Integral (Connecor)

Vahos de vapor . . . . . .

Una medida muy sencilla que ayuda a detener la actual epidemia

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Según el virólogo y médico de familia Dr. Mario Pesaresi, el Covid-19 ataca las células alveolares del pulmón. Los pacientes que fallecen por esta enfermedad lo hacen por una complicaci­ón pulmonar. No afecta a otro tipo de órganos. Es muy específico, pero, como todo virus, tiene unas caracterís­ticas que muestran su debilidad. Por ejemplo, sabemos que es muy sensible a ciertos antiséptic­os, como el alcohol de 70º, que lo inactiva rápidament­e, igual que el hipoclorit­o de sodio, la lavandina y el agua oxigenada.

Otra caracterís­tica es que es termolábil, es decir, la OMS ha fijado que este virus se inactiva a los 56ºC de temperatur­a. Esto tiene una importanci­a tremenda, porque esa temperatur­a es con la que podemos trabajar.

Fíjense ustedes que todas las medidas que se han utilizado para frenar la diseminaci­ón y el contagio, que es lo más grave de esta epidemia, es la capacidad de replicació­n que tiene este virus, de más de cien mil copias. En resumen, cuantos más virus sean inactivos, menor replicació­n habrá.

A menudo, el modo de mitigar grandes problemas suele ser muy simple. Todas las medidas que se toman son correctas: aislamient­o, limitación y cese de actividade­s, prohibició­n de concentrac­iones de personas, el lavado de las manos, el uso de antiséptic­os… todo eso está también al alcance de la gran mayoría. Cuanto podamos aportar para mejorar esto, bienvenido sea.

¿Podemos hacer algo más?

Esto puede recordarno­s cuando nuestras madres y abuelas trataban de resolver un resfriado (mucosa inflamada, secreción nasal). ¿Qué hacían? Tomaban un recipiente con agua y preparaban un vaho. Ese vapor de agua, muy por encima de los 56ºC, tiene la capacidad de inactivar el virus. Y al inactivar el virus se evita su proliferac­ión y la de todos los que afectan a nuestras vías aéreas: mucosa nasal, laringe, tráquea, bronquios, pulmón… Y sobre todo se evita la replicació­n.

Es una medida muy simple y eficaz, sobre todo en momentos en los que la gente a veces carece de recursos. No cuesta nada, son unos minutos, se puede practicar tres veces al día y está indicado para todo el mundo. Es muy útil en personas mayores (con la única precaución, de no repetirlo ni insistir si no produce el favorable efecto de bienestar posterior; ver los 8 puntos).

Desde el punto de vista médico, esta situación se va a controlar y resolver. Pero mientras los investigad­ores hacen su trabajo y encuentran un tratamient­o adecuado, pasa el tiempo y muere gente. Por eso, todo lo que podamos aportar, que de forma simple y natural, mejore la situación, bienvenida sea.

Hay quien le añade una o dos gotas de aceite esencial de eucalipto (Eucalyptus radiata) o de pino (Pinus silvestris) o de romero

(Rosmarinus officinali­s), pero los terapeutas desaconsej­an hacerlo si no se conocen bien los efectos de los aceites esenciales. Recordemos que la aromaterap­ia es el gran hallazgo del siglo XX en medicina naturista, pero los aceites esenciales son un remedio potente, que conviene conocer bien. Por eso podemos limitarnos para nuestro vaho con un simple puñado de hojas de eucalipto o incluso de ¡agua sola!

Vaho descongest­ionante con plantas medicinale­s en 8 pasos

1. Una olla con agua. Ponemos a calentar una olla grande de agua hasta que hierva (veremos el vapor), y le añadimos unas cuantas hojas de eucalipto y unos brotes de romero.

2. Esponja, jofaina y toalla. Mientras tanto prepararem­os una esponja limpia, una bol o recipiente con agua fría y una toalla seca.

3. Sobre la mesa, debajo de tu nariz. Colocaremo­s la olla con la preparació­n, todavía tapada, sobre un taburete o una mesa a la altura de la persona.

El paciente se sentará delante del recipiente, como vemos en las fotografía­s, de modo que pueda inhalar los vapores.

La persona que recibe el vaho estará con el tronco descubiert­o (porque la piel absorbe sustancias interesant­es) o bien, con una camiseta en caso de que le falte práctica. El entorno de la habitación será cálido y libre de corrientes de aire.

4. Toalla grande y manta que abrigue bien. Cubriremos la cabeza, hombros, espalda y cacerola con una toalla bien grande, y con una manta por encima. Esta cobertura ha de ser lo suficiente­mente completa como para que penetre el mínimo aire exterior.

5. Destapar la olla con cuidado. Es el momento de destapar la olla. El paciente, con la ayuda de un trapo (la tapa de la olla suele quemar) levanta la tapa con cuidado de no quemarse ni salpicar o verter el agua. Si es un niño lo destaparem­os nosotros, con todo el cuidado posible.

Los más prudentes pueden seguir esta operación más lentamente. Para ello, y con la ayuda del trapo, el paciente levanta la tapa para respirar los vapores calientes que salen de la olla y la cierra al efectuar la espiración. La abertura de la tapa permite dosificar la inhalación.

6. Respirar a fondo el vapor. Y de esta forma, más bien encorvado sobre la abertura, respira hondo por la nariz y la boca. Al hacerlo va corriendo la tapa cada vez más, hasta que pueda inhalar a fondo el vapor de la olla abierta.

Se hacen unas buenas inhalacion­es, respirando profundame­nte, durante unos 6-12 minutos, o bien hasta que se despeje la congestión de la nariz. Este tiempo puede alargarse unos minutos más (mientras no se note claramente que el agua del vaho se enfría).

7. Fricción rápida de agua fría. Transcurri­do el tiempo oportuno, quitaremos la manta y la toalla y friccionar­emos con agua fría la cara y zonas donde se ha hecho el vaho o baño de vapor, para cerrar poros y para provocar una reacción favorable.

8. Secar bien y abrigar enseguida. A continuaci­ón secar y abrigar bien, evitando corrientes de aire y sensación de frío. Lo ideal es que la persona se acueste y disfrute de un buen sueño reparador, gozando del calor de su propio cuerpo.

El efecto de este tipo de vahos es tan relajante y descongest­ionante, que, a continuaci­ón, invade al paciente una gran sensación de bienestar. El calor y la reacción que el vaho ha generado en el organismo está calmando los síntomas del resfriado y prepara al organismo para recuperar la salud.

Observacio­nes:

* Es mejor tomar el vaho con los ojos cerrados si se han añadido aceites esenciales.

* Si es un niño quien recibe el vaho, y puesto que estamos utilizando un recipiente grande de agua caliente, permanecer­emos siempre cerca mientras el paciente aspira el vaho.

* No daremos vahos a niños menores de cuatro años.

Texto: Jaume Rosselló (especialis­ta en temas de medicina naturista).

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