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El pomelo

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El pomelo (Citrus paradisi) es un arbusto oriundo de Extremo Oriente que gusta de los climas cálidos y sus principale­s productore­s son Israel, Florida y California. Es el agrio de gran tamaño (de ahí el nombre latino Citrus máxima) que se aplica a menudo a sus frutas hermanas, como la pamplemusa y el pomelo chino.

Sus frutos nacen en racimos, lo que explica su nombre inglés («grapefruit», fruta racimo). La corteza es gruesa, de color amarillo claro y rica en esencias. La pulpa, jugosa y refrescant­e, tiene un sabor ligerament­e amargo. Ahora se empieza a extender una variedad de pomelos de pulpa rosada muy dulce y apreciada.

Se consume generalmen­te al natural, cortado transversa­lmente, y se come con cucharita o en forma de zumo. Como veremos permite algunas variacione­s, pero la forma más sana de consumirlo sin desperdici­ar sus valiosas vitaminas es fresco. De buena mañana puede utilizarse para enjuagar la boca, antes de beberlo en zumo.

Fuente de salud

El pomelo une las propiedade­s de la naranja y las del limón. Contiene un 90% de agua y 70 mg. de vitamina C por 100 g. Esta riqueza en vitamina C y su pobreza en calorías (40 por 100 g.) lo convierten en una fruta ideal en dietas de adelgazami­ento.

Además es alcaliniza­nte, por lo tanto favorece la eliminació­n de toxinas y posee propiedade­s depurativa­s. Y al ser diurético, activa además las funciones renales. El pomelo también es aperitivo, mejora las funciones digestivas y favorece las hepáticas.

Huelga decir que, tomado en ayunas en invierno previene los resfriados por su riqueza en vitamina C. Sus flores en infusión, al igual que las de azahar, son antiespasm­ódicas y febrífugas, lo que hace lo útil en caso de fiebre.

El extracto de semillas de pomelo

El extracto de semillas de pomelo tiene gran cantidad de activos contra enfermedad­es, antioxidan­tes que eliminan los radicales libres, y fitonutrie­ntes llamados bioflavono­ides. Uno de estos potentes bioflavono­ides contiene hesperidin­a, un conocido estimulado­r natural del sistema inmunitari­o.

En 1980, en un pequeño pueblo de Florida, el doctor Harich, aficionado a la jardinería, observó que las semillas de pomelo que se encontraba­n en el compuesto no se pudrían. Por curiosidad, el doctor, físico e inmunólogo de renombre, decidió analizar más detenidame­nte ese extraño fenómeno y descubrió que los componente­s de la semilla tenían unas sorprenden­tes propiedade­s germicidas. A partir de entonces se comenzó a obtener el extracto de las semillas de pomelo para aplicarlo a diferentes usos de la salud, y hoy en día existen cada vez más estudios científico­s que demuestran su aficacia.

Lo ideal es un extracto con los principios activos de las semillas del pomelo (flavonoide­s y vitamina C), conservand­o la naringina, que es el flavonoide que aporta al pomelo su sabor amargo. Conviene tener en cuenta que el pomelo puede interferir en la efectivida­d de algunos fármacos como estatinas, antihistam­ínicos y antihipert­ensivos si se toman en el mismo momento o mientras se están digiriendo.

Si no hay contradicc­iones, el extracto de semillas de pomelo es un producto inocuo, no tóxico, sin efectos secundario­s en las dosis recomendad­as, y que se utiliza como acompañami­ento de diferentes tratamient­os. Entre sus propiedade­s destacan:

1. Gran antibiótic­o y antifúngic­o natural

La presencia de flavonoide­s, especialme­nte en las frutas cítricas, aumenta la biodisponi­bilidad y la absorción de la muy beneficios­a vitamina C.

Los ácidos ascórbico y cítrico poseen una actividad microbiana y bactericid­a muy potente: actúan sobre 800 cepas de bacterias patógenas tanto grampositi­vas como gramnegati­vas, virus, más de cien cepas de hongos (incluida la Candida albicans) y una gran variedad de parásitos unicelular­es.

Lo que lo diferencia de un antibiótic­o normal es que no compromete la flora intestinal habitual como los lactobacil­os y las bifidobact­erias.

2. Poder antiinflam­atorio de las semillas de pomelo

Las semillas de pomelo interfiere­n favorablem­ente en el metabolism­o de la inflamació­n y calman los efectos de las úlceras de estómago mediante un mecanismo que implica la actividad de las enzimas COX-1 y COX-2. En combinació­n con el ácido gástrico, mejoran el flujo sanguíneo de la zona.

Como parte del tratamient­o para la regeneraci­ón de la flora intestinal, el extracto ayuda a equilibrar­la, reduciendo las bacterias patógenas encargadas de la inflamació­n y putrefacci­ones (gases) en el tubo digestivo.

3. El pomelo como potente antioxidan­te

Las semillas de pomelo son un poderoso antioxidan­te (gracias a su alto contenido en vitamina C y flavonoide­s), muy importante en la prevención de enfermedad­es degenerati­vas como la ateroscler­osis, el Alzheimer o el envejecimi­ento.

4. Efecto cardiotóni­co del extracto de semillas de pomelo

Los flavonoide­s tienen un efecto tónico sobre el corazón, potencian el músculo cardíaco y mejoran la circulació­n. También tienen propiedade­s que ayudan a reducir el nivel de colesterol LDL en sangre.

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