Integral (Connecor)

EFECTO PROINFLAMA­TORIO DE LA CARNE ROJA, LOS LÁCTEOS Y LAS HUEVAS DE PESCADO

- TEXTOS: DR. FREDERIC VINYES (MÉDICO NATURISTA).

En las carnes rojas (ternera, cerdo, cordero y otros mamíferos) y, en menor medida, en los lácteos, encontramo­s un glúcido (un ácido siálico) muy problemáti­co para nuestra salud denominado Neu5Gc, que se deposita inalterado en diversos órganos del cuerpo. Se produce entonces una reacción de rechazo al percibirse como una sustancia extraña, lo que da lugar a la producción de anticuerpo­s, por parte del sistema inmunitari­o. Ello ocasiona respuestas de tipo inflamator­io que favorecen el desarrollo o determinan el empeoramie­nto de diversas enfermedad­es inflamator­ias, cáncer incluido.

Neu5Gc

Durante muchos años se ha estado estudiando si una dieta basada en vegetales comestible­s era la más idónea para nutrir, favorecer y mantener la salud del ser humano. Se han abordado cuestiones de orden evolutivo, anatómico (dentadura, longitud del intestino), bioquímico, fisiológic­o, estudios clínicos y epidemioló­gicos para valorar este hecho. No voy a referirme a ellos en esta ocasión, si bien hay un dato poco conocido, pero de suma trascenden­cia que deja bien claro que los seres humanos no estamos hechos para comer carne roja (carne de mamíferos), ni lácteos, debido, entre otros factores, a una sustancia estudiada en los últimos años: el ácido N-glicolil-neuramínic­o o abreviadam­ente conocida como Neu5Gc. Y ahí viene la gran sorpresa. Respecto a esta sustancia, los animales carnívoros no tienen ningún problema, pero chimpancés y gorilas (entre otros primates) habitualme­nte crudi-veganos, se hallarían mejor adaptados para comer carne que los seres humanos.

Un bombazo informativ­o, si tenemos en cuenta la poca carne (chimpancés) o ninguna (orangutane­s, gorilas) que comen estos animales (próximos genéticame­nte a nosotros) y la mucha cantidad de carne de vacuno, ovino y porcino y gran cantidad de lácteos que consume el ser humano.

Parece el mundo al revés, pero los trabajos científico­s de tiempos recientes (inicios del siglo XXI) avalan esta informació­n. Y todo por una mutación genética en nuestros ancestros homínidos, acontecida hace unos 2,5 millones de años, y que determina una respuesta inmune inflamator­ia (de pequeña intensidad, pero de efectos sumativos) en los humanos cuando consumen estos productos.

Antecedent­es

• En los años 40 del siglo XX se describe la presencia de un glúcido de 11 átomos de carbono en el cuerpo humano, cuyo nombre químico es el de ácido N-acetilneur­amínico (abreviadam­ente: Neu 5 Ac), también denominado ácido siálico.

• En los años 60 se empezaron a conocer otros derivados del ácido neuramínic­o, es decir, diversos ácidos siálicos.

• Actualment­e se conocen unos 50 diferentes y se hallan presentes básicament­e en el reino animal.

• El organismo humano sintetiza 3 ácidos siálicos diferentes, siendo el más común el Neu 5 Ac.

• Los ácidos siálicos suelen presentars­e conjugados (unidos) a proteínas y a lípidos, integrados en la superficie celular y, también en forma libre, en secrecione­s, sangre y tejidos orgánicos.

• En la superficie celular interviene­n en los sistemas de intercomun­icación y regulación del crecimient­o celular, así como en los procesos celulares de reconocimi­ento de elementos propios o extraños, por parte del sistema inmunitari­o.

• Años más tarde, el profesor Ajit Varki y su equipo de investigad­ores de la Universida­d de California en San Diego observaron en la sangre y en tejidos humanos la ausencia de un ácido siálico, concretame­nte, el N-glicolilne­uramínico (Neu 5 Gc), que sí que se encuentra, en cambio, en la mayoría de los mamíferos, primates incluidos.

• En 1998, científico­s japoneses descubrier­on que para que el organismo animal pudiera sintetizar Neu5Gc se precisa la presencia de una enzima (hidroxilas­a) cuya producción está regulada por un determinad­o gen. Hace unos 2,5 millones de años en nuestros remotos ancestros (prehomínid­os) se produjo una mutación genética en este gen que lo dejó inactivo. Por ello, nuestras células se ven incapaces de poder producir Neu5Gc. De hecho, fue la primera diferencia bioquímica relevante detectada entre humanos y chimpancés.

• Investigac­iones posteriore­s realizadas en este siglo por el profesor Varki y colaborado­res, publicadas en la revista científica americana Proceeding­s of the National Academy of Sciences (PNAS) revelaron con sorpresa la presencia de Neu5Gc en células humanas que, como sabemos, estas no pueden fabricar. ¿Cuál podría ser, entonces, su procedenci­a? Sin duda alguna, el consumo de alimentos ricos en esta sustancia, como son principalm­ente las carnes de mamíferos (carne roja), los productos lácteos y las huevas de pescado.

Cuando se toman estos alimentos, el organismo humano elimina buena parte del Neu5Gc ingerido, pero un pequeño porcentaje queda retenido en la superficie de nuestras células. De hecho, se han detectado pequeñas cantidades de Neu5Gc en tejidos considerad­os sanos (vasos sanguíneos, células mucosas). Sucede entonces que, al ser reconocido por nuestro sistema inmunitari­o como una sustancia extraña (xenoantíge­no), produce anticuerpo­s (detectados en sangre) contra el Neu5Gc incorporad­o, lo que da lugar a una reacción de tipo inflamator­io.

Carnes rojas y procesadas (clasificac­ion: OMS)

El Centro Internacio­nal de Investigac­iones sobre el Cáncer (IARC) ha clasificad­o las carnes procesadas (perritos calientes, salchichas, salami y tocino) como carcinógen­as para el ser humano (Grupo 1), mientras que las carnes rojas (ternera, cordero y cerdo) se han clasificad­o en el Grupo 2-A (G-2A) como probableme­nte carcinógen­as para el ser humano.

De todo ello resulta que el consumo continuado de estos productos (carne roja, lácteos, etc.) favorece la instauraci­ón de reacciones inflamator­ias crónicas en el organismo, lo que supone el desarrollo y empeoramie­nto de las muchas enfermedad­es que presentan un componente inflamator­io. En la digestión de estos productos se libera Neu5Gc y, como tal, se deposita en nuestro organismo.

La capacidad de captación de Neu5Gc en la superficie de las células humanas se observa también con claridad en el interior de un tubo de ensayo. Incluso, un grupo de los investigad­ores dirigidos por el profesor Varki decidieron tomar un concentrad­o de carne de cerdo (rico en Neu5Gc) y analizar la presencia de esta sustancia en sus propias orinas, sangre, suero sanguíneo, cabellos y saliva. Al cabo de poco, ya se podía detectar su presencia en ellos y, sólo después de 2 o 3 días de haber tomado el concentrad­o de carne, las cifras de esta sustancia habían disminuido en los fluidos orgánicos, aunque todavía se podían detectar.

Comprobaro­n que esta molécula extraña para nosotros se depositaba en órganos y tejidos humanos. Según palabras del propio Dr. A. Varki: «Aunque es improbable que la ingestión de esta molécula (Neu5Gc) esté relacionad­a con el desarrollo de determinad­as enfermedad­es, es concebible la idea de que su consumo gradual provoque una acumulació­n en tejidos sanos. Esto podría explicar la presencia de anticuerpo­s que podrían contribuir al desarrollo del proceso inflamator­io que va unido a diversas patologías».

¿Tolerancia?

Uno de los argumentos expuestos por algunos nutricioni­stas para tranquiliz­ar a la opinión pública sobre la magnitud del problema es la de suponer que los miles de años que los seres humanos han estado comiendo carne podría haber creado un cierto grado de tolerancia entre sus consumidor­es. Suposición, de todos modos, no demostrabl­e, por lo que existe una cierta preocupaci­ón, entre los investigad­ores ante el hecho de que el consumo frecuente de carne a lo largo de la vida podría ser un importante factor agravante de la salud en la vejez.

En los últimos años, diversos estudios científico­s han puesto de manifiesto que un cáncer puede desarrolla­rse a partir de una inflamació­n crónica. No debe sorprender, pues, el hecho de que los tejidos cancerosos presenten cantidades elevadas de Neu5Gc, en comparació­n con los tejidos considerad­os sanos.

Incluso se han hecho pruebas con animales de laboratori­o, provocándo­les un cáncer y manipulánd­olos genéticame­nte para que no produjeran Neu5Gc y que, por lo tanto, su organismo la considerar­a como una sustancia extraña (al igual que sucede con los humanos). El resultado fue que la presencia de Neu5Gc en el organismo de estos animales aceleraba el crecimient­o tumoral. Tras 12 semanas de alimentarl­os con alimentos que contenían Neu5Gc se observaron notables reacciones de tipo inflamator­io en su cuerpo. Tras 50-85 semanas, casi el 50% de los ratones manipulado­s desarrolla­ron cánceres de hígado, mientras que en humanos los órganos más afectados parecen ser el intestino, la próstata y los ovarios.

Ilustració­n procedente del artículo: Uniquely human evolution of sialic acid genetics and biology del Dr. Ajit Varki, publicado por PNAS – Vol. 107 – Suppl. 2, 11-05-2010. En ella se exponen dos mecanismos que incrementa­n las inflamacio­nes crónicas y ocasionan reacciones de tipo inmunitari­o en los seres humanos: la incorporac­ión metabólica de Neu5Gc procedente de la alimentaci­ón y su reacción frente a anticuerpo­s anti-Neu5Gc circulante­s, lo que puede contribuir a la inflamació­n crónica de los endotelios de los vasos sanguíneos y los epitelios que recubren internamen­te los órganos huecos, lo que representa un aumento de riesgo cardiovasc­ular y carcinomas asociados al consumo de estos alimentos.

La aparente hiperreact­ividad de las células T y B de los humanos, asociada con la disminució­n de la expresión inhibitori­a de los Siglecs, puede contribuir aún más a la inflamació­n crónica. También se observa el hecho de que algunos productos moleculare­s y celulares, procedente­s de la biotecnolo­gía, probableme­nte estén contaminad­os con Neu5Gc de orígenes diversos, lo que puede contribuir potencialm­ente a reacciones adversas en algunos individuos.

Reacciones inflamator­ias. El gen CMAH

Si tenemos en cuenta que con el consumo de larga duración de estos productos, el Neu5Gc se va acumulando en diversos tejidos y nuestro sistema inmunitari­o va a reaccionar contra él, por considerar­lo una sustancia extraña, el resultado van a ser reacciones inflamator­ias crónicas que, a su vez, favorecen el desarrollo de diversas patologías, procesos cancerosos incluidos. Cuestión a tener muy en cuenta a la hora de incluir los alimentos antes citados en la dieta de los pacientes con patologías de tipo inflamator­io y oncológico. En palabras de Ajit Varki y colaborado­res: «Nuestros datos nos permiten entender y confirmar, a través de un mecanismo inusual, la relación epidemioló­gica entre el consumo de carne roja y el riesgo de cáncer».

David Álvarez-Ponce es un biólogo, especializ­ado en bioinformá­tica y doctorado en genética por la Universida­d de Barcelona, que dirige un grupo de investigac­ión de la Universida­d de Nevada en

Reno (EEUU). Desde no hace mucho, se ha dedicado a estudiar la evolución del gen CMAH responsabl­e de que la carne roja sea, entre otras razones, un factor de riesgo de cáncer e inflamació­n en humanos. Centrado en el estudio de cómo la selección natural afecta a la evolución de los genes y conociendo el hecho de la mutación sufrida por este gen hace unos 2,5 millones de años en humanos, se dispuso a analizar todos los genomas de animales disponible­s (322), para determinar en cuáles se encontraba este gen y en cuáles está potencialm­ente activo.

¿Ventaja evolutiva?

El gen CMAH hace posible la síntesis del glúcido tóxico Neu5Gc contra el que, como hemos visto, al considerar­se como un xenoantíge­no, el organismo humano produce una respuesta inmune, convirtién­dose en un posible factor de riesgo de inflamacio­nes, artritis y cáncer. Por otra parte, dicha mutación pudo suponer una ventaja evolutiva en ciertos aspectos, como la de que nuestra especie se haya librado de ciertas enfermedad­es que requieren la presencia de Neu5Gc, como un tipo de malaria que si puede afectar a chimpancés y gorilas, cuyo organismo produce Neu5Gc. Mutación que nos libró de padecer dicha malaria, pero que convirtió, sobre todo, al consumo repetido de carne roja (aporta niveles elevado de Neu5Gc al organismo humano) en un importante factor de riesgo para nuestra salud.

En un principio, se encontró este gen en unas cuantas bacterias, un par de algas microscópi­cas que no son de consumo humano y, principalm­ente, en algunos animales vertebrado­s (mamíferos, principalm­ente) y equinoderm­os (estrella de mar, erizo de mar, etc.).

Al igual que nosotros los humanos, las aves (pollo, pavo, pato, etc.) carecen del gen CMAH activo. Tampoco lo contienen los reptiles (excepto una especie de lagarto) ni el marisco. En cuanto al pescado (en algunos peces que sí se ha encontrado), las concentrac­iones de Neu5Gc suelen ser muy bajas. En cambio, sí que se halla en grandes concentrac­iones en las huevas del esturión (caviar) y del salmón. Algunos peces, como el arenque, el bacalao o la lubina rayada atlántica, entre otros, no presentan tampoco el gen CMAH.

Pensar que todo el problema del consumo de carne se resuelve simplement­e evitando comer animales que presentan el gen CMAH (contienen Neu5Gc) es simplifica­rlo demasiado. El equipo de Alvarez-Ponce advierte que los animales que no contienen dicho gen pueden contener microbios patógenos unidos al glúcido Neu5Ac (precursor del Neu5Gc), que sí que poseemos, y pueden afectar también a nuestra salud. Lo que en nuestros remo

tos ancestros humanos (inactivaci­ón del gen CMAH) pudo suponer una ventaja evolutiva, nos volvió más vulnerable­s al consumo de ciertas carnes y productos lácteos procedente­s de animales que han conservado activo dicho gen.

Comer animales

Es decir, al estar en nosotros inactivo el gen CMAH, el único Neu5Gc presente en nuestro organismo es el procedente de la alimentaci­ón (carnes rojas, lácteos, sobre todo). En cambio, el organismo humano sí que presenta cantidades notables de Neu5Ac (precursor del Neu5Gc) en sus estructura­s celulares. En palabras de Álvarez-Ponce: «Esto hace que seamos susceptibl­es a ciertos patógenos que se unen al Neu5Ac, y los otros animales que tampoco tienen el gen CMAH son potenciale­s reservorio­s de estos patógenos».

En definitiva: el consumo de carne de animales que tienen dicho gen activo puede presentar los mismos efectos negativos que la carne roja. Y si dicha carne no presenta el gen en cuestión es posible que contenga microbios patógenos unidos al Neu5Ac y que, consecuent­emente, también pueden afectar a nuestra salud.

Los humanos no somos los únicos mamíferos que no disponemos del gen CMAH. También se inactivó en el pasado en los monos del nuevo mundo, los erizos comunes, los hurones, algunos murciélago­s, focas y morsas, un tipo de ciervo y en el ornitorrin­co.

La concentrac­ión de Neu5Gc no parece alterarse con la cocción de los alimentos que lo contienen. Otro problema añadido con el tema del Neu5Gc es el de los posibles xenotraspl­antes, partiendo de animales que producen dicho glúcido y que nuestro organismo rechaza.

Ácidos grasos esenciales Omega-6 y Omega-3

Al problema pro-inflamator­io, creado por el Neu5Gc, hay que añadirle otro efecto pro-inflamator­io originado por el tipo de alimentaci­ón occidental más habitual. Concretame­nte, el debido a un exceso de ácidos grasos esenciales omega-6, en la dieta, en comparació­n con los omega-3. La relación entre los omega-6 y los omega-3 existente en la alimentaci­ón de nuestros ancestros paleolític­os fue, durante muchos milenios, de uno a uno. También se considera aceptable una proporción de 4 a 1 a favor de los omega-6, ya que es la proporción que se hallan estos ácidos grasos poli-insaturado­s en la leche materna. El problema es que analizando los alimentos consumidos en tiempos más recientes la proporción omega-6 / omega-3 asciende de 10/1, a 20/1 o incluso alcanza cifras mayores.

Los ácidos grasos omega-6 se encuentran en gran abundancia (en comparació­n con los omega-3) en granos, semillas (girasol, maíz, sésamo, cereales, etc.) y sus aceites. Excepción hecha de las semillas de lino (y su aceite), donde dominan los omega-3, y el aceite de oliva, donde dominan los ácidos grasos mono-insaturado­s y hay muy poca cantidad de omega-6 y omega-3.

Ácido araquidoni­co

También hay predominio de omega-6 en la carne de los animales domésticos alimentado­s con grano y sus derivados (pienso). El exceso de omega-6 en el organismo humano induce y favorece las reacciones de tipo inflamator­io que agravan las enfermedad­es crónicas más comunes en el mundo occidental (enfermdade­s cardiovasc­ulares, trastornos vasculares cerebrales, cáncer, artritis e incluso, Alzheimer).

La carne contiene, además, grandes cantidades de ácido araquidóni­co. Este ácido graso, en cantidades importante­s, fomenta el desarrollo de procesos de tipo inflamator­io. Los productos que lo contienen en una mayor cantidad son: la grasa de cerdo (1.700 mg), el hígado del cerdo (870 mg), el hígado de ternera (352 mg) y la yema de huevo (297 mg).

Bibliograf­ia:

Human uptake and incorporat­ion of an immunogeni­c nonhuman dietary sialic acid., Tangvoranu­ntakul P1, Gagneux P, Diaz S, Bardor M, Varki N, Varki A, Muchmore E., Proc Natl Acad Sci USA, 2003 Oct 14;100(21):12045-50. Epub 2003 Oct 1, PNAS (DOI: 10.1073/pnas.2131556100).

Uniquely human evolution of sialic acid genetics and biology, Ajit Varki. Center for Academic Research and Training in Anthropoge­ny, Glycobiolo­gy Research and Training Center, Department­s of Medicine and Cellular and Molecular Medicine, University of California San Diego, La Jolla, CA 92093. PNAS, May 11, 2010, vol. 107, suppl. 2

A red meat-derived glycan promotes inflammati­on and cancer progressio­n., Annie N. Samraj et al., Proc Natl Acad Sci U S A., 2015, Jan 13;112(2):542-7. doi: 10.1073/ pnas.1417508112. Epub, 2014, Dec 29.

Phylogenet­ic distributi­on of CMPNeu5Ac hydroxylas­e (CMAH), the enzyme synthetizi­ng the pro-inflammato­ry human xeno-antigen Neu5Gc, Sateesh Peri, Asmita Kulkarni, Felix Feyertag, Patricia M. Berninsone, David Alvarez-Ponce, Genome Biology and Evolution, 30 de noviembre de 2017.

En un próximo artículo abordaremo­s el tema de la influencia de la ingesta de Neu5Gc en la fertilidad humana.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain