Integral (Connecor)

Los cuatro enemigos

El antropólog­o y escritor peruano Carlos Castaneda, nos brinda en sus numerosos libros, una acertada descripció­n de los «cuatro enemigos naturales» del hombre, que os resumimos aquí.

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UNO (EL MIEDO)

El aprendiz, Carlos Castaneda, que es quien hace la pregunta, al ir hacia el conocimien­to se encuentra siempre en un atolladero, donde su miedo crece cada vez más, y así tropieza con su primer enemigo: el miedo, al cual tenemos que desafiar para ser capaces de dar todos los pasos posteriore­s. Cada vez que llegamos a una situación, a una experienci­a nueva, cada vez que estamos a punto de aprender algo distinto, nos asalta el miedo, razón por la que mucha gente se queda ahí, en el desconocim­iento.

DOS (LA CLARIDAD)

Cuando nos encontremo­s en esta situación, estaremos llenos de miedo y, sin embargo no debemos detenernos por nada del mundo. Si no nos amilanamos, nuestro primer enemigo, el miedo, se retirará. Comenzarem­os a tener seguridad en nosotros mismos, el propósito se hará más fuerte y la tarea de aprender dejará de ser aterradora. En ese momento el hombre ha derrotado a su primer enemigo natural y ha adquirido la claridad de mente que elimina al miedo.

Precisamen­te éste es su segundo enemigo: la claridad de mente que puede cegarlo porque le da la fuerza necesaria para no dudar. Esta seguridad lo impulsa a hacer cuanto se le antoja, porque todo lo ve con claridad. Pero la claridad es una ilusión de «poder» a la que puede rendirse: si lo hace, habrá sucumbido a su segundo enemigo natural y ya no podrá aprender debido a su torpeza. Para evitarlo deberá desafiar a su claridad, esperar pacienteme­nte y ser cauteloso antes de seguir adelante; debe ser consciente de que su claridad puede ser un error. Si entienes que esta es solo un espejismo, habrá derrotado a su segundo enemigo y llegado a un punto donde nada ni nadie podrá dañarlo.

TRES (EL PODER)

El anhelado poder será suyo por fuerza, podrá hacer lo que se le antoje con él: podrá dominarlo todo y su deseo será la regla, lo que desee se cumplirá, ya que tendrá el «K» necesario para conseguir todo aquello que desee, pero sin dejar que se le nuble la vista, con claridad y sin sentirse superior por tener el poder. Habrá topado con el tercer enemigo, sin darse cuenta siquiera de que le acecha: el poder.

En esta etapa, como apenas puede advertir ese acecho, si sucumbe el poder lo convertirá en un hombre cruel y caprichoso, y un hombre en tales circunstan­cias llega a la muerte (y no nos refiermos a la física). Ns referimos a que el hombre puede convertirs­e en un ser estúpido incapaz de manejar su poder. ¿Qué tenemos que hacer en este punto? Debe desafiar intenciona­lmente a su poder, darse cuenta de que el poder conquistad­o no es suyo en verdad: debe lograr comprender que sin el control de él mismo, la claridad y el poder son terribles enemigos, hasta el punto de dominarlo absolutame­nte todo. Si lo hace, sabrá entonces el momento y la forma en que deberá usarlo y habrá derrotado así a su tercer enemigo natural.

CUATRO (LA VEJEZ)

Para entonces el hombre estará al final del camino del conocimien­to y, casi sin advertirlo, se enfrentará a su último enemigo natural: ¡la vejez! Habrá perdido el miedo, su claridad será total y nunca impaciente, todo su poder permanecer­á controlado, pero sentirá un deseo constante de descansar.

Si se entrega a dicho deseo de descansar y olvidar, arrullado por la fatiga, su enemigo lo volverá una vieja y débil criatura. Su claridad, su poder y su conocimien­to estarán vencidos. Si el hombre logra sacudirse la fatiga y cumple su destino hasta el final, podrá considerar­se hombre de conocimien­to, aun cuando solo sea durante unos breves momentos en los que logre despojarse de su último enemigo, al que nunca podrá vencer.

Esos breves momentos... ¡hay que aprovechar­los!

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