Grosellero negro . . . .
El inicio de la primavera suele ser algo deseado para la mayoría de gente. Las horas de luz aumentan, la naturaleza se viste de verde, las primeras flores adornan nuestros campos y la llegada de los pájaros cantores nos hace más felices. Son cosas que aunque se repitan cada año, siempre nos deleitarán.
Sin embargo este despertar de la primavera, también trae consigo algo mucho menos bucólico, pues surgen las primeras alergias con las típicas molestias cutáneas y respiratorias que, en algunos casos, pueden llegar a ser tan agudas que incapacitan a quien las sufre.
El grosellero negro, Ribes nigrum, un arbusto que crece en los Alpes y norte de Europa, es uno de los remedios que la naturaleza nos ofrece para mitigar estos síntomas.
Esta planta es muy común en el Reino Unido donde se extendió debido a que el Gobierno Británico incentivó su cultivo durante la Segunda Guerra Mundial y la postguerra, por no tener a disposición otras fuentes de vitamina C, como por ejemplo los cítricos. Los frutos del grosellero negro (las grosellas) se distribuían gratuitamente entre los niños y también se elaboraban con ellos mermeladas, bebidas y siropes.
Propiedades antialérgicas y antiinflamatorias
Las grosellas son una de las frutas más ricas en vitamina C, pero existen otras razones que explican porqué el grosellero negro se ha popularizado mucho entre los practicantes de la medicina natural durante los últimos 40 años.
Se ha comprobado que las hojas y yemas jóvenes de esta planta tienen propiedades antialérgicas y antiinflamatorias, debido a su acción sobre las glándulas suprarrenales (productoras de cortisona), entre otras. Por ello ejercen una acción antiinflamatoria muy positiva en casos de artritis, lupus eritematoso, reacciones alérgicas, dermatitis, rinitis y asma.
El grosellero negro además, no tiene los inconvenientes que a largo plazo acarrean los corticoides, fármacos que generalmente se prescriben en estos casos. Estos medicamentos ejercen un potente efecto antiinflamatorio que ante una crisis aguda hace que desaparezcan velozmente los síntomas, por lo que en una situación de urgencia resuelven rápidamente el problema.
Sin embargo, se deben emplear con mucha prudencia y siempre bajo control médico, debido a que su uso prolon
gado puede originar muchos efectos secundarios, como diabetes, osteoporosis, inmunodeficiencia, lipodistrofia, ansiedad, depresión y síndrome de Cushing.
Beneficios de las grosellas
Entre los componentes de los frutos del grosellero negro, cabe destacar otros nutrientes importantes (además de la vitamina C ya citada), como la vitamina B5 o ácido pantoténico, tan importante para tonificar las glándulas suprarrenales, y la vitamina B3 o niacina. También contienen algunos minerales como el calcio, potasio, cobre, fósforo, magnesio, hierro y cinc.
Otros componentes destacables de las grosellas son los flavonoides (principalmente rutina, quercitina y antocianinas). Esto confiere a esta fruta propiedades cardioprotectoras y tonificantes de las venas, ya que mejora su elasticidad y la resistencia de los capilares. Por ello se recomiendan en casos de varices, de hematomas que aparecen fácilmente y en la prevención de otras anomalías de la microcirculación, como ciertas alteraciones de la visión.
Usos y precauciones
Las grosellas negras se pueden comer frescas o bien tomar algunos de los preparados que se encuentran en el mercado, como extractos, mermeladas, jarabes o zumos.
Las yemas tiernas y hojas del grosellero se encuentran en el mercado en forma de extractos y macerados. La dosis que se suele emplear es de 20 a 30 gotas, 3 veces al día, diluidas en un poco de agua.
Las grosellas no tienen contraindicaciones salvo en las personas alérgicas a ellas.