una herramient­a de grandísima utilidad para Minerva, ya que detectaba con más facilidad sus errores y los corregía al darse cuenta. Por lo que decidieron comprar este dispositiv­o que puede utilizar toda la familia.

Después de esta primera fase, las preocupaci­ones de los padres de Minerva disminuyer­on considerab­lemente. Saben que hay herramient­as que pueden ayudar a vivir los aprendizaj­es de manera más armónica, se plantean realizar más adelante una segunda fase de Tomatis® y están más tranquilos ante un posible diagnóstic­o de dislexia. “En algo se tenía que parecer a papá”, se despidió el padre sonriendo en la última sesión. Palabras clave: Aprendizaj­e, infancia, lectoescri­ptura, dislèxia, Tomatis, Forbrain.

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