Carne, cambio climático ysalud .............
Nuestra dieta influye en la salud y en el calentamiento global del planeta. Seguir comiendo carne no es sostenible, por lo que es necesario cuestionar el consumo de productos de origen animal si no queremos destrozar la Tierra.
¿Podemos frenar el cambio climático al elegir lo que comemos?
Seguramente en casa tienes varios cubos de basura para reciclar: plásticos, residuos orgánicos, papel y cartón, vidrio… Quizás también te duches en vez de bañarte para reducir tu consumo de agua. Puede incluso que utilices el transporte público para desplazarte a diario y así ayudar a reducir los niveles de contaminación en tu ciudad. Sin embargo, ¿te has planteado cómo influye lo que comes en el medio ambiente?
Ganadería y calentamiento global
De todas las industrias del mundo, la actividad ganadera es una de las principales responsables del calentamiento global, la deforestación, el consumo de agua, la pérdida de hábitats y la extinción de especies que sufre nuestro planeta.
Según la FAO, la ganadería industrial es responsable del 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, más los gases contaminantes que todo el sector del transporte. En
Europa, reduciendo a la mitad nuestro consumo de carne disminuiríamos la emisión de estos gases entre un 25% y un 40%.
Producción ganadera, agua y suelo
La ganadería es culpable de la pérdida de suelo y de la escasez de agua, factores ambos que también contribuyen al cambio climático. El 80% del terreno agrícola del planeta se utiliza para el pastoreo o para el cultivo de alimentos para el ganado, y en torno a una tercera parte del consumo de agua se destina a la producción de estos alimentos.
Alimentar animales para destinarlos al consumo humano es un sistema de producción altamente ineficiente. Para producir 1 kg de carne de ternera se necesitan unos 15.000 litros de agua, mientras que solo se necesitan 1.800 para producir 1 kg de soja. La soja puede producir 15 veces más proteína por hectárea de cultivo que el ganado.
Promover el cambio
Hay que abrir debate. Si queremos frenar el cambio climático, es imprescindible que afrontemos el problema que supone la actividad ganadera. La organización ProVeg solicitó el pasado mes de noviembre en la COP23 (Conferencia de las Partes de la Convención
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) la inclusión de la ganadería en las agendas de cambio climático.
Primeros pasos
Afortunadamente, algunos responsables políticos e instituciones ya son conscientes de la necesidad de un cambio en el modelo alimentario. El gobierno francés está apostando por la producción de proteína vegetal, y otros países como Dinamarca y Suecia se plantean la necesidad de aplicar impuestos a los alimentos en función del impacto climático de su producción.
Tú también tienes la oportunidad de aportar tu granito de arena. Puedes ser parte del cambio y proteger el planeta disminuyendo o eliminando el consumo de productos animales. Al optar por una alimentación 100% vegetal estarás reduciendo a la mitad la huella de carción bono relacionada con tu dieta. Ayudar a frenar el cambio climático está en tu plato.
Consecuencias del excesivo consumo actual de carne
La que acaba en los platos de las personas no vegetarianas (o no veganas) tiene una historia detrás. Una historia de explotación y riesgo para la salud y el medio ambiente. Una historia que rara vez es mostrada, pero que refleja la realidad que esconde una de las industrias más poderosas y oscuras que existen: la industria cárnica.
Cuando comía carne no me planteaba qué había detrás de un filete, una hamburguesa o una salchicha. Alguna vez pensaba en el animal (por ese motivo dejé de comerla), pero jamás imaginé que escondiera la realidad que hoy conozco. Fue al adoptar una alimentaMarco vegetal cuando descubrí el impacto que tenía en el mundo la carne que comía.
¿Qué se oculta en realidad detrás de la carne que comes?
Animales sufren. Es lo más evidente: los más de 70.000 millones de animales que cada año se destinan al consumo. No se trata solo de su muerte, sino también de las condiciones en las que viven.
Pero los animales no son las únicas víctimas. En 2017, CC.OO. denunciaba la precariedad de los trabajadores de la industria cárnica. Calificaba sus jornadas laborales de «inhumanas» y urgía a tomar medidas para acabar con la precariedad, la ilegalidad y la corrupción del sector.
El impacto ambiental es otro factor que se nos oculta. La industria ganade
ra emite más gases de efecto invernadero que todo el sector del transporte mundial. Además, debido a los purines, la cría intensiva en las granjas contamina aguas subterráneas y daña los suelos.
Un riesgo para la salud
La carne también es un riesgo para la salud. En 2015, la OMS publicaba un informe en el que relacionaba el consumo de carne procesada con el cáncer. Sin embargo, en España aún consumimos al año 8 kg de carne procesada por persona y más del doble del total de carne recomendado.
Por otra parte, la producción de la carne implica el empleo de sustancias que permanecen en los productos que llegan a nuestros platos. España emplea 402 miligramos de antibióticos por cada kilo de carne. Es el país de la Unión Europea donde más antibióticos se usan en la cría de ganado. Se calcula que, debido al abuso de antibióticos, se generan bacterias resistentes que causan anualmente la muerte de más de 2.500 personas en nuestro país.
Sin animales… ¡más salud!
El veganismo es una filosofía de vida en la que, resumidamente, no se consumen bienes materiales ni alimentos de origen animal. Una visión de la vida con intención de cooperar con la sostenibilidad y la conservación del medio ambiente, y que aboga por el no abuso y respeto hacia los otros animales.
A nivel de salud y nutrición, el tema que a mi me corresponde, disminuir o eliminar completamente la proteína animal de nuestra alimentación nos ayudará a prevenir el envejecimiento prematuro y lo que ello supone, una avanzada degeneración celular.
Efectos perjudiciales
Seguir una alimentación con un elevado consumo de productos de origen animal incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, determinados cánceres, enfermedades autoinmunes y sobrepeso. Estas condiciones no solo se relacionan con el consumo de la grasa que encontramos en estos productos tal y como muchos pueden creer, sino que un abuso de proteína animal puede provocar desequilibrios dentro de nuestro cuerpo, drenar nuestra energía, desmineralizar nuestros
huesos y acelerar el proceso de envejecimiento.
4 efectos tóxicos de la carne que acortan tu vida • 1. COMER CARNE ACIDIFICA TU ORGANISMO
El pH de la sangre es ligeramente alcalino, oscilando entre 7,3-7,4. Este parámetro siempre se mantendrá igual; de lo contrario nuestra células dejarían de funcionar correctamente, enfermarían y morirían.
Hay alimentos que provocan que el pH de nuestra sangre se vuelva más ácido, sobre todo los concentrados en proteínas y grasas saturadas, como las carnes rojas y los lácteos.
• 2. LA CARNE ROJA Y LOS LÁCTEOS ACELERAN LA OSTEOPOROSIS
Al contrario de lo que hemos creído siempre, los lácteos no son buenos para nuestros huesos. Al provocar esta acidificación de nuestro organismo, el cuerpo debe tomar minerales alcalinos de sus reservas para neutralizar esa acidificación, principalmente extrayendo el calcio de nuestros huesos.
Este proceso se activa en caso de emergencia; es un método de supervivencia y como tal crea estrés e inflamación en todo el cuerpo, aparte de contribuir a la desmineralización del esqueleto, acelerando la osteoporosis.
• 3. LA CARNE CONTIENE ANTIBIÓTICOS Y HORMONAS
Ante nuestra ignorancia o desentendimiento, muchos animales crecen en condiciones precarias dentro de las granjas, donde están en cuadras casi tan estrechas como el tamaño de su propio cuerpo. Este sistema agiliza el efecto dominó en la propagación de infecciones y contaminación por la materia fecal.
Para luchar contra ello, los métodos que más se utilizan en la ganadería intensiva son la inyección sistemática de antibióticos para prevenir el contagio. Debido a que la demanda de carne todavía sigue incrementándose en el mundo occidental, los ganaderos también buscan opciones para acelerar el crecimiento de los animales, alimentándolos con piensos con hormonas de crecimiento.
Y si somos lo que comemos... los no vegetarianos o veganos están comiéndose el filete cargadito de hormonas sazonado con antibióticos. Esto no hace más que cargar el cuerpo de toxinas, lo que provoca peores digestiones, inhabilidad de absorber los nutrientes correctamente, destrucción de la flora in
testinal y nos priva de tener más energía.
Las leyes europeas cada vez procuran regular más estas prácticas. Aun así, si todavía consumes proteína animal, es recomendable no comer carne más de 1-2 veces por semana. Y de una carnicería de confianza que siga unas buenas prácticas ganaderas, respetando el ciclo natural de crecimiento de los animales y donde puedan comer pasto del campo.
• 4. UNA DIGESTIÓN TÓXICA
Las proteínas animales son el grupo de alimentos que más tardan en ser digeridos en nuestro sistema digestivo (5-8 horas), y en muchas ocasiones su digestión no es del todo completa. Esto conlleva que los alimentos que contengan proteína animal y no hayan sido correctamente digeridos se pudran en el colon y se conviertan en toxinas, bloqueando los canales de absorción y digestión de otros alimentos más nutritivos y limpios.
Entonces, ¿qué nos aporta la carne?
Si le preguntas a cualquier persona de la calle qué es lo que nos aporta la carne, muchos te responderán: proteína, algunos añadirán el hierro y unos poquitos la vitamina B12. Aparte de estos nutrientes, pocos más son los elementos nutritivos que nos ofrece, ya que la carne carece de fibra y es pobre en vitaminas y minerales esenciales.
Además la carne se consume principalmente cocinada. Una vez calentamos las proteínas animales, parte de sus aminoácidos se desnaturalizan, lo que reduce la cantidad de proteínas que nuestro cuerpo es capaz de usar y asimilar. Preguntémonos entonces de nuevo qué nos aporta la carne.
Menos carne, más salud
Cuando nos saciamos de proteína animal no dejamos espacio para otros alimentos más limpios como los vegetales de hoja verde. Seguir una alimentación basada en productos de origen vegetal y baja en productos de origen animal tendrá un efecto anti aging.
Una alimentación rica en verduras, hortalizas, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas, algas y superalimentos nos ayudará a combatir los radicales libres, mantendrá el cuerpo en un buen estado de alcalinidad, protegerá nuestras células, fortalecerá nuestras defensas y contribuirá a disfrutar de un buen estado de salud.
«Somos lo que comemos». ¿Qué comes tú?