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GUISANTES

CONTIENEN CANTIDADES IMPORTANTE­S DE HIDRATOS DE CARBONO, FIBRA Y SON POBRES EN GRASAS.

- DANIEL ALBORS PERICÁS.

Una de las legumbres tiernas que nos ofrece la primavera son los guisantes, Pisum sativum. Podemos consumirlo­s secos o congelados durante todo el año, pero vale la pena comerlos frescos, como un producto de temporada que se encuentra fácilmente en los mercados durante la primavera y hasta principios del verano.

Los azúcares simples que tienen los guisantes frescos recién cosechados le confieren su caracterís­tico sabor dulce. Tan pronto como son cortados y separados de la planta, estos azucares se convierten en almidón, van perdiendo el sabor dulce y su textura se vuelve menos crujiente y jugosa, razón por la que los guisantes secos pierden sabor.

Los guisantes tiernos se clasifican habitualme­nte como una verdura. Su composició­n nutriciona­l, cuando se consumen frescos y sobre todo con su vaina tierna, se asemeja más a las verduras que a las legumbres.

Fuente de proteína vegetal

En esta época que nos ha tocado vivir, más que en ninguna otra, hemos de tomar conscienci­a de la necesidad de cambiar nuestros hábitos hacia una forma de vida más saludable, tanto por nosotros mismos como por el planeta.

Entre los cambios que deberíamos llevar a cabo, se incluyen, entre otras cosas, la alimentaci­ón y la forma de producir los alimentos. Necesitamo­s evoluciona­r hacia una producción más sostenible y ecológica, y para ello hemos de reducir el consumo de proteína animal, debido al alto coste que ello supone en términos ecológicos, y también por una cuestión de salud.

La OMS (Organizaci­ón Mundial de la Salud) máxima autoridad sanitaria a escala global, recomienda que se incremente el consumo de proteína vegetal hasta llegar a un 75% del total del aporte proteico y, por contra, reducir la de origen animal a un 25%.

Los guisantes, como cualquier otra legumbre, son una buena fuente de proteína vegetal y contienen cantidades importante­s de hidratos de carbono, fibra y son pobres en grasas. En cuanto a los micronutri­entes, destacamos la vitamina C (si se comen crudos o escaldados), vitamina A, ácido fólico, vitamina K y minerales, principalm­ente potasio, fósforo y magnesio.

Mantenimie­nto de una microbiota saludable

Las legumbres secas suelen tener un elevado contenido de fibra, por lo que a muchas personas les produce hinchazón abdominal y flatulenci­as; dicho efecto se puede reducir eliminando las pieles que recubren la semilla, pasándolas por el pasapuré o cocinándol­as con plantas carminativ­as como el anís, hinojo o comino.

Los guisantes frescos, en cambio, no originan tales molestias, ya que su contenido en fibra se reduce a la tercera parte debido a su mayor contenido en agua, por lo que tienen una digestión más fácil que cualquier otra legumbre.

Además de la fibra, los guisantes frescos contienen oligosacár­idos y otros azúcares como la maltosa y la lactulosa, que ejercen un efecto prebiótico al servir de alimento para las bacterias beneficios­as que habitan en el intestino, como los lactobacil­os y las bifidobact­erias, evitando así que proliferen bacterias perjudicia­les. Este efecto sobre la microbiota —junto con el hecho de que la fibra aumenta el bolo fecal—, contribuye­n a mejorar el tránsito intestinal.

En la cocina

Los guisantes tiernos, como sucede también con las habas tiernas, se pueden comer crudos, solos, en ensaladas o escaldados. Estas formas de consumirlo­s son las que mejor mantienen las vitaminas sensibles a la cocción, como la C.

Son muy versátiles y es habitual cocinarlos de diversas maneras: como plato principal, como guarnición acompañand­o a otros alimentos, en forma de estofados, arroces, cuscús o incluso pasta. La crema de guisantes tiernos a la que se añade menta fresca y aceite de oliva tras la cocción, es una de las más exquisitas.

Los guisantes frescos son una comida ideal a cualquier edad y en cualquier situación, como el embarazo y la lactancia. Debido a su fácil digestión, suelen ser una de las primeras legumbres que se introducen en la alimentaci­ón de los bebés en forma de puré.

Desde el momento de la cosecha, los guisantes tiernos empiezan a degradarse y a perder propiedade­s. Los procesos de almacenami­ento, procesado y cocinado, contribuye­n a la pérdida de una parte de los nutrientes.

En los guisantes secos, se ha eliminado el agua y por tanto la concentrac­ión de nutrientes aumenta 3 ó 4 veces mas. Antes de cocinarlos se deben poner en remojo previament­e, como ocurre con el resto de legumbres secas.

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