Las almendras
constituyen una excelente fuente de lípidos, y, como todos los vegetales, no contienen colesterol
El almendro (Prunus amygdalus) es el primer árbol frutal que se despierta del letargo invernal y abre sus flores para ser polinizadas por los primeros insectos que merodean por los campos mediterráneos, ofreciéndonos con su floración uno de los espectáculos más bellos que podemos contemplar en esta época del año. Durante los siete meses siguientes, se formarán sus apreciadas semillas, las almendras, uno de los frutos secos más nutritivos.
A diferencia de otros frutales de la misma especie denominada prunus (a la que pertenecen también el ciruelo, el melocotonero y el albaricoquero) lo más apreciado del almendro no son sus frutos, sino las semillas, de excelente sabor y gran valor como alimento.
Deliciosa fuente de nutrientes
Como todos los frutos secos, las almendras tienen muy poca agua y gran concentración de nutrientes. Son una buena fuente de proteínas vegetales, grasas saludables, hidratos de carbono, vitaminas y minerales, lo que las convierte en un alimento ideal para embarazadas, lactantes, deportistas y estudiantes.
Contienen más proteínas que los huevos, aunque su perfil de aminoácidos esenciales está incompleto. En las almendras destacan la arginina, beneficiosa para el sistema cardiovascular, además del triptófano y ácido glutámico. Sin embargo son deficitarias en lisina, por lo que en las dietas veganas este fruto seco se deberá complementar con otros alimentos que contengan dicho aminoácido, como los cereales integrales y las legumbres.
Asimismo las almendras constituyen una excelente fuente de lípidos, y, como todos los vegetales, no contienen colesterol. La mayoría de estas grasas saludables son monoinsaturadas, omega 9 o ácido oleico, también presente en el aceite de oliva. Su papel cardioprotector está ampliamente reconocido, pues contribuye a la prevención de la arteriosclerosis. Además de la abundante cantidad de omega 9, en su contenido lipídico también encontramos el ácido linoleico de la familia de los omega 6 y, en pequeñas cantidades, el ácido linolénico omega 3.
Los hidratos de carbono que contienen las almendras son complejos en su mayoría y, por tanto, de asimilación lenta; no generan desequilibrios de la glucosa en sangre, por lo que las personas diabéticas las pueden consumir perfectamente.
Las almendras también tienen propiedades alcalinizantes, remineralizantes y antioxidantes; de hecho es el único fruto seco que alcaliniza, además de ser el que más calcio aporta y proporciona cantidades importantes de magnesio, fósforo, potasio y vitaminas antioxidantes, como la A y la E. Sobre esta última cabe destacar que la almendra es el fruto seco con mayor contenido.
Aptas en dietas adelgazantes
Aunque las almendras aportan muchas calorías, son recomendables en dietas adelgazantes, porque entre otras cosas ejercen un efecto saciante. Resultó ser muy revelador en este sentido, un estudio realizado en EEUU sobre la obesidad abdominal.
Se clasificaron 2 grupos de personas con este tipo de obesidad a los que se les dio una dieta similar, pero con una variante:
Grupo A: los miembros de este grupo, además de la dieta recomendada, comían diariamente un brownie, lo que supone unas 200 Kcal.
Grupo B: las personas del otro grupo seguían la misma dieta que los anteriores, pero en lugar del brownie tomaban 40 gr. de almendras, cantidad equivalente a la misma cantidad de kcal.
Resultado: Transcurridos seis meses, se comprobó que el grupo B, que tomó las almendras, perdió mas peso que el otro, pero lo más importante fue que se redujo su perímetro abdominal, a diferencia del grupo A —en el que este aumentó—.
Usos más habituales
Las almendras forman parte de la dieta mediterránea. Se pueden consumir crudas, tostadas o saladas. También se utilizan como ingrediente principal en la elaboración de platos típicos como el ajo blanco o en productos de repostería, como el turrón, el mazapán y la tarta de Santiago, o bien en forma de bebidas como la horchata.
Cuando se comen crudas, es mejor escaldarlas con agua caliente y después pelarlas, pues la piel resulta indigesta para muchas personas. Otra forma de quitarla es dejarlas en remojo durante toda la noche, pues de esta manera reduciremos también su contenido en ácido fítico, compuesto que dificulta la correcta asimilación de minerales como el hierro, calcio y magnesio.
Las almendras amargas se utilizan en pequeñas cantidades para la elaboración de algunos productos de alimentación. Pero hay que advertir que contienen un 0, 25% de ácido cianhídrico, tóxico al que son muy sensibles algunas personas.