La potente fisetina
Ayuda a eliminar las células que nos envejecen y favorece la autofagia
¿Qué es la autofagia?
La autofagia es un mecanismo que sirve para eliminar ciertos elementos tóxicos que se acumulan en la célula. Se descubrió en 1960 por el profesor Yoshinori Ohsumi, pero los trabajos sobre su eficacia se desarrollaron en la década de 1990, por los cuales recibió el Premio Nobel de Medicina en 2016.
Ese proceso provee al organismo de combustible para generar energía y le da los «bloques de construcción básicos» necesarios para la renovación celular. Así, las células usan la autofagia para deshacerse de proteínas dañadas y de orgánulos (las distintas estructuras del citoplasma de una célula); y lo hacen mediante una especie de «bolsas de reciclaje» llamadas lisosomas. Por ejemplo, después de una infección podemos destrozar los virus y bacterias mediante el proceso de la autofagia.
Desde el reconocimiento a las investigaciones de Ohsumi, tanto la industria farmacéutica como el mundo académico se han lanzado a una búsqueda de fármacos que puedan estimular ese proceso natural de regeneración.
Hoy sabemos que el proceso se puede inducir de manera natural a través del ayuno, y con una dieta que reduzca el frecuente exceso de carbohidratos.
Fisetina, un antioxidante muy especial
La fisetina es un antioxidante senolítico (ver recuadro), una molécula de la gran familia de los polifenoles. Se encuentra en frutas bastante corrientes como la fresa (160 mg/kg), la manzana (27mg/kg) y el caqui (10 mg/kg), así como en ciertas plantas medicinales, como la japonesa Ryukyuhazenoki o «árbol de cera» (Rhus succedanea) y que se obtiene de forma natural.
Ayuda a realizar múltiples actividades biológicas beneficiosas, como la inhibición de la proliferación celular, la neuroprotección, la protección ósea y la lucha contra la inflamación.
Dos de sus propiedades más espectaculares son su capacidad para destruir las células senescentes que parasitan el organismo y para activar el mecanismo de autofagia que permite a las células digerir sus propios residuos. Varios estudios han mostrado que permite así aumentar la longevidad y reducir los marcadores de la senescencia en la persona.
La fisetina también contribuye a activar la autofagia. El mayor efecto se consigue con una combinación de dos compuestos senolíticos. Por ejemplo, quercetina y fisetina. Es útil además al fortalecimiento de los huesos y a la comunicación neuronal (fortalecimiento de la memoria y de los procesos cognitivos). En general ayuda a eliminar las células que inician el envejecimiento diseminadas por todo el cuerpo humano. Estas células senescentes ya no participan en las funciones del organismo, pero persisten en el medio y parasitan las células sanas.
Están pues directamente relacionadas con el envejecimiento y el deterioro. Y, lógicamente, con la edad, son cada vez más numerosas. Se dan, especialmente, en el tejido adiposo, el músculo esquelético, los vasos sanguíneos, el cerebro, los riñones y la piel. Desgraciadamente, las células senescentes no se contentan con ocupar el terreno: también frenan la actividad de las células sanas vecinas liberando continuamente sustancias proinflamatorias, vesículas y proteínas insolubles (fibronectina y colágeno) al medio extracelular. Estas sustancias indican a las demás células el estado de deterioro avanzado en el que se encuentran, pero también influyen en el funcionamiento de las células sanas vecinas.
Numerosos estudios han podido demostrar, estos tres últimos años, que la cantidad de células senescentes en el organismo está directamente relacionada con el ritmo de envejecimiento y con el desarrollo de trastornos relacionados con la edad (inflamación sistémica, artrosis, aterosclerosis, enfermedades crónicas, sarcopenia, cataratas, resistencia a la insulina, hiporreactividad vascular.
La fisetina
La fisetina es hidrófila y puede penetrar fácilmente en las células a través de la membrana celular; favorece la autodestrucción de las células anormales (como estas células senescentes), al activar diversas proteínas características.
Una de sus grandes ventajas en relación con otros senolíticos es reducir la fracción de las células senescentes del sistema inmunitario (linfocitos NK), lo que permite amplificar su efecto beneficioso, ya que las propias células inmunitarias son importantes para limpiar las células senescentes.
La fisetina es un producto raro, capaz de actuar sobre tres grandes fenómenos relacionados con el envejecimiento: la multiplicación de las células senescentes, la inactivación del proceso de autofagia y el deterioro de la comunicación neuronal.
Terapia antians enolítica para ralentizar el envejecimiento
En situaciones normales, estas células deberían autodestruirse para evitar perjudicar al organismo (a esto se le denomina apoptosis), pero en ellas, el mecanismo no funciona. Por tanto, están condenadas a parasitar el organismo y a sembrar caos a su alrededor. Afortunadamente, los investigadores han identificado varios compuestos capaces de reparar específicamente este mecanismo defectuoso, provocando así su autodestrucción. A estos compuestos extraordinarios los han denominado «senolíticos». La fisetina es el más potente de los que se conocen: permite matar selectivamente a las células senescentes para atenuar la gravedad de las enfermedades relacionadas con la edad, aumentar la resiliencia y retardar los efectos del envejecimiento. Es una limpieza completa que permite a las células sanas volver a tomar el control y hacer funcionar el organismo a pleno rendimiento.
Impedir que las células sanas se transformen en células senescentes
Como ya hemos señalado, una célula joven y sana es capaz de «digerir» una parte de su contenido perjudicial (proteínas, restos celulares, microorganismos…) para su funcionamiento. A esta degradación voluntaria se le denomina autofagia. Es un proceso de limpieza y de reciclaje a la vez. Este proceso es muy importante, ya que, si la célula no es capaz de limpiarse a sí misma, producirá una acumulación de residuos.
Si este proceso de autofagia está alterado, puede provocar numerosos trastornos y enfermedades. El profesor Ohsumi ha podido identificar los genes implicados y ha mostrado que,
en ciertas enfermedades relacionadas con la edad, como las enfermedades neurodegenerativas, la diabetes o la aterosclerosis, es necesario estimular, incluso reactivar este proceso de autofagia para ayudar a las células enfermas a que se deshagan de los agregados de proteínas que se van acumulando. La fisetina forma parte de estas sustancias capaces de estimular la autofagia.
Para favorecer la supervivencia de las neuronas
Numerosos estudios han mostrado que la fisetina contribuye a mejorar la memoria y la concentración, así como la protección de las neuronas. Es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, y seguidamente de promover la comunicación entre las neuronas del hipocampo, la región del cerebro relacionada con la memoria a largo plazo. Refuerza la cohesión entre los diferentes factores de protección neuronal y el mantenimiento energético de los niveles de ATP (del inglés Adenosine tri-phosphate – adenosín trifosfato) en las neuronas.
Un valioso refuerzo óseo pasados los 50 años
Los investigadores se han interesado también por el potencial de la fisetina para luchar contra la osteoporosis, un desequilibrio que afecta en España a más de 2,2 millones de mujeres y casi 600 mil hombres. Los tratamientos convencionales presentan efectos secundarios nocivos, así que se buscan alternativas naturales.
La fisetina actúa sobre el remodelado óseo, un fenómeno que resulta de la actividad de los osteoblastos –células que fabrican hueso– y de los osteoclastos, las células que destruyen hueso. En el caso de la osteoporosis, el desequilibrio entre la acción de estos dos tipos de células conduce poco a poco a una densidad mineral ósea demasiado baja y a una alteración de la microarquitectura del hueso. Lo interesante de la fisetina es que permite un reequilibrio del remodelado óseo gracias a una actividad combinada: estimula la actividad de las células osteoblastos que sintetizan y estructuran el tejido óseo, y bloquea la diferenciación y la actividad de estos osteoclastos responsables de la resorción (es decir, cuando los osteoclastos eliminan tejido óseo liberando minerales y el ion calcio se transfiere a la sangre).
El ácido docosahexaenoico o DHA (Docosa hexaenoic acid), actúa sinérgicamente con la fisetina para frenar la resorción ósea. Los bioflavonoides como el picnogenol y la quercetina se potencializan recíprocamente y es apropiado combinarlos.
Más información: Fisetin is a senotherapeutic that extends health and lifespan (www.ncbi.nlm.nih.gov/ pubmed/30279143).