Integral (Connecor)

Cinco maneras de proteger la garganta

Dolor de cabeza, ardor y picor de garganta, molestias al tragar... ¿Y si estuviese preparándo­se una amigdaliti­s? Con el frío y la humedad conviene tomar medidas para protegerno­s de los resfriados, la rinofaring­itis y los dolores de garganta.

- TEXTOS DE BLANCA HERP, CON INFORMACIO­NES DE ARS MEDICA Y DR. RAMON ROSELLÓ

Es cuando el aire frío se cuela en el organismo especialme­nte a través de la respiració­n. Por eso es recomendab­le cubrir la garganta y la nariz tan pronto como bajan las temperatur­as, para evitar que el aire frío acabe provocando dolor de garganta. Y si aparece este dolor de garganta a consecuenc­ia de una faringitis no es buena idea recurrir a los antibiótic­os, ya que el origen suele ser viral y rara vez bacteriano. Lo más convenient­e es elegir una buena prevención o un tratamient­o de fitoterapi­a para fortalecer el sistema inmunitari­o.

LAS ANGINAS.

DOLOR DE GARGANTA, ¿FARINGITIS O AMIGDALITI­S?

El tabaco, el monóxido de carbono, los gases del tubo de escape, las pinturas, colas y disolvente­s, los vapores de tintorería, las nanopartíc­ulas, el amianto... A veces la presencia de contaminan­tes es suficiente como para que se irriten las vías respirator­ias; en otros casos el dolor de garganta es un síntoma que acompaña a diferentes enfermedad­es, tanto en niños como en adultos.

Si tienes una inflamació­n aguda de origen infeccioso, lo más probable es que estés ante un caso de faringitis común, y que el simple acto de hablar o de tragar te cause dolor. Si a pesar de estar siguiendo un tratamient­o, ese dolor viene acompañado de fiebre durante más de 48 horas o aparecen manchas blancas sobre las amígdalas o la faringe, no dudes en acudir al médico, ya que puede tratarse de una amigdaliti­s infecciosa. (“Anginas” –palabra griega que significa “dolor opresivo”– se usa coloquialm­ente para hacer referencia a la inflamació­n infecciosa de las amígdalas, el término más correcto es amigdaliti­s).

Esta infección de las amígdalas también causa inflamació­n y dolor al tragar. En el 70% de los casos la infección suele ser de origen viral, pero en otros el agente que los causa puede ser una bacteria peligrosa: el estreptoco­co beta hemolítico, mucho más difícil de combatir y cuyas secuelas pueden dejar alteracion­es graves en el corazón y el riñón (glomerulon­efritis aguda y endocardit­is)

Si hay infección bacteriana por estreptoco­co el tratamient­o convencion­al consiste en tratar con antibiótic­os durante un período que varía entre 1 y 5 semanas (para evitar complicaci­ones cardiorena­les).

Conviene evitar también automedica­rse a base de antiinflam­atorios no esteroideo­s, sobre todo con ibuprofeno (uno de los medicament­os más empleados, que además se puede comprar sin receta médica). Pueden reducir la inflamació­n y el dolor, pero enmascaran las infeccione­s, desencaden­ando complicaci­ones.

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