Una buena circulación sanguínea ..........
Con la edad aparecen señales que alertan de posibles problemas de circulación sanguínea: piernas cansadas, retención de líquidos en los tobillos, necesidad de masajear las pantorrillas por la noche. Pero… ¡podemos actuar antes de que las cosas se compliquen! Un transporte perfecto
Una mirada básica para entender cómo se desarrollan y cómo prevenir los problemas de circulación puede ser la consideración clásica del funcionamiento del sistema circulatorio, equivalente al de un extraordinario sistema de tuberías. Todo comienza en el corazón (esa bomba que nunca se detiene) encargada de enviar oxígeno y nutrientes a las células del cuerpo a través de una red arterial (las citadas «tuberías»). Las arterias son las más grandes y, a medida que se acercan a las células, cada vez se vuelven más pequeñas (arteriolas y capilares).
Al final de este complejo sistema, una parte del líquido sanguíneo se reparte por los tejidos para nutrir las células. Y, a la vez, este líquido va recuperando los residuos que se originan en esas células para evacuarlos. Una parte se eliminará a través del sistema linfático y la otra por medio del sistema venoso de retorno al corazón.
El retorno al corazón
Cuando la sangre venosa regresa al corazón y a los pulmones para reoxigenarse, en ese recorrido no interviene la contracción del corazón, sino otras más sutiles: las contracciones musculares de los miembros y el abdomen, que desempeñan un papel impulsor decisivo. Por el contrario, ciertas enfermedades y la propia fuerza de la gravedad actúan en sentido contrario, entorpeciendo la circulación venosa de retorno. Por ello el sistema venoso está dotado de las válvulas conniventes, una especie de válvulas antirretorno.
Desgaste en las venas y fallos en las válvulas
Como sucede con todos los componentes de nuestro organismo, las venas
también se desgastan. Son atacadas constantemente por el estrés oxidativo tan propio de la vida moderna, causado por una mala nutrición y los contaminantes que inundan el medioambiente, así como los pesticidas y otras toxinas a las que estamos expuestos todos los días.
Cuando el sistema venoso comienza a dar signos de insuficiencia, y debido a los problemas de funcionamiento de las válvulas conniventes, la sangre venosa, por efecto añadido de la gravedad, tiende a acumularse en las partes más pendientes del cuerpo (especialmente en las piernas), dilatando las venas.
Este trastorno circulatorio es lo que se conoce como varices, cuyo grado de dilatación y severidad está directamente relacionado con el fallo de las válvulas conniventes. Todo esto da lugar a una serie de síntomas muy comunes.
Factores de riesgo
Existen diversos factores que pueden conllevar una insuficiencia venosa:
• Herencia genética. El factor genético es uno de los primeros que se deben tener en cuenta. Si uno de los progenitores sufre problemas de retorno venoso, es más probable que nosotros también los lleguemos a padecer. Por suerte, eso también permite empezar a prevenirlos enseguida.
• Posturas fijas. Las personas a las que más afecta la insuficiencia venosa son las que tienen profesiones que exigen permanecer de pie durante largos períodos de tiempo.
• Ropa muy ajustada. Dificulta la circulación sanguínea.
• Sobrepeso. Suele implicar una menor actividad física y pérdida muscular. En estén caso el sistema circulatorio de retorno no funciona correctamente, ya que la masa abdominal crea una resistencia que impide un buen retorno.
• Estreñimiento crónico. La retención crónica de heces en la zona pélvica (sección final del colon descendente, sigma y recto) dificulta el retorno del sistema venoso pélvico, lo que acaba afectando a las venas de las piernas, que se dilatan.
• Viajes largos y frecuentes en avión.
• Embarazo. El bebé ejerce presión sobre la vena cava inferior y, a menudo, bloquea parcialmente el retorno venoso. Esto provoca una acumulación de sangre de retorno en los miembros inferiores, dilatando las venas y acentuando los problemas de funcionamiento de las válvulas conniventes. Con todo, e independientemente del embarazo, las mujeres padecen más problemas de este tipo que los hombres.
Fitoterapia: las plantas medicinales
Esta vez proponemos plantas medicinales con una acción relativamente rápida. No lograrán que las piernas recuperen la vitalidad de cuando teníamos 20 años, pero sí mejorarán los síntomas y actuarán como medida preventiva para que el daño no vaya a más.
CASTAÑO DE INDIAS (AESCULUS HIPPOCASTANUM)
Podemos encontrarla en forma de tintura, en cápsulas de extracto estandarizado en aescina (en forma de comple
mento) o bien también se puede tomar como castañas ya trituradas.
El castaño de Indias reduce la permeabilidad de los vasos sanguíneos. Dicho de otro modo, evita que el plasma se escape de las venas inflamadas y se acumule en el tejido circundante.
La castaña es antiedematosa, reduce la sensación de piernas cansadas y también es venotónica, es decir, aumenta el tono del tejido venoso dañado y flácido, ejerciendo un efecto vasoconstrictor que aumenta la presión venosa y permite que la sangre retorne mejor al corazón.
Según un estudio publicado en The Lancet, un tratamiento a base de castaño de Indias es tan eficaz como el uso de medias de compresión. Y además es mucho más tolerable en los meses de verano.
Se toman dosis bajas durante un largo período de tiempo, por ejemplo, entre 5 y 10 gotas de tintura dos veces al día. El extracto alcohólico diluido (1 parte de tintura por 4 partes de agua) también se puede aplicar directamente sobre las piernas cansadas, masajeándolas de abajo arriba.
RUSCO (RUSCUS ACULEATUS)
Se conoce también como «acebillo», porque produce unas bolas rojas a modo de frutos similares a las del acebo. Sin embargo, no debe confundirse con el acebo (Ilex aquifolium). Es una planta perenne común, cuyas raíces, largas y carnosas, son las que cuentan con propiedades medicinales similares a las del castaño de Indias. Es venotónico y antiedematoso.
Encontramos la planta en forma de tintura, que puede sustituir a la del castaño de Indias o actuar en sinergia con él. Se tomarán de 30 a 60 gotas de extracto alcohólico dos veces al día. En cuanto a la tintura diluida, se puede aplicar en las mismas proporciones directamente sobre las piernas cansadas.
HAMAMELIS (HAMAMELIS VIRGINIANA) La corteza de este arbusto propio de América del Norte se ha convertido en un gran clásico de los herbolarios. A diferencia de las dos plantas anteriores, existen muy pocos estudios científicos recientes sobre el hamamelis, y hay que
retroceder a los años 70 para encontrar datos interesantes.
Es rico en taninos y proantocianidinas, las dos sustancias que ofrecen su acción venotónica. También es astringente y antiinflamatorio; sin embargo, como resulta muy astringente para las mucosas intestinales y puede interferir con la absorción de los nutrientes, es mejor tomarla fuera de las comidas.
Tome de 20 a 30 gotas de tintura dos veces al día.
En uso externo se puede aplicar la tintura diluida, tal y como se ha explicado anteriormente. También puede hacer una decocción de la corteza y aplicarla con una compresa.
VID ROJA (VITIS VINIFERA)
La vid roja también es muy astringente y tiene propiedades relativamente parecidas al hamamelis como tónico de retorno venoso. Reduce el dolor y la congestión venosa de los miembros inferiores.
Puede tomarse en forma de tintura o en infusión de sus hojas. En infusión, pondremos una cucharada por taza de agua, bebiendo de dos a tres tazas al día entre las comidas. En tintura se tomarán de 30 a 60 gotas, dos veces al día.
GINKGO (GINKGO BILOBA)
Los extractos a base de hojas de ginkgo (normalmente podemos encontrarlos de forma estandarizada) aumentan el tono venoso, disminuyen la permeabilidad capilar y aumentan la fluidez sanguínea. Los extractos y productos del mercado suelen contener un 24% de flavoglucósidos de ginkgo y un 6% de ginkgólidos. Las dosis recomendadas van de 120 a 240 mg al día en dos tomas.
Otras plantas que también ayudan a prevenir
Las plantas y complementos dietéticos que veremos ahora son también muy eficaces para los problemas de retorno venoso.
SEMILLAS DE UVA. El extracto de pepitas de uva protege las venas y las
válvulas conniventes antirretorno de su deterioro prematuro. Las pepitas de uva poseen un alto nivel de proantocianidinas oligoméricas (OPC), potentes flavonoides y antioxidantes. Se pueden tomar de 150 a 300 mg de extracto al día. Existen estudios que muestran que los OPC son mucho más potentes que la vitamina E y C frente al estrés oxidativo. En resumen, son auténticas sustancias antienvejecimiento y también pueden encontrarse en el hamamelis y en la corteza de pino marítimo.
PICNOGENOL. El extracto de corteza de pino marítimo, también llamado picnogenol, inhibe las enzimas hialuronidasa, elastasa y colagenasa, responsables de la degradación del tejido venoso durante la inflamación. Aunque este extracto es caro e imposible de preparar en casa, es un buen protector y se aconseja para prevenir estos problemas. Se toman de 100 a 200 mg al día de un extracto estandarizado en OPC.
* En la revista nos hemos ocupado varias veces de las plantas medicinales amigas del corazón. Encontraréis más información, por ejemplo, en los números 16, 74 y 75.
Algunas enfermedades y la misma gravedad entorpecen la circulación venosa de retorno.