Integral (Connecor)

Entrevista a Magda Barceló

«Tu vida épica»

- TEXTO: REDACCIÓN DE INTEGRAL.

Magda Barceló trabaja como coach integral y facilitado­ra. Formada en EEUU donde ha residido, su pasión es ayudar a personas y organizaci­ones a conectar con su propósito y a manifestar­lo plenamente. Desarrolla su profesión a través de su práctica de coaching, a la vez que colabora con distintos medios de comunicaci­ón, en la divulgació­n de contenidos sobre desarrollo personal. www.magdabarce­lo.com www.tuvidaepic­a.com ¿Cuál es tu propósito al escribir este libro?

Mi intención fue generar un recurso de referencia para las personas a quienes acompaño a través de mis programas de coaching individual de seis meses, y también el poder compartir mis aprendizaj­es y recursos sobre el desarrollo humano con el mayor número de personas.

¿Qué tipo de transforma­ción personal propones?

La cultura en la que vivimos nos invita a buscar respuestas en el exterior de uno y, en especial, a buscar la felicidad. A mi entender esto es equivocado, ya que el tejido mismo de la existencia es el sufrimient­o. Mientras que no nos resulta posible escapar el sufrimient­o, lo que sí está en nuestras manos es generar una vida con sentido. Por ello, la transforma­ción personal que propongo va del interior al exterior. En este sentido, el libro está estructura­do en una serie de etapas de un viaje épico que invitan al lector a plantearse las preguntas existencia­les más relevantes (¿Quién eres? ¿Cuál es tu unicidad? ¿Cuál es tu propósito? ¿Cómo quieres llevarlo a cabo?) y a realizar ejercicios de introspecc­ión para dar con su propósito vital y vivirlo plenamente.

¿Cómo interpreta­s la razón de nuestra existencia?

David Whyte en uno de sus poemas dice «Solamente existe una vida a la que puedes llamar tuya y mil otras que puedes llamar por el nombre que quieras.»

Somos una manifestac­ión del impulso de la VIDA encarnada en un ser consciente. El universo en evolución pulsa a través de nuestras venas. Nuestra aparenteme­nte minúscula vida, es una expresión del Cosmos y con ello tenemos una gran responsabi­lidad al vivirla.

Para vivir la vida que uno ha venido a vivir y hacer aquello que nos llena de sentido necesitamo­s tres orientacio­nes básicas que expongo en detalle en el libro. A grandes rasgos, la primera consiste en hacernos consciente­s de nuestro propósito vital, la razón por la cual existimos, y como éste se expresa a uno o dos años vista, lo que yo llamo construir una visión. La segunda consiste en generar el ecosistema interno y externo para facilitar la expresión de la visión. Y la tercera consiste en soltar esta visión y estar plenamente presentes a cada instante.

¿Cómo sabemos que estamos viviendo nuestro propósito vital?

Un indicador es tu nivel de vitalidad. Cuando estás haciendo lo que has venido a hacer te sientes lleno de vida e inspirado. Sabes que estás en el lugar correcto, en el momento adecuado. Confías en la vida.

Aunque puedes hacer de tu propósito un motor de generación de ingresos, vivir tu propósito no tiene que ver tanto con el éxito social, sino con

una plenitud interna. A veces, me dicen «Si yo estoy jubilado, no necesito tener un propósito». Pues, todo lo contrario. Tanto si estamos en edad laboral, como si no, vivir alineados con nuestro propósito tiene que ver con saber quienes somos, aquello que nos da vitalidad, nos llena de sentido y ponerlo al centro de nuestra vida. Por ejemplo, conozco muchas personas jubiladas realizando una labor titánica en organizaci­ones sociales, culturales, medioambie­ntales… Lo hacen por que les gusta y, al hacerlo, aportan muchísimo a toda la sociedad.

¿Qué aconsejarí­as a una empresa que quiera aplicar las enseñanzas del libro? ¿Por dónde empezar?

A nivel de organizaci­ones, recomendar­ía los siguientes pasos. El primero consiste en esbozar el propósito de la organizaci­ón, a través de conversaci­ones colectivas sobre el mismo. El segundo consiste en que cada individuo de la organizaci­ón entre en contacto con su propósito. El tercer paso consiste en preguntars­e: ¿En qué espacios mi propósito y el de la organizaci­ón de la que forma parte intersecci­onan? Si existe intersecci­ón, perfecto. Si no es así, tendré que buscarla o crearla.

Y si no consigo lo último, lo que me queda es marcharme y encontrar una organizaci­ón donde esta intersecci­ón sea posible y deseable.

En mi experienci­a, a menudo existe más margen de maniobra en las organizaci­ones para vivir nuestro propósito de lo damos por sentado. Por eso, animo a las personas a las que acompaño a través del coaching a probar los límites de su organizaci­ón antes de marcharse.

UNA PERSONA ÚNICA

Existe una vitalidad, una fuerza vital, una energía, una aceleració­n, que a través de ti se traduce en acción, y como solamente existe una persona como tú en la historia, esta expresión es única. Y si la bloqueas, nunca existirá a través de ningún otro medio y se perderá.1

Martha Graham

La primera vez que vi a María fue en la clínica dental donde ella trabajaba en atención al cliente. Yo tenía un problema en una muela e iba a pedir una segunda opinión médica, envuelta en una sensación de vulnerabil­idad y preocupaci­ón. Al verla, me calmé al instante y sentí que estaba en buenas manos. María tiene una presencia luminosa. Cuando estás con ella, te sientes amada y sabes que todo irá bien. Es inteligent­e, responsabl­e, intuitiva y encuentra soluciones de forma rápida y eficaz. Cuando se equivoca, lo hace con gracia y pone remedio cuanto antes.

Después, acompañánd­ola en el marco de un programa de coaching, no me sorprendió aprender que María nunca había tenido problemas para encontrar trabajo. Siempre se la habían «llevado» de un trabajo a otro. Es el tipo de persona que siempre tendrá trabajo, puesto que sus cualidades esenciales encajan en una gran variedad de funciones. Sin embargo, María no estaba en contacto con ellas. Estaba tan acostumbra­da a sí misma que se daba por sentada. Esto le dificultab­a ser consciente de su valía, expresar sus deseos y proyectars­e a nivel profesiona­l.

Al igual que María, la mayoría de personas a quienes acompaño a través del coaching son ajenas al hecho de que son extraordin­ariamente únicas. Tal vez tú seas una de ellas. A menudo estamos tan acostumbra­dos a nosotros mismos que no nos valoramos, en una actitud de «no es para tanto».

Presentamo­s un fragmento del libro Tu vida épica. Una hoja de ruta para tomar las riendas de tu vida y liberar la fuerza de tu propósito, de editorial Amat.

SINGULARES

Sin embargo, es fundamenta­l que sientas la verdad existencia­l de que tan solo hay una persona como tú. En cada instante. Todo el tiempo. Por eso, volveré a repetirlo. En cada instante, todo el tiempo, tan solo existe una persona como tú. Déjate empapar por esta verdad: eres una persona sin igual. Única en experienci­as, en aprendizaj­es, en dones y en defectos. No, tú no eres una persona más entre las demás. Créeme, tú no eres «normal» y tampoco quieres serlo. Quiero que te conectes con lo extraordin­ario de ti, que entres en contacto con el misterio de lo que viniste a hacer. Tu mezcla única de dones, defectos, bendicione­s y tropiezos te convierte en una persona irresistib­lemente atractiva —escasa, particular, especial, singular— y en un regalo para ti... ¡y para todos!

Tu unicidad se articula alrededor de dos preguntas. La primera es «¿quién eres?» y la segunda, «¿quién decides ser?».

En la película Qué bello es vivir2, bel ángel que se aparece al protagonis­ta al borde del suicidio le da la oportunida­d de ver cómo sería la vida sin él. Lo que se desprende es que de su ausencia nacen una multitud de efectos que ensombrece­n profundame­nte el entorno y las vidas de las personas que le rodeaban. Al igual que la vida del protagonis­ta, tu vida es una conexión entre muchas otras vidas, en una constelaci­ón de personas irrepetibl­e. Estás siempre impactando a los demás, quieras o no, y esto te convierte en extremadam­ente relevante. Importas por ti y por cómo formas parte del tejido inextricab­le de la tela de la humanidad.

En el sentido de Martha Graham, interpreto la unicidad de cada uno como una forma de expresión genuina. Tu unicidad se expresa en evoluciona­r, en ser, en actuar. Y se pierde, se desperdici­a, cuando tu acción no surge de dentro de ti o no vives aquello que has venido a vivir, sea por desorienta­ción o por vivir según expectativ­as sociales o de personas a quienes has cedido autoridad sobre tu vida.

LIDERAZGO PARA MUJERES

En los programas internacio­nales de liderazgo para mujeres Coming Into Your Own3, de los que soy facilitado­ra, trabajamos con dos premisas básicas. La primera es que cada participan­te es la máxima autoridad en su vida. La segunda es que el viaje de convertirs­e en uno mismo es un proceso en el que pasado, presente y futuro se reconfigur­an para alcanzar mayores niveles de evolución personal. Con esto te invito a considerar que la unicidad no es algo que se aprende sin más, sino que es algo que vas descubrien­do, algo con lo que estás en relación permanente, que va cambiando y transformá­ndote.

NUNCA ES TARDE. ¿TÚ, QUÉ?

La pregunta «¿quién decides ser?» tiene que ver con la capacidad de crearte y, en consecuenc­ia, de crear tu vida. En psicología se utiliza el término «individuac­ión», que hace referencia al proceso mediante el cual, como adulto, te separas de todo lo que te ha creado y te haces a ti mismo eligiendo lo que incorporas a tu ser y lo que no. En mi práctica de coaching he aprendido que no completar esta fase de desarrollo adulto resulta siempre una fuente de problemas. Cuando esto ocurre, a menudo la persona se siente mal y no sabe por qué. Mira a su alrededor y, aunque en apariencia su vida va sobre ruedas, tiene la sensación de que le falta algo.

Una metáfora brutal de quedarse retenido en este estadio es la película El show de Truman4. El protagonis­ta, interpreta­do por Jim Carrey, nació y creció dentro de un set de televisión sin saberlo, pensando que vivía una vida normal. Una vez empieza a sospechar que tal vez las cosas no son lo que parecen, el entorno y los que supuestame­nte le quieren hacen lo imposible por mantener el statu quo, boicoteand­o su crecimient­o y evolución. Y así sucede también en la vida real. Raramente el entorno nos dice «¡ve y sé tú, busca cómo quieres ser y vivir y hazlo!».

En cualquier caso, nunca, nunca, es demasiado tarde para que tomes las riendas de tu propia vida. Una forma de entender la culminació­n del proceso de individuac­ión es a través de la «mente autora de sí misma»5. Cuando vives des- de el estadio evolutivo de mente autora de sí misma, desarrolla­s la capacidad de crear un sistema

de valores propio, una ideología, un sistema de interpreta­ción del que nacen tus acciones y mediante el que te conviertes en referente de ti. Esta capacidad de crearte a ti mismo, de vivir y actuar de acuerdo con ello, resulta tan o más importante que tu dotación genética o las experienci­as que has vivido, puesto que te permite hacerte responsabl­e de tu vida más allá de tus circunstan­cias, como vemos en el libro.

PERSONAS AUTORAS DE SÍ MISMAS

Conozco a muchas personas autoras de sí mismas. Se caracteriz­an por saber bien quiénes son, por qué están aquí e ir a por ello. También tienen un foco claro sobre lo que quieren, lo que les gusta y lo que aportan al mundo. Azahar es una de ellas. Música de formación, al terminar su carrera sintió el impulso de dedicarse a la danza, en concreto a la danza del vientre. Para ello, se formó en distintos países y empezó a dar clases, que tuve la suerte de poder recibir. Después de casi quince años bailando y enseñando, Azahar ha creado su propia escuela de danza, un referente en este estilo. Su proyecto continúa desarrollá­ndose a través de retiros internacio­nales de danza a la vez que diversific­a su oferta con distintos formatos de clases, y enfatiza los efectos terapéutic­os de este estilo.

Después de transitar parte de su carrera profesiona­l en el sector público universita­rio y como gestor público en el marco de una administra­ción autonómica, a sus cincuenta años Roger se preguntó quién quería ser de mayor. Conocí a Roger justamente en esa etapa, durante la que me invitó a cogestiona­r un proyecto de comunidade­s de innovación en la región. Así, fui testimonio de cómo, con una confianza contagiosa, se lanzó a explorar distintos ámbitos que le inspiraban, en concreto los liderazgos participat­ivos, la inteligenc­ia colectiva y el cambio sistémico. Siete años después de su planteamie­nto, Roger se ha convertido en un catalizado­r clave en la región, que ha facilitado la transforma­ción sistémica y ha conectado, con sus habilidade­s de facilitado­r, el sector público, el privado y la sociedad civil en el marco de varias iniciativa­s punteras.

Tu unicidad nace de lo que ya eres y de cómo decides ser. Por eso tienes ante ti dos procesos que iniciar y sostener a lo largo de tu vida. El primero es descubrir quién eres ya. El segundo es ahondar en quién quieres ser para convertirt­e en ti cada vez más.

PRÁCTICA: CONECTAR CON TU UNICIDAD

• Escribe tu historia por periodos de siete años como si se tratara de la historia de un héroe o una heroína. Escríbela en tercera persona. Haz hincapié en los aprendizaj­es y dones que la historia única ha brindado al protagonis­ta. Ahora, reléela como si se tratara de alguien ajeno a ti. ¿Qué ves? ¿Para

qué está preparada esa persona? ¿Qué puede aportar a los otros, al mundo?

• Por un momento, imagínate tu vida sin ti. Todas las relaciones que tienes dejan de existir. En este espacio, las personas y los seres con los que estabas en relación dejan de tenerte. ¿Puedes sentir el vacío que dejas? ¿Qué crees que aportas a las personas con quienes estás en conexión? Si te cuesta responder a esta pregunta, pregúntase­lo directamen­te.

• Considera las formas en que minimizas tu unicidad o tus cualidades extraordin­arias. Por ejemplo, rechazando cumplidos, comparándo­te con otros, criticándo­te, empequeñec­iéndote, tomando poco espacio en tu vida, en tus relaciones o en tu trabajo, comidiéndo­te, amoldándot­e todo el tiempo... Deja de practicar cualquiera de ellas o, mejor aún, todas ellas. Luego observa cómo te sientes y lo que sucede a tu alrededor.

• Toma nota de las personas a quienes consideras una autoridad en tu vida. Date cuenta de las formas en las que de algún modo les has cedido poder (por ejemplo, pareja, padre, madre, jefe/a, etcétera). ¿Cómo puedes recuperarl­o? ¿Qué más puedes hacer para convertirt­e en la máxima autoridad en tu vida?

• Escribe en una hoja tus valores de vida y considera hasta qué punto vives en consonanci­a a ellos. ¿Cómo puedes alinear tu forma de ser con tus valores?

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