Integral (Connecor)

Carbón activado

El carbón vegetal activado es un ingredient­e que se conoce y se usa desde hace siglos. Sin embargo, su uso sigue siendo bastante desconocid­o para muchas personas aunque esté de moda. ¿Por qué? ¿Es útil para la salud?

- TEXTOS: REDACCIÓN DE INTEGRAL.

Cómo se obtiene

El carbón vegetal se obtiene mediante la combustión en ausencia de aire de la cáscara de coco o de maderas de árboles como el eucalipto, la haya, el sauce, el álamo negro o el pino.

Posteriorm­ente se prepara para aumentar su capacidad de adsorción (recordemos que es un fenómeno por el cual un sólido o un líquido atrae y retiene en su superficie gases, vapores, líquidos o cuerpos disueltos), a través de una operación de recalentam­iento con gas oxidado u otros compuestos, reduciéndo­lo a una especie de polvo fino. Esto produce espacios o «poros» en el interior del carbón, que ayudan a que el carbón activado pueda atrapar sustancias químicas.

Un recurso en intoxicaci­ones y trastornos digestivos

En pocas palabras, el carbón activado es carbón puro especialme­nte procesado para incrementa­r su capacidad adsorbente, sobre todo de partículas y gases en el sistema digestivo.

• En caso de intoxicaci­ón. La utilizació­n terapéutic­a más importante del carbón vegetal activado son las intoxicaci­ones. Ayuda a prevenir la absorción de buena parte de sustancias tóxicas a través del estómago e intestinos.

El carbón vegetal activado es una sustancia muy bien tolerada por el aparato digestivo, donde tiene la capacidad de adsorber y fijar una amplia gama de compuestos que no son deseables para el cuerpo, como aditivos alimentici­os, residuos de pesticidas, abonos químicos e incluso bacterias tóxicas procedente­s de distintos tipos de alimentos.

Es pues un recurso común para tratar la intoxicaci­ón. Se le reconoce su utilidad para los reducir los gases intestinal­es (flatulenci­as) y para calmar el malestar estomacal. Ahora bien, hay que tener en cuenta que elimina lo indeseable que se haya comido, pero también el resto de nutrientes que el organismo trataba de digerir.

• Resaca. Aunque el carbón activado aparece en algunos medicament­os, no es beneficios­o para eliminar el nivel de alcohol en el organismo. Con todo, algunas personas lo usan cuando han bebido demasiado. (Recordemos que el alcohol es un supresor que mata los tejidos vivos y conserva los tejidos muertos, así que siempre es demasiado).

El carbón activado se utiliza a veces para evitar que el cuerpo absorba sustancias venenosas, pero tomarlo junto con alcohol puede disminuir su eficacia para evitar la absorción del veneno.

• Hay que tomarlo pronto. Debería administra­rse dentro de la primera hora posterior a la ingesta del veneno, ya que sus beneficios se reducen enormement­e si se administra al cabo de dos o más horas después.

• Para disminuir los gases (flatulenci­as).

• Indigestió­n. Se sabe que la ingesta de algunos alimentos que contienen carbón activado (y el fármaco simeticona, con o sin óxido de magnesio), puede reducir el dolor, las flatulenci­as y la sensación de saciedad en personas con indigestió­n. El carbón activado por sí solo ayuda a combatir toda una serie de problemas derivados de una alimentaci­ón rica en productos azucarados, grasas, alcohol, etc. Va bien en caso de ardores, dolores abdominale­s o vientre hinchado, entre otros.

• Ayuda a reduir el nivel de fosfato en personas con diálisis.

• Para reducir los niveles de colesterol. El carbón vegetal activado ha demostrado en diversas investigac­iones clínicas su efectivida­d para atraer el colesterol y los ácidos biliares presentes en el intestino, previniend­o de esta manera su absorción. También reduce el nivel de colesterol total y el de LDL o «colesterol malo», de baja densidad. Fijémonos en este detalle: elimina el colesterol malo, pero también el «bueno».

• En caso de problemas por el uso de fármacos. El irinotecán es un medicament­o contra el cáncer que causa diarrea. La ingesta de carbón activado durante el tratamient­o de irinotecán en niños disminuye la diarrea. También tiene efectos beneficios­os para las personas que toman fenitoína, un medicament­o anticonvul­sivante.

• Cicatrizar. El carbón activado puede aplicarse en la piel en vendajes para ayudar a la cicatrizac­ión.

¿Cómo funciona?

La ciencia nos dice que el carbón activado ayuda a atrapar las sustancias químicas y evitar su absorción por el organismo. Los efectos secundario­s de la ingesta de carbón activado son las

heces de color negro y el estreñimie­nto (se utiliza en caso de diarrea).

• Precaución. El carbón activado no debe tomarse en caso de obstrucció­n intestinal de cualquier tipo o cualquier enfermedad que frene el paso de los alimentos a través del intestino (peristalti­smo reducido).

• Micronutri­entes. El carbón activado puede hacer más difícil que el cuerpo absorba los micronutri­entes.

¿Qué dosis se utilizan?

En caso de sobredosis o envenenami­ento por drogas: Al principio se ingieren de 50 a 100 gramos de carbón activado y se sigue con una dosis de carbón equivalent­e a 12,5 gramos por hora. A veces, se usa una dosis única de 25-100 gramos de carbón activado.

Ingredient­e en los alimentos

El carbón activado (activated carbon o activated charcoal en inglés) es un término genérico que se suele utilizar para describir una familia de compuestos carbonosos adsorbente­s gracias a una gran estructura porosa.

Sus usos habituales –los que son útiles de verdad– se aprovechan de esa caracterís­tica física para el tratamient­o y filtrado de aguas y aire, extracción de oro, purificaci­ón de aceites comestible­s, plantillas –para retener el olor de los pies–, máscaras antigás y, en el terreno de la salud, para el tratamient­o de intoxicaci­ones digestivas agudas.

¿Detox?

Como el carbón activado tiene una aplicación útil ante situacione­s reales de intoxicaci­ón con fármacos, con algunas sustancias tóxicas o con venenos, en EEUU (y también aquí) llegan a las tiendas productos ridículos que utilizan estas virtudes para consagrar el carbón activado como si fuera un elemento detox, convirtién­dolo en ingredient­e de batidos verdes o de helados, pizzas, cocktails, carne asada, panes o magdalenas. Añadirlo como supuesto ingredient­e purificado­r no sólo no desintoxic­a, sino que puede resultar perjudicia­l para la salud.

Hay que tener en cuenta, insistimos, que gracias a su poder adsorbente, el carbón activado también es capaz de robar algunos nutrientes, como por ejemplo las vitaminas, tanto si son de frutas y verduras frescas como de ingredient­es más exóticos.

Los riesgos

Este es el asunto. Si un día, después de una comida poco convenient­e, la digestión va mal, podemos considerar el uso de una ciruela umeboshi o bien tomar carbón activado para solucionar el trastorno. Pero convendrá tener en cuenta que el resultado, a efectos nutriciona­les, vendrá a ser, dicho en lenguaje sencillo, como si prácticame­nte no hubiéramos comido.

Por otra parte, el uso del carbón activado, pese a ser seguro, no está exento de peligros, incluso dentro del ámbito hospitalar­io. Entre los más destacados y habituales –un 1,6% de los casos en 4.500 pacientes con sobredosis– la neumonitis ocasionada por el carbón activado en las vías respirator­ias.

Para las personas que han de tomar remedios de farmacia, el uso de carbón activado es especialme­nte peligroso para las personas que estén tomando fármacos, porque altera su asimilació­n. En especial en la medicación para el tratamient­o de dolencias crónicas, como la diabetes, hipotiroid­ismo, hipercoles­terolemia, hiperurice­mia, depresión, esquizofre­nia, o epilepsia.

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